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21 de octubre de 2014

Japón: decrecimiento demográfico y prosperidad económica

Japón es el primer país que afronta el inevitable destino del envejecimiento de la población. Japón crece por debajo de la tasa de sustitución. El crecimiento demográfico continuo de la población japonesa, antes que cayera en picado su tasa de fecundidad, ha llegado a su fin. En el caso de Japón, no hubo ningún programa deliberado para frenar su crecimiento demográfico. En 1931, Japón se encontraba en una situación sin precedentes: su población había aumentado a 65 millones de habitantes, muchos más que los que podía alimentar. Japón vio que Manchuria era un territorio poco poblado adonde podía desplazar su propio excedente de población. En 1937 el expansionismo japonés había ocupado más territorio chino. Después de la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial, los sueños imperiales de Japón se desvanecieron. Los soldados japoneses volvieron a Japón y se produjó una explosión demográfica. A diferencia de los EE.UU, la economía japonesa estaba arruinada. Pese a ello, durante los 5 años siguientes la población de 72 millones de habitantes que tenía durante la guerra se disparó hasta alcanzar los 83 millones. El país que 2 décadas antes no podía alimentarse ahora tenía a millones de personas al borde de la inanición. A finales de la década de 1940, muchas japonesas que no podían alimentar a sus hijos, buscaban formas de abortar. En 1948, Japón aprobó la Ley de Protección Eugenésica, legalizando la contracepción, el aborto y la esterilización por motivos de salud. Un año después, se amplió la ley para incluir el aborto y la planificación familiar por razones económicas. Así fue como Japón cortó la explosión demográfica de la posguerra. Pronto las tasas de natalidad se acercaron al nivel de sustitución.

Volviendo a la actualidad, el mundo está observando a Japón cómo va afrontar la transición demográfica hacia tasas de natalidad y de mortalidad bajas. La primera generación decreciente de Japón está llegando ahora a la edad de jubilación. Con la esperanza de vida más alta del mundo, su población anciana seguirá aumentando. En 2040, había en Japón un centenario por cada nuevo bebé. Pero antes, que esto suceda, las cifras de Japón se desplomarán de golpe. Este "destino demográfico" no se puede revertir, y ya ha comenzado. En 2006, por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, Japón registró más fallecimientos que nacimientos. La población alcanzó un máximo de 128 millones de habitantes. Desde entonces ha ido descendiendo año tras año. Antes de 2060, Japón volverá a estar entorno a los 86 millones de personas, las que había en 1950. Habría una solución rápida a los problemas demográficos de Japón. La inmigración podría ser una solución a corto plazo. Pero para Japón no es una opción real porque valora la homogeneidad de su población. Sólo el 2% ha nacido en el extranjero.
decrecimiento demográfico Japón

Japón se está convirtiendo en un laboratorio con respecto a cómo se va a afrontar, si decidimos que, para disminuir el impacto de los seres humanos en el medio ambiente, debemos reducir nuestra presencia en el planeta. El ser humano no nos contentamos simplemente con prosperar. Siempre queremos más. La economía se concibe bajo un crecimiento perpetuo: "Las noticias económicas juzgan cuán saludable es la economía en función de si, por ejemplo, ese mes la vivienda ha empezado a subir o a bajar; no importa que cada nueva vivienda extiende la aglomeración urbana aún más lejos, destruya el paisaje y exista más recursos para dotarla de fontanería, alcantarillado, electricidad y carreteras. Esa vivienda representa un beneficio para los promotores inmobiliarios y agentes de la propiedad, y puestos de trabajo. El mantenimiento durante toda su vida útil creará aún más empleos. Y la economía seguirá creciendo." Pero, ¿Qué sucederá durante la transición hacia una sociedad más pequeña, con menos consumidores y menos trabajadores que paguen la seguridad social, y por tanto, con un aumento constante de ancianos improductivos y personas dependientes? ¿Y qué sucederá si llegamos a una cifra óptima de seres humanos que pueda utilizar recursos a un ritmo renovable, de modo que alcancemos un equilibrio con el planeta? Mantener un nivel así, significaría no crecer nunca por encima de él. ¿Podemos hacer eso? ¿Podemos tener prosperidad sin crecimiento?

Japón no tiene otra opción más que convertirse en la primera sociedad moderna en intentarlo. Esta situación de decrecimiento podría terminar siendo beneficiosa para Japón. Matsutani, profesor emérito del Instituto Nacional de Posgrado de Estudios Políticos, lleva diciendo que la economía de Japón está demográficamente condenada a reducir su tamaño. Matsutani es el autor del libro Shrinking- Population Economics: Lessons from Japan. En él, Matsutani dice "una vez que la burbuja de la edad estalle por la parte de los ancianos y mueran las generaciones de elevada fecundidad, las generaciones posteriores se nivelarán, y la pirámide se irá convirtiendo en un cuadrado a medida que el número de niños se aproxime más al de los fallecidos. La gente no dejará de tener bebés, y si la fecundidad se reajusta hacia los 2 hijos por pareja, la población se estabilizará."
Sin embargo, reconfigurar la demografía de un triángulo a un cuadrado en un país con una esperanza de vida tan elevada, requiere al menos un siglo. Sea como fuere, la población no crecerá, lo que nos lleva a plantearnos: ¿qué pasa con la economía? La economía capitalista predica el crecimiento perpetuo "como una verdad patente". Aunque fuera posible una economía en permanente expansión, hay dos formas de lograrlo: la primera, inventando constantemente productos nuevos y la segundo, encontrando consumidores nuevos. Akihiko Matsutani está convencido que Japón puede tener una economía viable porque no tiene otra opción. Aunque Matsutani está de acuerdo que una población más pequeña significa menos presión sobre los recursos y la tierra, advierte que la transición hacia un número menor de gente generará "presiones distintas sobre el medio ambiente."

decrecimiento demográfico Japón

¿Puede existir una prosperidad sin crecimiento? Los economistas llevan décadas reflexionando entorno a la idea de una economía de prosperidad sin crecimiento, sobre todo a partir de la publicación del libro Los límites del crecimiento. Para Herman Doly, profesor de economía de la Universidad de Maryland, e, impulsor y creador del concepto de estado estacionario, "se trata simplemente de la ley de los rendimientos decrecientes: si produces demasiados bienes, estos ya no serán tan buenos." Según Herman Doly, superado un nivel óptimo de crecimiento, "el crecimiento se vuelve estúpido a corto plazo e imposible de mantener a largo plazo." Pero una cosa es identificar lo que no funciona y otra muy distinta, descubrir qué funcionaría y cómo hacer la transición hacia una economía estancionaria. Existe un modelo para la economía del estado estacionario: la propia Tierra. Ni la superficie ni la masa de la Tierra crecen. La actual economía globalizada significa literalmente "una economía del tamaño de nuestro planeta" pero que ya no tiene espacio para expandirse. En una economía del estado estacionario no buscaríamos formas de alimentar el crecimiento porque viviríamos según los recursos de nuestro planeta. En una economía del estadio estacionario, la población permanecería más o menos estable, al igual que, el consumo. Pero, solo la transición, hacia una economía estacionaria, da vértigo "porque a lo largo de toda la historia humana hemos estado haciendo exactamente lo contrario, y casi todas las personas que hoy están vivas no conocen ninguna otra forma de actuar."

