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30 de abril de 2015

Cuarto fallo de mercado en la integración transfronteriza: los desequilibrios globales.

Los tres capítulos anteriores hablamos sobre tres tipo de fallo de mercado: la concentración, las externalidades globales y los problemas de información. En este capítulo, los desequilibrios globales, vamos a centrarnos en los desequilibrios transfronterizos. Se está produciendo un aumento del desequilibrio comercial y de capitales a nivel global. Al mismo tiempo, se discute si debe haber o no una intervención política al respecto: "Mientras, los países que tienen grandes déficits comerciales, Estados Unidos en especial, se muestran más receptivos a los argumentos 1.0 a favor del proteccionismo y el mercantilismo como formas de reducir los requisitos externos de préstamo." En la primera mitad del capítulo, Pankaj Ghemawat se centra en los desequilibrios de capital. Centrándose, en los desequilibrios comerciales y de inversión entre EE.UU. y China. Mientras que, en la segunda mitad, se centra en los desequilibrios demográficos entre diferentes regiones del mundo y como se podría mitigar con una mayor "migración transfronteriza."

Los desequilibrios de capital tienen relación con los desequilibrios comerciales. En una economía cerrada no existe ningún desequilibrio entre ambos: "el comercio es cero y los ahorros equivalen a la inversión." Es el comercio el que "hace de brecha entre los ahorros y las inversiones." Si un país tiene superávit comercial, sus ahorros superan a la inversión nacional, y si tiene déficit comercial, justo el fenómeno contrario. A falta de otros flujos de capital, hay que añadir la balanza comercial y la balanza de pagos. ¿Qué son?: "El ahorro nacional menos la inversión nacional equivale a la balanza comercial: exportaciones menos importantes. Y añadiéndole otros tipos de flujos de capital, los ahorros menos las inversiones se convierten en el equivalente a la balanza de pagos: la balanza comercial más renta neta de los factores de producción exterior y el pago de transferencias netas." Los superávits o los déficits crónicos a nivel nacional implican mayores desequilibrios que tienden a acumularse. Estos efectos tienen repercusión en la inversión internacional de un país. Respecto a los desequilibrios de la balanza comercial, han aumentado estos últimos años a nivel mundial. El motivo fundamental es la demografía: "Advirtamos de momento que la relación entre edad y propensión al ahorro es muy intuitivo: los jóvenes no pueden ahorrar demasiado y muchos piden préstamos para ganarse los estudios; los adultos ahorran en su etapa laboral, pero luego se gastan los ahorros durante la jubilación. Esto sugiere, entre otras cosas, que puesto la parte de la población de ahorradores principales llegará a su máximo en los países desarrollados mucho antes que en las economías emergentes, los desequilibrios- con los mercados desarrollados incurriendo cada vez más en déficits de balanza comercial y los mercados emergentes, en superávits- irán aumentando hasta 2025." Sin embargo, la demografía no explica totalmente los actuales desequilibrios de balanza comercial.

Éste es el caso de China y EE.UU. Pankaj Ghemawat acuña el término "Chimérica" para describir la relación entre los dos países que se caracteriza por un superávit comercial de China y por un déficit comercial de EE.UU. ¿Cuáles son sus efectos? Pankaj Ghemawat lo resume así: "El superávit de China se añade a sus reservas de moneda extranjera, como lo hacen sus adquisiciones de moneda extranjera que entra en el país, destinados a mantener bajo el dinero chino. Estas reservas se utilizan para financiar los préstamos adicionales del gobierno estadounidense- China es el mayor poseedor del mundo de tesoro estadounidense- y ayudar a apuntar el dólar. Esto, a su vez, alimenta el consumo de Estados Unidos  y los déficits comerciales, perpetuando los desequilibrios." ¿Cómo un país como China ha podido financiar el déficit de balanza comercial de Estados Unidos? Para poder comprenderlo, hay que analizar las balanzas comerciales de ambos países. Existen desequilibrios internos- una brecha entre ahorro e inversión- como externos- déficits comerciales y "disparidades monetarias"- entre China y EE.UU que explican esos desajustes entre las balanzas comerciales de ambos países.

