21 de julio de 2011

Síntesis del libro El decrecimiento explicado con sencillez. 1 Parte


Como es algo habitual, vamos a sintetizar los diferentes capítulos del libro, El decrecimiento explicado con sencillez, y, a presentarlos en sucesivas entradas del blog para facilitar la lectura. En esta primera entrega, vamos a resumir los 5 primeros capítulos del libro- de un total de 20-.  

Los capítulos de esta primera entrega son: ¿Tan bueno y saludable es el Crecimiento Económico?; El hechizo de las Grandes cifras; Las miserias del Producto Interior Bruto; Las Grandes Problemas de Principios del siglo XXI y La Huella ecológica.

En ¿Tan bueno y saludable es el Crecimiento Económico? existe la creencia extendida que "dónde hay crecimiento económico hay cohesión social, los servicios públicos están asentados, la pobreza desaparece y, en fin, la igualdad gana terreno." Aunque no podemos negar que en algunos momentos se han derivado consecuencias positivas del crecimiento económico, lo que hay que preguntarse, es, si lo que pudo ser verdad en el pasado, sigue siéndolo en el presente o si el crecimiento es el principal problema que tenemos hoy.

Carlos Taibo cuestiona las virtudes que se atribuyen al crecimiento económico, recogiendo una docena de hechos:
1- El crecimiento económico no genera cohesión social.
2- El crecimiento no se vincula con la creación de puestos de trabajo y no permite reducir el paro.
3- El crecimiento económico implica agresiones medioambientales irreversibles. La preservación del nivel de vida de los países ricos ha supuesto agresiones contra el medio natural de los países del sur.
4- Una consecuencia del crecimiento económico es el agotamiento de recursos naturales.
5- Señalar que el crecimiento económico de los países ricos depende del expolio de los recursos humanos y materiales de los países del Sur. Nuestro bienestar nace de una dramática reducción de los derechos de los habitantes de los países pobres.
6- El crecimiento nos conduce a un modo de vida esclavo. Tendemos a pensar que seremos más felices cuantas más horas trabajemos, más dinero ganemos y más bienes consumamos. Hay una falsa identificación entre consumo y felicidad y bienestar.

 En El hechizo de las grandes cifras, las grandes cifras muy a menudo son fuente de engaños y manipulaciones. Carlos Taibo pone 2 ejemplos donde identifica estas trampas que rodean a los indicadores económicos. El primero hace referencia al estudio de los sistemas de transporte de EE.UU y China del premio nobel Wassily Leontieff en los años 70. Leontieff comparó ambos sistemas y calibró cómo esos sistemas de transporte satisfacían las necesidades reales de la población. El sistema chino satisfacía más las necesidades de sus ciudadanos que el sistema americano. El segundo hace referencia al gasto sanitario anual per cápita entre Cuba y EE.UU. Por cada dólar per cápita que se destinaba a la sanidad cubana se desembolsaban algo más de 20 dólares en EE.UU. Pese a ello, las cifras cubanas en materia de esperanza de vida al nacer y mortalidad infantil resultaban ser muy similares a las norteamericanas. Esto demuestra que si se dedica 20 veces más recursos que otro a determinadas actividades no se obtiene resultados superiores.
                                                            
En Las miserias del Producto Interior Bruto, los indicadores económicos que el sistema capitalista maneja, lo que contabiliza como crecimiento, es todo aquello que supone producción y gasto. El indicador por excelencia es el Producto Interior Bruto (PIB). En los indicadores oficiales, se da por descontado que la distribución de la riqueza es equitativa, de manera que, se identifica en el PIB un termómetro decisivo para evaluar los niveles de vida y de salarios de los ciudadanos de un país. Es inevitable que, hayan proliferado instrumentos de medición alternativos, que toman en consideración los aspectos olvidados por los indicadores oficiales. Un ejemplo es el índice de Bienestar Económico Sostenible (IBES) que recoge una veintena de aspectos ignorados por el capitalismo.

En Los grandes problemas de principios del siglo XXI,  los grandes problemas del siglo XXI son - para Carlos Taibo-:
1-El endurecimiento de las condiciones de trabajo: Como resultado del proceso de globalización se ha registrado en todo el planeta, un endurecimiento de las condiciones laborales. Detrás de ese endurecimiento es fácil apreciar la influencia de 2 grandes mitos: Productividad y Competitividad obedecen a los intereses empresariales y son los fundamentos principales de una globalización que se desentiende de los problemas sociales y medioambientales.
2- La pervivencia de la relación Norte- Sur: La relación entre el Norte y el Sur sigue marcando la vida del planeta. Su efecto principal es la existencia de enormes diferencias entre ambas partes. Existe un intercambio desigual y una dependencia del Sur con respecto a los intereses de las grandes empresas transnacionales del norte.
3- El agotamiento de las principales materias primas energéticas: Estas materias se hallan en rápido proceso de agotamiento con lo cual es evidente que empezarán a escasear y sus precios subirán. Fuera del ámbito de las materias primas los problemas no faltan. Por ejemplo, los niveles de agua potable por habitante se reducirán en un tercio en los próximos veinte años y caerán a la mitad de los actuales de aquí a 40 años.
4- El cambio climático: El último de los grandes problemas es el cambio climático. Los signos del cambio climático son varios. El primero es un ascenso de las temperaturas en el siglo XXI entre un 1,4 y un 5,6ºC. El segundo es la subida del nivel del mar. En este caso los pronósticos anuncian un ascenso entre 20 y 88 cm en el siglo XXI. Por otro lado, un informe encargado por el Pentágono identifica diferentes consecuencias: escasez de alimentos, descenso de la cantidad del agua dulce y acceso limitado a las materias primas estratégicas debido al deshielo y a las tempestades. Las migraciones que muchos de estos procesos pueden generar serán enormes.

En La huella ecológica, la huella ecológica mide la superficie que necesitamos para mantener las actividades económicas hoy existentes. Todos los estudios concluyen que el crecimiento imparable de la huella ecológica se debe a que los países del norte viven muy por encima de sus posibilidades. Por decirlo de una manera, desde el siglo XVIII estamos acrecentando sin pausa nuestra deuda ecológica. Si en 1960 empleábamos el 70% del planeta, en 1999 hacíamos lo propio con un 120% y el 2050 lo haremos con un 200%. La huella ecológica remite directamente a un problema: los límites medioambientales y de recursos del planeta. Ante este escenario, es conveniente rescatar 2 opiniones de Cornelius Castoriadis. Respecto a la primera, Castoriadis confesó su perplejidad ante un hecho: quienes piden reformas son tildados de soñadores, y en cambio, nuestros dirigentes políticos se nos presentan como personas ecuánimes que tienen respuestas objetivas a todos los problemas. El segundo, Castoriadis consideraba que ante una situación tan preocupante como la que se nos viene encima deberíamos actuar como lo haría un padre de familia diligente. Él definía a ese padre de la siguiente manera “Ese padre sólo podrá reaccionar- parece- de una manera: colocando a su hijo en manos de los mejores médicos para que determinen si el diagnóstico se ajusta o no a la realidad. Lo que no podrá hacer, en cambio, es quedarse cruzado de brazos sobre la base de la idea de que, si es posible que su hijo tenga una gravísima enfermedad, también es posible que no la tenga… ”.


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