Herman Doly, junto a Joshua Farley, ha pasado mucho tiempo reflexionando sobre la política monetaria. La mayoría de la gente no sabe de donde viene el dinero ni cómo se crea. Cuando el dinero estaba respaldado por su valor nominal, en plata o en oro, había límites a la cantidad de riqueza que podía fluir en todo el mundo. Hoy, se trata de "dinero virtual" que el banco crea al prestarlo en una "pantalla de ordenador." Y, al menos que la economía crezca constantemente, "no hay ningún nuevo flujo de dinero que permita pagar el principal más los intereses." En el marco de nuestro sistema monetario, la única alternativa a esto es un crecimiento infinito. De modo que tenemos que cambiar radicalmente el actual sistema monetario. ¿Y cómo podríamos hacerlo? El cambio parece bastante sencillo. Se trata de negar a los bancos el derecho a crear dinero. En lugar de ello, la creación del dinero volvería a estar en manos del Estado. Éste puede crear dinero gastándolo en bienes públicos o puede crear dinero prestándolo a administraciones locales o a industrias esenciales a un interés cero. A un interés cero, cuando el dinero se devuelve, se destruye. De ese modo, no hay un incremento de la masa monetaria. El Estado no tendría que pedir dinero prestado y por tanto, no sería necesario subir los impuestos para devolver el dinero más los intereses. En una economía estacionaria, el gobierno gastaría en cosas que beneficiaran al 100% de la gente, creando puestos de trabajo y redistribuyendo el dinero de forma igualitaria entre el conjunto de la sociedad. A escala global, una redistribución más equitativa de la riqueza más una reducción de la población, constituye las dos caras de la misma moneda. ¿Cuál sería el coste de esa transición hacia la economía estacionaria? La transición a una economía estacionaria,"implicaría un enorme cambio de mentalidad y de sensibilidad por parte de los economistas, los políticos y los votantes. Pero la alternativa a una economía estacionaria resulta biofísicamente imposible." Un mundo, donde la mayoría disfrutaría de un estilo de vida europeo, requeriría menos gente. Si queremos un mundo más próspero, hemos de reducir el tamaño de la población. Ambas cosas van de la mano.

Eso es exactamente lo que el economista Akihiko Matsutani ve, la prosperidad en la reducción de la población. La transición a una población más pequeña con una proporción alta de ancianos no será fácil. En una economía decreciente con una población que envejece, la gente tendrá que ahorrar más para su propia jubilación y arreglárselas con unos ingresos reducidos. Akihiko Matsutani considera que esos ahorros ayudarían a financiar las necesidades de los ancianos. También, el tamaño del Estado se reduciría, eso supondría unos ahorros que se podrán invertir allí donde se necesite. Otro beneficio de una población más anciana es que la sociedad se volverá más pacífica y no habría guerras por los recursos. En definitiva, habría más recursos para cuidar a los ancianos "hasta que las diferentes edades volvieran al equilibrio, nivelándose con el paso de cada generación hasta llegar a una población más pequeña, más frugal y con más espacio para saborear la vida."

ancianos japoneses

5 de septiembre de 2011

Mi reflexión sobre Crecimiento y Desarrollo económico

Quisiera antes de finalizar con el libro, el decrecimiento explicado con sencillez de Carlos Taibo, aportar mi propia reflexión sobre la relación entre crecimiento y desarrollo económico. De la lectura del libro se extrae la conclusión de que el decrecimiento no es una alternativa al actual modelo de crecimiento económico sino que es la única opción factible para no llevar al colapso a las sociedades occidentales y dar así una oportunidad a otras sociedades. El crecimiento económico, basado en el consumo de recursos naturales no renovables para el desarrollo de las economías de los países ricos, es hoy insostenible ecológicamente. Hemos superado con creces los límites ecológicos del planeta: la capacidad de regeneración de los recursos naturales está amenazada por nuestro crecimiento y desarrollo económico. Concretamente, por un modelo económico depravador y suicida basado en la ilusión de un crecimiento ilimitado independiente de los límites de la propia ecología. Una economía desligada de la ecología del planeta. Ese grado de independencia del sistema económico está detrás de la explotación irracional del medio ambiente con fines económicos sin reparar en las consecuencias devastadoras para los ecosistemas del planeta y para las generaciones futuras.

El planeta es un mundo finito. En un planeta finito no podemos crecer y crecer sin que en algún momento no se detenga dicho crecimiento. El crecimiento tiene un límite, llegado a ese límite, no podemos incrementarlo indefinidamente sin entrar en un colapso. Los movimientos decrecentistas son conscientes de este hecho:
El crecimiento económico debe respetar los límites ecológicos del planeta y debe estar supeditada a la disponibilidad y a las necesidades ecológicas del planeta. Debemos ser responsables del uso que hacemos de esos recursos naturales no sólo ahora sino también en el futuro. Adoptar una visión ecológica implica comprometerse con todo el ciclo desde la extracción hasta la regeneración de esos recursos naturales. Algo inviable en una economía basada en el crecimiento continuo e indefinido en un mundo finito.