El siglo XXI es el "siglo del envejecimiento", dejando atrás al "siglo del crecimiento de población", que había sido el siglo XX. La población mundial llegará a los 9.000 millones a mediados del siglo XXI. Detrás está la llamada "transición demográfica" que está consolidada en los países ricos, "pero en etapas distintas y progresando a ritmos diferentes por el mundo en vías de desarrollo." La relación entre demografía y economía ha evolucionado desde los planteamientos maltusianos. Las investigaciones actuales indican que no hay efectos positivos ni negativos del crecimiento de población sobre la renta per cápita. Sí, sobre la distribución por edad de la población: "Una gran cantidad de niños como en Níger o una amplia proporción de jubilados como en Japón representan que cada trabajador ha de mantener a más dependientes, lo cual dificulta la acumulación de riqueza." Una solución a estos desequilibrios demográficos es el aumento de las migraciones. Dicho aumento suscita miedos en la población receptora de la inmigración. Actualmente, los flujos migratorios son menores que los flujos de capital  y de mercancias, con sólo un 3% de la gente viviendo fuera de su país, "la misma proporción que hace 50 años." ¿por qué no se ha disparado el número de inmigrantes? "La respuesta es que mientras los beneficios de la migración netos después de su coste han subido, han aumentado las barreras para bloquear su crecimiento." Las políticas de la mayoría de los países están más centradas en restringir que en facilitar la migración. La mayoría de las migraciones no son a países desarrollados: "El 60% de la migración desde países en vías de desarrollo es hacia otros países en vías de desarrollo. Un 37% es de países en vías de desarrollo a países desarrollados, y el resto 3% es desde países desarrollados a países en vías de desarrollo." También, la mayoría de los que emigran "se quedan dentro de sus regiones natales; un 60% se va a un país con la misma religión principal, un 40, a un lugar en el que se habla el mismo idioma principal, etcétera." ¿Cuáles son los beneficios de la liberalización de los flujos transfronterizos? Para los inmigrantes que se trasladan de un país pobre a uno rico, "tienen enormes beneficios económicos, culturales, administrativos y geográficos." Sin embargo, también existen miedos a la inmigración en los países receptores y en los países emisores.

En los países receptores, el flujo constante de inmigrantes crean tensiones en los mercados laborales. Los "trabajadores nativos" temen que la llegada de inmigrantes signifique una mayor competencia, sueldos menores y mayor desempleo. Y, esto sería cierto, "si todos los trabajadores fueran idénticos y la demanda de mano de obra fuera fija." Pero, la realidad es que el trabajo de los inmigrantes sustituye parte del trabajo de otros nativos, ayudándoles a mejorar sus perspectivas de empleo y sueldo." Al mismo tiempo, los inmigrantes "precisan bienes y servicios en las economías a las que se incorporan, lo cual crea trabajo adicional para los nativos." Quizás, si deberíamos preocuparnos acerca del impacto de las migraciones sobre los trabajadores no cualificados o con baja cualificación de los países desarrollados. La inmigración puede ayudar a corregir los desequilibrios demográficos en los países desarrollados aunque no es nunca la panacea. Las migraciones pueden ser útiles, "pero también plantean cuestiones difíciles sobre cómo gestionar las transiciones y reforzar los requisitos de regreso, a la vez que se respetan los derechos y los intereses de todas las partes implicadas." De modo que la inmigración debe formar parte de un conjunto de políticas: impulso de la productividad, incremento de la fertilidad, etc. Nunca sustituyen a estas políticas. No, como única medida. Otros miedos relacionados con la inmigración que cabe prestar atención, son "los miedos culturales y administrativos." Desde el punto de vista cultural, habrá quien quiera evitar la inmigración para preservar "el carácter étnico e histórico-cultural de sus comunidades." Y, desde el punto de vista administrativo, existe la creencia de que la inmigración puede disparar los niveles de delincuencia. Otro miedo "administrativo" es el uso de los servicios de bienestar por parte de los inmigrantes, suponiendo una sangría de estos recursos para los países receptores. La insistencia en estos argumentos refleja según Pankaj Ghemawat,"la convicción "todo o nada" de que hay una cantidad fija de prosperidad de la que disfrutar, y que si se la llevan los inmigrantes, quedará menos para repartir entre los nativos."

En los países emisores, el gran miedo es "que la fuga de cerebros o la partida de profesionales cualificados marchándose a ganar sueldos superiores a los países ricos priva a la economía local del talento y se lleva los beneficios que cabría esperar de la escasa inversión que el país ha hecho en educación." Esta preocupación se contrarresta por los beneficios que reciben los países emisores, cuando los emigrantes se marchan al extranjero. El beneficio más evidente son las remesas. Por otro lado, los emigrantes "traen de vuelta conocimientos a sus países en vías de desarrollo." Así, la movilidad de los trabajadores cualificados "dista mucho de ser una pérdida pura o una fuga de cerebros para los países en vías de desarrollo."
Pankaj Ghemawat desequilibrios globales



9 de octubre de 2014

Origen de la política del hijo único en China

En 1979, es el primer año que se aplica la política del hijo único. Violar la ley podía significar una multa equivalente a más de un año de salario: "Todavía hoy es así, y la cantidad varía por provincias y en función de lo cerca que están los funcionarios locales de planificación demográfica de cubrir sus cuotas mensuales." Para las mujeres que preferían morir antes que abordar, se les ofrecía "una soga o una botella de veneno." China tenía que controlar los nacimientos. La controvertida política del hijo único ha dado paso a un progresivo relajamiento: "Unas 22 excepciones jurídicas han permitido al 35 por ciento de las familias tener al menos dos. Además de la excepción rural, desde 2002 a las 56 minorías étnicas de China se les permite tener tres hijos a fin de evitar su disminución hasta la extinción cultural. También se han concedido exenciones a los mineros, a los discapacitados y a los niños discapacitados y en el caso de los niños nacidos en el extranjero." En los últimos años, a los hijos únicos se les permite tener dos. Aunque la mayoría no tienen más de un hijo por el costosísimo mantenimiento de los hijos. Pero, ¿ hasta qué punto China puede seguir creciendo? Actualmente, hay al menos 150 ciudades chinas con más de un millón de habitantes. En 2025 habrá 220. Hoy la mitad de la población china vive en ciudades y se espera que en 2030 las 3/4 partes vivirán en ellas. Aunque la tasa de fecundidad china descendió al nivel de sustitución después de implantar la política del hijo único seguirá creciendo durante otra generación. En 2012, China todavía sumaba un millón de personas más cada 7 semanas. Alrededor de 2030, el número de habitantes de China alcanzará el punto máximo, entorno a unos 1.500 millones, para posteriormente producirse una reducción drástica "a medida que vayan falleciendo los miembros de la generación de transición entre la China de alta fecundidad y la China de baja fecundidad." En 2100 volverá a haber menos de 1.000 millones de chinos. El problema es qué ocurrirá a partir de ahora y hasta entonces. Esa generación de transición es la que preocupa porque está envejeciendo. Una de las consecuencias imprevistas de la política del hijo único en China, es la ausencia o disminución de chicas en el censo. Y, junto a esto, otro de enormes repercusiones: el cuidado de los ancianos ahora que hay menos jóvenes.

A finales de la década de 1950, se empezó a hablar de planes para estabilizar la población china entre los 700 y los 800 millones de habitantes. Pero la idea de restringir el crecimiento demográfico se concebía como "una desviación radical del comunismo." Esta interpretación se debe a Marx y a Engels que habían condenado a Thomas Robert Malthus por sugerir que la presión de la superpoblación sobre los recursos limitaría la producción. Más bien, es lo contrario: "la población proporciona recursos de trabajo que incrementan la producción."Al principio, esa era la creencia de Mao Zadong: "la población era una fuerza, no un estorbo." Pero tras el llamado "desastre del Gran Salto Adelante", que consistió en sacar a China de la vida agraria e introducirla en la era industrial, cambió de sentido. Empezó a reclutar científicos para que ayudarán a estabilizar la población china. La idea del control de la población había surgido en 1953 a raíz de un censo que revelaba que había casi 600 millones de chinos. Mao Zadong alternó 2 posiciones: "Durante el Gran Salto Adelante, primero propuso la planificación estatal de la natalidad, pero luego la abandonó y acosó a sus demógrafos."