El uso- o abuso- de los recursos naturales del planeta por parte de un sistema económico basado en el crecimiento continuo- y en cierta medida exponencial-  para promover un falso desarrollo de los países ricos del hemisferio norte a costa de la mayoría de la población de los países pobres del sur, nos lleva a cuestionar la consistencia de un sistema de creencias que nos aboca a la destrucción del planeta y a la propia autodestrucción. Hay que cuestionar el sistema de creencias que sostiene la ideología del crecimiento- y por consiguiente la del desarrollo-. Cuestionar esa ideología implica denunciar la forma de vida que hemos estado llevando durante decenios sin consecuencias para nuestro bienestar material. Y, ahí es, donde reside la clave: la denuncia activa de la forma de vida occidental, especialmente la norteamericana. El estilo de vida hiperconsumista, derrochador e individualista es el que ha consolidado y expandido la ideología del crecimiento, condenando a la extinción a otras formas de vida no occidental. El éxito de la ideología del crecimiento estriba en ese proceso de consolidación y expansión de ese estilo de vida primeramente en los países occidentales y posteriormente en los países emergentes y no occidentales, instaurándose como doctrina a seguir tanto para alcanzar ese estilo de vida como para mantenerlo. El decrecimiento quiere invertir esta tendencia no sólo del proceso de occidentalización del mundo sino sobre todo de la imposición de la ideología del crecimiento como la única que puede promover el desarrollo en los países pobres.

30 de agosto de 2011

Decrecimiento: movimientos, organizaciones y medios de difusión del decrecimiento

¿Cómo se han organizado los diferentes movimientos sociales para dar a conocer la filosofía del decrecimiento? ¿Cuándo y dónde surgieron? y ¿Qué medios utilizan para difundir el decrecimiento? Vayamos por partes.

En primer lugar, los movimientos decrecentistas tienen una difusión e implantación desigual en todo el mundo e incluso en Europa y América del Norte donde se concentra el grueso de la presencia de los principales movimientos y organizaciones que promueven el decrecimiento. 

En segundo lugar, su impacto en países como Francia e Italia, donde han alcanzado cierto grado de penetración, gozan de un reconocimiento social, en cierto modo debido al desarrollo y arraigo de movimientos antiglobalización en esos países.


Los movimientos decrecentistas surgen principalmente en Europa en la década de los años 90 y la primera década de este siglo XXI. La cuna de estos movimientos está en Italia y Francia es su mayor abanderado en la actualidad. En el mundo anglosajón también encontramos movimientos y organizaciones muy activos sobretodo en EE.UU, Canadá y Reino Unido. En cada uno de estos países los  movimientos decrecentistas se han organizado entorno a organizaciones, grupos y asociaciones locales e internacionales difundiendo sus trabajos a través de revistas y de periódicos. Vamos a repasar los países donde se han desarrollado e implantado los movimientos decrecentistas, incidiendo qué organizaciones y asociaciones existen, qué medios de comunicación utilizan para divulgar el decrecimiento y qué partidos políticos se han creado con el fin de promocionar políticas favorables al decrecimiento.


En Francia, el desarrollo teórico del decrecimiento ha dado lugar a la creación de la asociación Ligne d'Horizon en los años 90. Esta asociación promovida por un grupo de amigos de François Partant, un visionario teórico del decrecimiento que puso en liza el concepto de desarrollo, trabaja para difundir la obra de François Partant al gran público, confrontarlos con las enormes transformaciones que ha experimentado el mundo y profundizar sobre alternativas a la supremacía del desarrollo y de la economía. La asociación Ligne d'Horizon promueve el debate sobre decrecimiento a través de libros y escritos de François Partant, la difusión de ensayos y películas y la participación de debates y conferencias. En 2002, hubo un encuentro en París a cargo de esta asociación llamado "Deshacer el desarrollo, rehacer el mundo". Otra organización fundamental en la divulgación del decrecimiento es la Red de objetores de decrecimiento con grupos diseminados por toda Francia. En 2003, se crea, coincidiendo con la publicación del libro Objectif décroissance en Francia, el Instituto de Estudios económicos para el decrecimiento sostenible, uno de los principales actores de difusión de las ideas del decrecimiento en Francia, impulsado por Serge Latouche. Han jugado un papel importante diversas revistas como Silence, Casseurs de Pub y la Décroissance junto a la editorial Parangon en la labor de difusión del propio movimiento decrecentista. Por último, existe un partido político: El Partido por el Decrecimiento (PPDL) creado por Vincent Cheynet en 2006.


En Italia, siguiendo la estela de Francia, el decrecimiento adquiere importancia donde cabe destacar el papel de Mauro Bonaiuti. La editorial Bollati Boringhieri ha sido muy importante para la difusión de los principales antecedentes teóricos del decrecimiento, especialmente la de Georgescu- Roegen. Esta editorial promueve la divulgación del movimiento la Rete per la decrecita que ha lanzado la revista La Decrescita en 2005. En 2004, se publica la versión italiana del libro Objectif décroissance: Obiettivo Decrescita que recoge las aportaciones francesas al decrecimiento. El libro se ha reeditado en diversas ocasiones, incorporando las contribuciones teóricas de decrecentistas italianos. A parte de la Rete per la decrecita ya mencionada, el movimiento decrecentista en Italia se articula entorno a las redes locales de economía solidaria (RES). 


En los países anglosajones, desde mediados de los años 80 existen en EE.UU y Canadá un movimiento social   que promueve un retorno a un estilo de vida austero y harmonioso con la naturaleza llamado Simplicidad Voluntaria inspirado en las visiones utópicas de Henry David Thoreau. Estos movimientos alcanzaron su máximo auge a mediados de los años 90 para después desacelerar su propagación. En 2005, en Kinsale, Irlanda surge un nuevo movimiento propuesto por Rob Hopkins denominado comunidades de transición -Town Transition-. Actualmente participa cientos de pueblos y ciudades en diferentes países como Reino Unido, Canadá, Australia, Irlanda, Italia y Chile.


Y, por último en España, es más reciente la aparición y el desarrollo de movimientos decrecentistas. Aún así, su implantación a lo largo de la geografía española, es progresiva. Cabe destacar el auge de las cooperativas de consumidores críticos y de productos agroecológicos de producción local, que intentan salir de los medios capitalistas de distribución y producción de los alimentos, así como la aparición de grupos organizados alrededor de la promoción del decrecimiento como Entesa pel decreixement en Cataluña, Sevilla,  decrece en Andalucía y Decrece, Madrid en la Comunidad Autónoma de Madrid, los tres grupos más activos  en España. En la actualidad se conocen cerca de una veintena de ciudades y pueblos repartidos por todo el territorio. Recientemente, se celebró el Primer Encuentro Ibérico de Redes en Red de organizaciones y personas que trabajan por el decrecimiento y temáticas afines.