Sin duda, fue la Revolución Cultural china de 1966 sentó las bases de la política del hijo único a través del programa de control de mísiles. En 1958, la Universidad Jiaotong se trasladó a la antigua capital china de Xi'an. Fue en esa universidad donde se desarrollaría los programas de control de mísiles:"fue así como se dio la extraña circunstancia de que la política del control de la natalidad más famosa y severa del mundo, algo que normalmente pertenece al ámbito de los sociólogos y demógrafos, terminó siendo diseñada por un par de ingenieros de misiles." Ese desarrollo no hubiera sido posible sin la contribución de Qian Xuesen, un ingeniero chino que había obtenido un máster en el MIT y un doctorado en el Caltech. Durante la era McCarthy fue purgado y se le mantuvó bajo arresto domiciliario hasta mediados de la década de 1950, año en que regresa a China. Qian se convirtió en el asesor científico de Mao Zedong y Zhou Enlai y en el padre del programa de mísiles chino. El protegido más brillante de Qian Xuesen, Song Jian, aplicó "su teoría y la potencia computacional de la división de mísiles al desarrollo de modelos para las crecientes necesidades de planificación social de China." Song Jian pudo viajar a Occidente y tenía acceso a su bibliografía científica: "Era consciente de que cuantificar el agua dulce, los suelos y la contaminación, además de la demografía humana y entender cómo interactuaban, era fundamental para dirigir el desarrollo económico y social." Song Jian junto a Jiang Zhenghua se centraron en la población como "el parámetro del ecosistema más fácilmente cuantificable." El objetivo era determinar "cuántos seres humanos constituían el número adecuado para su país." En 1979, Song Jian y Jiang Zhenghua presentaron sus respectivas investigaciones por separado en el Simposio Nacional de Teoría de la Población celebrada en Chengdu, la capital de la provincia de Sichuan. El simposio sobre población estaba constituida por demógrafos, sociólogos, humanistas y etnógrafos. A este simposio asistieron Song y Jiang por separado: "Presentamos 2 ponencias distintas. Ninguno de los dos sabía qué había estado haciendo el otro. Él utilizó unas matemáticas diferentes de las mías. Pero no había mucha diferencia en el proceso ni en los resultados." Calcular la capacidad de carga de China implicaba múltiples variables: "para ellos se habían centrado en la tierra cultivable, en los recursos de materias primas disponibles o escala local, en el coste de importar los demás, y en el potencial( y el coste) económico de cada persona adicional." Los estudios concluían que la población óptima para China se situaría entre los 650 y los 700 millones de habitantes. Pero China había superado ya los 900 millones y seguía creciendo. Song concluyó que de mantenerse la tasa de fecundidad que había en ese momento, de tres hijos por mujer, en 2075 China tendría más de 4.000 millones de habitantes.

De repente, el tema del control de la población salió "de la oscuridad de un congreso académico y se convirtió en una noticia nacional." La publicación, en el Diario del Pueblo, del artículo de Song, en que abogaba por la política del hijo único para frenar el crecimiento demográfico, llevó al gobierno de Deng Xiaoping a la oficialidad de dicha política en 1980. No obstante, los modelos matemáticos, que sustentaban la política del hijo único, tendrán consecuencias sociales imprevisibles, que habían pasado por alto a los investigadores. Problemas como: "¿cuál era el valor de un hijo en una granja en comparación con una ciudad?" o "¿cuál era el valor tradicional de un niño en comparación con una niña, y cómo cambiaban dichos valores en función de la clase social y del entorno?" Detrás de estas preguntas había otra subyacente: "¿acaso recurrir a instrumentos matemáticos para organizar el comportamiento humano no era deshumanizador?" Una de las consecuencias más dañinas de la política del hijo único es el desequilibrio demográfico entre hombres y mujeres. La discriminación entre hombre y mujer existía en China desde mucho antes de la política del hijo único. El desequilibrio era favorable a los niños, 118 por cada 100 niñas. Este desequilibrio se debe a varios motivos: al infanticidio, al aborto selectivo y al no registro de los nacimientos de niñas. El infanticidio femenino en China había sido una práctica habitual durante el desarrollo de la política del hijo único pero después dicha política se relajó para permitir que las parejas de las zonas rurales, cuyo primer hijo fuera una niña, pudieran tener un segundo hijo. El aborto selectivo se produce desde que se puede comprobar el sexo del feto. Un año antes de la aprobación de la política del hijo único, China comenzó a fabricar aparatos de ecografía. Al poco tiempo, en gran parte del país no era difícil para una mujer averiguar el sexo del feto. El no registro de los nacimientos de las niñas puede explicar el superávit de niños. Muchos nacimientos de niñas no se registran. Otros investigadores sostienen que el déficit de niñas se debe a la adopción tanto nacional como internacional. Se calcula que China tiene entre 24 y 50 millones más de varones que de hembras, más de la mitad de ellos, son hombres en edad de casarse que no encuentran pareja. Durante las próximas décadas, el número de chinos de entre 20 y 30 años bajará en casi la mitad, mientras que el número de los que superan la edad de jubilación aumentarán aún más deprisa. China, igual que Europa, le preocupa que haya pocos jóvenes en activo cotizando a la seguridad social para garantizar las pensiones de tantos ancianos.

El "experimento" de un hijo por familia en China tiene sus pros y sus contras: "Sin él, hoy había cientos de millones de chinos más en un país donde el agua, la pesca y las tierras de cultivo se están volviendo ya cada vez más escasos. Pero también ha revelado los potenciales peligros del control de la población, como el cruel e inesperado sesgo de género de una generación que necesitará como mínimo otra más para restablecer el equilibrio."

China