25 de agosto de 2011

Teóricos del decrecimiento

Vamos a hablar de los teóricos del decrecimiento más influyentes en el proceso de desarrollo del decrecimiento y en su posterior expansión en Europa, EE.UU y América Latina. En el desarrollo del decrecimiento han participado principalmente teóricos procedentes de Francia e Italia. Entre los principales teóricos franceses encontramos por este orden a Serge Latouche uno de los más conocidos teóricos del decrecimiento, François Schneider, Vicent y Denis Cheynet, Paul Ariès, Nicolas Ridoux o Bruno Clémentin. Entre los italianos Mauro Bonaiuti, principal figura del decrecimiento en Italia, Mauricio Pollante o Paolo Cacciari. Y, en España, el más destacado es Carlos Taibo, autores de varios libros sobre decrecimiento, y, autor del decrecimiento explicado con sencillez, objeto de análisis de este blog. Otros partidarios del decrecimiento en España son: Federico Demaría, Ramón Fernández Durán y Julio García Camarero.

Por sus trayectorias y sus aportaciones al desarrollo teórico del decrecimiento merecen ser tratados más extensamente en esta entrada: Serge Latouche, François Schneider, Vicent Cheynet, Nicolas Ridoux y Mauro Bonaiuti.

Serge Latouche es filósofo y economista francés nacido en Vannes en 1940. Estudio en la Universidad de Lille y la Universidad de París. Es profesor emérito de económicas en la Universidad de París- Sur- IX- . Es presidente de la Ligne d’Horizon y del Instituto de Estudios económicos y sociales del Decrecimiento Sostenible, fundado por Nicholas Georgescu- Roegen, donde edita la revista Decroissance junto a Casseurs dû Pub. Serge Latouche promueve activamente la objeción ante el crecimiento. Él se define a sí mismo como objetor del crecimiento. Ha contribuido como pocos a clarificar, desarrollar y a madurar el decrecimiento. A este desarrollo y posterior maduración contribuyó su viaje y estancia en África en los años 70. Serge Latouche pasó de posiciones marxistas ortodoxos a una crítica radical a las ideologías del desarrollo y del progreso tanto de derechas como de izquierdas. En 1982, fruto de esta maduración fundó con Allian Caillé el MAUSS (Movimiento AntiUtilitarista en las Ciencias Sociales) y la revista con su mismo nombre. Serge Latouche cuenta con una extensa obra en lengua francesa. Destacan obras como L’Occidentalisacion du Monde (1989), La Planète des  naufragés (1991), L’autre Afrique, entre don et marché (1998), Justice sans limites (2003) y Survivre  au développement (2004). Esta disponible en español dos libros: La apuesta por el decrecimiento: cómo salir del imaginario dominante (2008) y Pequeño trato sobre decrecimiento sereno (2009). Ambos de lectura obligatoria para introducirse en el mundo del decrecimiento. 


François Schneider es un economista francés y uno de los portavoces más activos del decrecimiento. Es investigador medioambiental en diferentes instituciones de países europeos como Portugal, Austria, Holanda, Francia o Estonia. Ha participado en numerosas conferencias y mesas redondas en diferentes países promoviendo la defensa del decrecimiento. François Schneider ha aportado al decrecimiento dos conceptos claves: el efecto rebote y el efecto debote.






François Schneider propone el efecto debote como contraposición al efecto rebote que se produce como consecuencia de la introducción de nuevas tecnologías más eficientes en substitución a las tradicionales que gastan más energía y consumen más recursos naturales. En vez de reducir la energía y el consumo de materias, la innovación tecnológica conduce a un mayor consumo, no a una mayor reducción como cabría esperar. Por el contrario, el efecto debote propone la combinación de tecnologías eficientes y un cambio en el estilo de vida – simplicidad voluntaria- . No basta con el desarrollo y la implementación de nuevas tecnologías eficientes que respeten el medio ambiente- tecnología ecoeficiente-  sino que se deben adoptar cambios en el paradigma de lo que entendemos por suficiencia y calidad de vida. Dicho de otro modo, la innovación que en el efecto rebote solo se focalizaba en los productos o en los servicios hacia los consumidores con el efecto debote pasa a centrase en el estilo de vida para lograr una reducción importante del consumo. 



Vincent Cheynet es uno de los decrecentistas más activos en Francia. Es director y responsable de redacción del periódico La Décroissance, periódico creado en 2003 en Francia para la divulgación del decrecimiento. Como periodista conoce de primera mano la influencia de los Mass- Media en la formación de la opinión pública: “Los periodistas son los que dicen que pensar”. Vicent Cheynet describe el crecimiento como una creencia moderna cuyos principios se consolidan gracias a los medios de comunicación. Para Cheynet, todas las sociedades tienen sus propias creencias, nuestra sociedad tiene como creencia el crecimiento. Asegura que los medios de comunicación el crecimiento se presenta como la única posibilidad. El crecimiento es nuestra única alternativa. Quizás, la explicación a este fenómeno es que los medios de comunicación dominantes en nuestra sociedad sobreviven gracias a la publicidad. De ahí que positivicen el consumo y presenten a quienes quieren prescindir de la publicidad como “publifóbicos”. En este sentido, Cheynet equipara el mundo de la publicidad con los sistemas totalitarios. Así, los medios de comunicación como difusores de un modo de vida devastador que evita la estructuración y el desarrollo del pensamiento.


 Nicolas Ridoux es un ingeniero francés nacido en Bron (Lyon) en 1973. Trabajó en el mundo de las finanzas en París durante un año y pasó a ocuparse de sistemas informáticos para los centros hospitalarios. Su cargo de director de ventas en esa empresa y los objetivos de crecimientos que se fijaban como objetivo lo condujeron a preguntarse el sentido de la filosofía del “cada vez más” que rige la cultura occidental y el mundo empresarial en particular, llevándolo a contactar con el movimiento del decrecimiento. Nicolas Ridoux es autor de “Menos es más” uno de los libros básicos e introductorios a la filosofía y a la práctica del decrecimiento publicados en España. En él, crítica la desmesura de la filosofía del “cada vez más” que promueve el crecimiento e invita al lector a convertirse en “objetor del crecimiento”.


Mauro Bonaiuti es profesor de economía en la Universidad de Módena y en la Universidad de Bolonia. Su interés por el vínculo entre economía y ecología lo llevó a realizar una tesis doctoral sobre bioeconomía convirtiéndose en uno de los principales estudiosos de la obra y del pensamiento de Nicholas Georgescu- Roegen. Es promotor del Movimiento Anti-Utilitarista en las Ciencias Sociales, la Red de Economía Social y la Red para el Decrecimiento Sereno, Pacífico y Unido de Italia. Él la define en una entrevista a la revista Setem como Gobierno mundial es una expresión que me inquieta, porque implica una concentración de poder, que es algo que estamos criticando. Sólo puedo ver en positivo algunas organizaciones internacionales, profundamente reformadas, que pongan límites, incluso a los estados, sobre algunas cuestiones específicas, como las finanzas, la circulación de capitales, los movimientos especulativos, el daño al medio ambiente, la explotación laboral…Es decir, que instauren límites precisos y compartidos por todos los estados a través de una especie de Constitución mínima, con principios mínimos aprobados y compartidos por la comunidad internacional. Pero esto no sería un gobierno mundial, sino un sistema multipolar”.

19 de agosto de 2011

Precursores del Decrecimiento


¿Quiénes son los principales precursores del decrecimiento? ¿Qué contribuciones han hecho al decrecimiento desde el punto teórico como práctico? ¿Cuál es el alcance y la influencia de sus aportaciones al posterior desarrollo teórico del decrecimiento?

Los principales precursores del decrecimiento desarrollan fundamentalmente su trabajo en los años 60 y 70. Estos precursores son por importancia: Georgescu- Roegen, El Club de Roma, Ernest Frederich Schumacher y Herman Daly.

Nicholas Georgescu- Roegen, nacido en Rumania en 1904 y fallecido en EE.UU. en 1994, fue matemático, estadístico y economista de origen rumano exiliado en los EE.UU después de la llegada del Comunismo a Rumania en 1946. Estudió matemáticas en la Universidad de Bucarest donde se graduó en 1926. Tras lograr una beca de investigación, se trasladó a la Universidad de París donde descubrió su interés por la estadística y la economía. Una nueva beca le permite proseguir con sus estudios durante dos años en la University College de Londres donde fue alumno y discípulo de Joseph Schumpeter. En 1932, Georgescu- Roegen regresó a Rumania, ocupando la plaza de profesor de estadística en la Universidad de Bucarest hasta 1946, año que abandona el país y se exilia en EE.UU. Fue profesor de la Universidad de Vanderbilt desde 1950 hasta 1976.

Georgescu- Roegen es considerado como el padre del decrecimiento. Es uno de sus precursores en su marco conceptual – teórico. Sus grandes aportaciones son la bioeconomía  y la introducción del concepto de entropía en la economía desde la termodinámica. Georgescu- Roegen propone en los años 60 y 70 una teoría económica alternativa a la teoría clásica dominante: la bioeconomía o economía ecológica. Formula esta teoría tras estudiar las limitaciones del modelo económico neoclásico para dar respuesta a la teoría de la producción y a la teoría de la distribución de las rentas aplicada en la economía campesina: “la distribución de la renta guiada por la productividad marginal del trabajo y la búsqueda del máximo beneficio no garantiza la maximización del producto.
  
Georgescu- Roegen se vale, por primera vez, en la ciencia económica, de principios de la biología y de la física, superando los planteamientos estrictamente mecanicistas y matemáticos que dominaban la economía. Aplicó a la economía la segunda ley de la termodinámica (o la ley de la entropía) de las ciencias físicas y propuso la cuarta ley de la termodinámica como complemento a la segunda. En 1971, publicó el libro The Entropy Law and the Economic Process donde expuso ambas leyes. La termodinámica surgió en el siglo XIX de los trabajos del ingeniero francés Nicolás Sadi- Carnot sobre la eficiencia de las máquinas térmicas, de ahí, el nombre de termodinámica. Rudolf Clausius continuó con sus estudios y creó el concepto de entropía. Desde entonces, revoluciona la física moderna dominada por las leyes mecanicistas de Newton. La segunda ley de la termodinámica supone una ruptura del paradigma newtoniano en  economía. Esta ley dice que en todo movimiento de energía, siempre hay parte de la energía que se degrada y que se pierde para el aprovechamiento humano lo que impide volver al estado original con igual cantidad de energía.”. De no ser por esta ley de la termodinámica podríamos usar la energía de un trozo de carbón una y otra vez” y “no habría verdadera escasez de energía y bienes materiales”. Posteriormente, definió e incluyó un cuarto principio- o ley- de la termodinámica similar a la segunda ley – o principio- pero esta vez aplicado a  la materia: “ Durante el uso de materiales, siempre hay una parte que se degrada y que es imposible de recuperar, ni con los métodos más futuristas de reciclado”. Con este cuarto principio demuestra la imposibilidad del reciclaje completo de la materia.


La conclusión más importante de su trabajo fue que el crecimiento económico no es la solución a los problemas sino que es la principal causa del deterioro del medio ambiente. Por eso, defendió la disminución de la población hasta que pudiera alimentarse con agricultura ecológica. También marcaba la gravedad de fabricar mercancías con un alto coste ecológico. Le preocupaba el problema de los residuos, y propuso la regla de las tres erres para reducir el consumo de recursos: reducir, reutilizar y reciclar. Es preciso superar las modas y orientar la fabricación de bienes hacia productos de alta durabilidad y facilitar su reparación.




Una de las grandes aportaciones al decrecimiento es la del Club de Roma. Actualmente, es una organización internacional constituida por científicos, economistas, políticos, jefes de estado y asociaciones internacionales. En 1968, El Club de Roma encargó un informe al MIT, sobre el impacto de la actividad económica de las sociedades occidentales en el medio ambiente, conocido como Los límites del crecimiento, que se publicó en 1972. Este informe apareció antes de la crisis del petróleo en 1973 y ha tenido varias actualizaciones en 1992 Más allá de los límites y en 2004 Los límites del crecimiento: 30 años después.

 
En el primer informe Los límites del crecimiento de 1972 participan en su elaboración 17 profesionales, procedentes de 6 países y de diferentes disciplinas académicas. Fue coordinado por la científica Donella Meadows, especialista en dinámica de sistemas. Este informe  es el primer estudio serio que expone con claridad los peligros ecológicos del crecimiento económico sin precedentes que estaba experimentando el mundo en los años 60. La tesis principal del informe es que “en un planeta limitado, no es posible un continuo crecimiento económico”. De seguir por ese camino, acabaría con un colapso medioambiental y demográfico. La conclusión del informe Los límites del crecimiento fue que, si se mantiene sin variación, el aumento de la población mundial, de la contaminación y la industrialización, de la producción de alimentos y la explotación de los recursos naturales, alcanzará el límite del crecimiento en la tierra durante los próximos 100 años. Para llegar a esta conclusión, utilizaron el programa World3 creado por los autores del informe con el objetivo de recrear tres variables determinantes: el crecimiento económico, el crecimiento demográfico y la huella ecológica de la población sobre los próximos 100 años según los datos disponibles hasta esa fecha. El programa World3 da como resultado, en sus diferentes simulaciones, una sobreexplotación de los recursos naturales y su progresivo agotamiento, seguido de un colapso en la producción agrícola e industrial y posteriormente un brusco decrecimiento de la población mundial. Por este motivo, los autores del informe proponen como solución a este colapso el crecimiento cero, deteniendo el crecimiento exponencial de la economía y de la población de modo que los recursos naturales no sean mermados por el crecimiento económico y así perduren más en el tiempo.

Ernest Frederich Schumacher nació en Bonn, Alemania en 1911 y falleció en Suiza en 1977. Es un economista alemán que estudió en Alemania e Inglaterra y fue profesor en EE.UU. En 1937, abandonó Alemania por la deriva nacionalsocialista y se instaló en Inglaterra. Durante la Segunda Guerra Mundial simpatizó con el marxismo. En los años 50, Schumacher visitó Birmania y se sitió fascinado por el budismo. En 1955, publicó uno de sus libros más célebres La economía budista un breve ensayo donde compara el pensamiento económico occidental, basados en principios materialistas, con el pensamiento económico religioso, basados en principios espirituales:

“Mientras el materialismo está interesado principalmente en bienes, el budismo está especialmente interesado en liberación”. Por lo tanto, una economía basada en principios budistas no puede medir el nivel de su sociedad en términos de Producto Interior Bruto o en ratios de consumo, porque eso significa que se está asumiendo que “un hombre que consume más es mejor que otro que consume menos”. El sistema budista “trata de maximizar la satisfacción humana optimizando el patrón de consumo, mientras que el materialista trata de maximizar el consumo optimizando el patrón del esfuerzo productivo”.
En este ensayo se analiza también el impacto de ambos planteamientos sobre el entorno y la naturaleza. Un planteamiento materialista es violento con la naturaleza y el entorno. No ocurre así con el planteamiento budista: “El patrón óptimo de consumo, produciendo un alto grado de satisfacción humana a través de un relativamente bajo nivel de consumo, permite a la gente vivir sin gran presión ni tensión”.

Otro libro importante en su trayectoria profesional fue Guía para perplejos en el que  criticaba al materialismo, explorando otras alternativas: la naturaleza y la organización del conocimiento a través de la sabiduría de las religiones del mundo. En 1973, publicó el libro que lo consagró al gran público Lo pequeño es hermoso con el subtitulo Economía como si la gente importará compartió su crítica a la economía occidental con un amplio público durante la crisis del petróleo en 1973 y la aparición del proceso de globalización a finales de los años 70. Lo pequeño es hermoso fue considerado entre los 100 libros más influyentes publicados desde la Segunda Guerra Mundial. Este libro ha servido de aporte inicial a las bases ideológicas decrecentistas. En el libro se critica el modelo neoliberal de desarrollo económico basado en el consumo y en la producción de bienes como los objetivos primordiales de la actividad económica y del desarrollo. Schumacher defiende frente a este modelo de desarrollo económico otro: la economía budista que tiende a maximizar el bienestar y a reducir al mínimo el consumo.


Herman Daly, es un economista americano y profesor de la universidad de Maryland en EE.UU. Fue discípulo de Georgescu- Roegen. Participó como economista en el Departamento de Medio Ambiente del Banco Mundial, diseñando directrices políticas relacionadas con el desarrollo sostenible. Es cofundador y editor de la revista Ecological Economics. Se le atribuye la idea de crecimiento antieconómico. Ha recibido varios premios por su labor y por su contribución a la ciencia económica: El premio Nobel Alternativo, el premio Sofía, el premio Leontif del Instituto de Desarrollo y Medioambiente Global y el premio Heineken de la Real Academia holandesa de las Artes y de las Ciencias. Herman Daly mantuvo diferentes focos de interés a lo largo de su vida: la economía del desarrollo, el medio ambiente, la economía ecológica y la demografía. Ha escrito más de un centenar de artículos y numerosos libros, la mayoría no traducidos al español.

La contribución de Herman Daly al debate sobre el decrecimiento es la economía del estado estacionario de equilibrio dinámico (DESSE) que es una teoría económica en la que plantea la existencia de un estado sostenible óptimo de la economía humana a partir de conceptos previos de los economistas neoclásicos que tenían una opinión favorable de este estado como John Stuart Hill”. Los economistas han considerado una transición del crecimiento económico a un estadio estable, desde economistas como John Stuart Hill hasta los actuales economistas ecológicos. Georgescu- Roegen no aprobaba la idea del estadio estacionario ya que violaba la cuarta ley de la termodinámica, es decir, el reciclaje completo de las materias primas, era imposible. Por el contrario, Christian Kerschner estima que la crítica de Georgescu- Roegen al estadio estacionario es una interpretación estrecha del propio concepto de estadio estacionario. Considera al decrecimiento y a la economía del estadio estacionario como conceptos que pueden ser complementarios. 

13 de agosto de 2011

Origen y expansión del Decrecimiento: Antecedentes teóricos del decrecimiento


En las dos anteriores entradas, Carlos Taibo ¿Qué es el Decrecimiento? y ¿Qué es el Decrecimiento? Segunda Parte, hemos introducido y definido el Decrecimiento. Ahora, vamos a hablar sobre el origen y la expansión del decrecimiento. ¿Cuáles son los antecedentes del decrecimiento? ¿Cuándo y cómo surgió? ¿Dónde se inició? ¿Quiénes son los principales pensadores del decrecimiento? ¿Quiénes impulsan y desarrollan el decrecimiento? ¿Cómo se articulan el movimiento decrecentista? ¿Qué organizaciones y asociaciones promueven el decrecimiento? ¿A través de qué medios? 

En esta primera parte de origen y expansión del decrecimiento:Antecedentes teóricos del decrecimiento, vamos a acotarnos a las tres primeras preguntas, a saber: ¿Cuáles son los antecedentes del decrecimiento? ¿Cuándo y cómo surgió? y ¿Dónde se inició?

El origen del decrecimiento como movimiento social y político cabe situarlo en el viejo continente europeo, principalmente en Francia e Italia, en la segunda mitad del siglo XX. No obstante, también cabría incluir a EE.UU, especialmente porque es donde desarrolla la labor algunos de los precursores del decrecimiento como Iván Illich, Georgescu- Roegen y Herman Daly.  Los antecedentes teóricos del decrecimiento los hallamos en el pensamiento y en la obra de Georgescu – Roegen, matemático y economista de origen rumano, y, una de las principales figuras del decrecimiento. Otros precursores, que han contribuido a la definición del decrecimiento, y, que han influido en su posterior desarrollo, son: Ivan Illich, Cornelius Castoriadis, Edgar Morin, Jacques Grinevald, Marcel Gauss o Gilbert Rist,  por citar algunos nombres. También cabe citar las contribuciones del movimiento feminista y de las reflexiones procedentes de los países del Sur.

Considerando las distintas contribuciones al decrecimiento durante los años 60 y 70, desde el punto de vista teórico, vamos a mencionar por este orden a Georgescu- Roegen, Club de Roma, Ivan Illich, Ernest Frederich Schumacher y Herman Daly. Cada uno de ellos, contribuyó a cimentar el decrecimiento, especialmente en su dimensión económica, ecológica y espiritual. 

9 de agosto de 2011

Serge Latouche ¿Qué son los pilares del decrecimiento?

Los pilares del decrecimiento son la estructura que aguanta el edificio del decrecimiento como modelo alternativo al capitalismo. Serge Latouche propuso su programa de las 8R, inspirándose en la propuesta de Osvaldo Pieroni en el Forum alternativo de Río de Janeiro en 1992.

El modelo de las 8R – también conocido como los pilares del decrecimiento- se plantea como alternativo al modelo capitalista que enfatiza el tamaño gigantesco de las cosas como el “hiperdesarrollo”, la “hiperproducción” o el “hiperconsumo”. A favor propone los 8 pilares del decrecimiento – o modelo de las 8R- remarcando con el prefijo “re-" el énfasis en la repetición o en el retroceso de los procesos.

Veamos, cuáles son estos 8 pilares del decrecimiento:
1.Revaluar: Se trata de sustituir el sistema de valores capitalista- valores globales, individualistas y consumistas- por valores decrecentistas- valores locales, cooperativos y humanistas-.
2.Reconceptualizar: Aporta una nueva visión sobre cómo entendemos la calidad de vida, proponiendo la suficiencia y la simplicidad voluntaria, y cuestiona abiertamente nuestro estilo de vida.
3.Reestructurar: adaptar nuestras estructuras económicas y productivas al cambio de valores.
4.Relocalizar: La producción y el consumo debe sustentarse en la autosuficiencia local con el propósito de satisfacer las necesidades locales, disminuyendo el uso del transporte.
5.Redistribuir: Reparto de las riquezas entre el Norte y el Sur.
6.Reducir: Limitar el consumo a la capacidad que tiene la biosfera para regenerarse.
7.Reutilizar: Tender hacia el uso de bienes durables y a su reparación y conservación.
8.Reciclar: En la medida de lo posible, debemos reciclar los bienes para garantizar que puedan ser reutilizados de nuevo.

7 de agosto de 2011

Serge Latouche ¿Qué es el Decrecimiento? Segunda Parte

Vamos a mostrar 2 vídeos del filósofo y economista Serge Latouche, uno de los teóricos franceses del decrecimiento para esclarecer y ampliar el contenido del decrecimiento. Serge Latouche expone en ambos vídeos qué es el decrecimiento; qué relación guarda con el crecimiento económico; qué es la huella ecológica y la deuda del crecimiento; analiza el modelo de desarrollo neoliberal y sus efectos en el medio ambiente y, por último, plantea cómo será el mundo en el proceso de transición hacia una economía local, cooperativa y solidaria en unos decinios vista.




5 de agosto de 2011

Carlos Taibo: ¿Qué es el Decrecimiento?

El libro El decrecimiento explicado con sencillez de Carlos Taibo tiene como principal objetivo dar a conocer el término Decrecimiento al público no familiarizado con este concepto. ¿Qué es el decrecimiento? ¿Con qué conceptos se relaciona? ¿A qué se opone el decrecimiento? 

El decrecimiento no es un concepto sino un movimiento de contestación a la ideología del crecimiento económico. No existen teorías del decrecimiento como si las hay del crecimiento. El decrecimiento podemos definirlo como un movimiento político, económico y social favorable a una progresiva disminución de los niveles de producción y de consumo con el objetivo de reestablecer un nuevo equilibrio entre el ser humano y la naturaleza, alterado por el proceso de industrialización y de urbanización, desde hace más de dos siglos, y entre los propios seres humanos.

El decrecimiento se asocia a otros términos como “acrecimiento”. Los movimientos decrecentistas han adoptado el caracol como logo distintivo en referencia a las palabras de uno de los impulsores del decrecimiento, Iván Illich, sobre la “lógica del Caracol”.

 
"El caracol construye la delicada arquitectura de su concha añadiendo una tras otra las espiras cada vez más amplias;después cesa bruscamente y comienza a enroscarse esta vez en decrecimiento, ya que una sola espira más daría a la concha una dimensión 16 veces más grande, lo que en lugar de contribuir al bienestar del animal, lo sobrecargaría. Y desde entonces, cualquier aumento de su productividad serviría sólo para paliar las dificultades creadas por esta ampliación de la concha, fuera de los límites fijados por su finalidad. Pasado el punto límite de la ampliación de las espiras, los problemas del sobrecrecimiento se multiplican en progresión geométrica, mientras que la capcidad biológica del caracol sólo puede, en el mejor de los casos, seguir una progresión aritmética" IVAN ILLICH.

El decrecimiento cuestiona el sistema económico capitalista y el modelo de desarrollo económico de los países del Norte que se fundamenta en un crecimiento ilimitado e insostenible que "consume" los recursos y las materias primas de los países del Sur, a un ritmo que no permite su regeneración, poniendo en peligro la salud del Planeta y el bienestar de las futuras generaciones. El decrecimiento se opone al crecimiento económico indefinido, a su mentalidad consumista, competitiva y productivista en particular y a la noción de “desarrollo sostenible” ya que desarrollo y sostenibilidad serían, hoy por hoy, incompatibles. Rechaza el objetivo de crecimiento económico en sí del liberalismo cuyo objetivo es “el crecimiento por el crecimiento”, promoviendo la objeción ante el crecimiento y el desarrollo irresponsable, y, apostando por políticas de codesarrollo entre el Norte y el Sur y por políticas de postdesarrollo que superen la ideología del desarrollo.

29 de julio de 2011

Síntesis del libro El decrecimiento explicado con sencillez. 4 Parte

En esta última entrega de la síntesis del libro El decrecimiento explicado con sencillez vamos a resumir los últimos capítulos- del 15 al 20- del libro. Estos capítulos son: Los movimientos por el decrecimiento; Cinco ejemplos de Ahora; Las crisis de principios del siglo XXI; Hitler como precursor y Sobre el término “Decrecimiento”.

En Los movimientos por el decrecimiento, los primeros movimientos que defendieron el decrecimiento surgieron en Francia y en Italia hace unos 10 años. La formulación teórica del decrecimiento se ha desarrollado en estos dos países pero una parte significativa de la práctica se ha registrado en el mundo anglosajón de la mano del movimiento de las llamadas Transition Towns. Las personas que optan por el decrecimiento las podemos agrupar en 4 grupos diferentes:
1-Sectores del movimiento ecologista.
2-Los libertarios.
3-Cristianos de base.
4-Personas que no mantienen vinculación alguna con los movimientos por el decrecimiento y han acabado por asumir conductas decrecentistas.

Por otro lado, son tres las preguntas que los trabajadores deberían hacerse. La primera es la relativa a cómo trabajamos. Las palabras explotación y alienación han desaparecido en el lenguaje de los trabajadores. Han sido sustituidas por la productividad y la competitividad. La segunda pregunta plantea para quién trabajamos. Y la tercera se refiere a qué producimos, no vaya a ser que con esa producción estemos explotando a muchos y cancelando los derechos de las generaciones futuras.

En Cinco ejemplos de Ahora, Carlos Taibo recoge 5 ejemplos en el que establece un debate sobre el decrecimiento.
1-El riesgo que aumente el hambre se extiende rápidamente en zonas hasta hace poco no afectadas por ella. El incremento de la demanda de alimentos por parte de economías en crecimiento como la china o la india y el encarecimiento de los costes del transporte o la aparición de los agrocarburantes. Sin negar la importancia de todos estos factores sobre el aumento del hambre, los gobiernos no mencionaban: los intereses de las grandes empresas transnacionales de la alimentación parecían decididas a obtener los máximos beneficios. Los gobiernos transferían dinero a los países pobres para que continúe el negocio de las transnacionales.
2-Deberíamos reducir el gasto energético. Eso entraría en confrontación con los intereses de las empresas privadas. Extraigamos una conclusión rápida: nuestros gobernantes defienden el bien común siempre y cuando no entre en colisión con los intereses de las empresas privadas.
3-Debemos planteamos qué tipo de transporte queremos. Si necesitamos un coche para uso privado o si deberíamos potenciar el transporte público.
4- Crítica a la alta velocidad ferroviaria española (AVE): esto lleva a Carlos Taibo a preguntarse por:
4.1- El destrozo medioambiental que provoca la construcción de las líneas ferroviarias.
4.2-Se pregunta qué hubiera ocurrido si los recursos destinados al AVE se hubiesen destinado a modernizar un sistema ferroviario convencional.
4.3-La desaparición de los trenes convencionales tiene como efecto principal la desertización ferroviaria o el deterioro de los servicios prestados a muchos pueblos y ciudades.
4.4-La alta velocidad ferroviaria exige la asignación de urgentes recursos para la construcción de líneas y trenes que van a ser disfrutados por una minoría de la población.
5- La escasez energética pretende suplirla con la energía nuclear. Para encarar la crisis hay que acometer dos grandes medidas: desplegar energías renovables y reducir los niveles de consumo.

En Las crisis de principios del siglo XXI, coexiste múltiples crisis. Si cada una de esas crisis es inquietante por sí sola, la combinación de todas ellas resulta explosiva. En las últimas décadas, se ha expansionado el proyecto neoliberal. A su amparo, han ido desapareciendo las normas que permitieron el control del capitalismo y facilitaron el asentamiento de los Estados de Bienestar. El auge neoliberal a partir de los años 80 se tradujo en agresiones frontales contra los Estados del Bienestar. Las reglas de este juego han sido abrazadas por los partidos socialdemócratas. La distinción entre neoliberales y socialdemócratas estriba que para los primeros debía cancelarse todo tipo de intervención pública en la economía para los segundos había que preservar determinadas intervenciones del estado encaminadas a garantizar derechos básicos y a corregir los excesos del capitalismo. Semejante distinción ha ido diluyéndose en la nada  en provecho del primero.

En este sentido, qué respuestas han suscitado esta crisis múltiple. Distingue tres:
1-La primera respuesta tiene su medida en los programas de rescate de instituciones financieros desplegadas por todos esos gobiernos. Al margen, no se procesa legalmente a las personas que condujeron al borde de la quiebra a muchas de esas instituciones financieras.
2-La segunda respuesta ha cobrado cuerpo en el seno de las fuerzas de izquierda que rechazan el modelo neoliberal pero no toman nota de la hondura de la crisis ecológica. Se asienta ante todo en la defensa de los Estados de Bienestar e interpreta que el capitalista es un sistema recuperable siempre y cuando vuelva a la regulación del pasado.
3- La tercera respuesta en la que se insertan buena parte de los defensores del decrecimiento. El capitalismo se halla inmerso en una irremediable corrosión interna. En esta posición se encuentran tanto quienes reclaman salir con urgencia del capitalismo como quienes prefieren esperar que el colapso del sistema abra los ojos a los ciudadanos. Su proyecto propone generar espacios de autonomía en un escenario de demanda expresa de decrecimiento y de cuestionamiento abierto de las formas de propiedades características del capitalismo.

En Hitler como precursor, en un libro de Carl Amery, Auschwitz, ¿comienza el siglo XXI? Hitler como precursor se nos plantea que las políticas que abrazaron los nazis ochenta años atrás se vinculan con un momento histórico singular y por ello irrepetible. Amery sugiere que debemos estudiar con detalle esas políticas porque bien pueden reaparecer entre nosotros en los años venideros en los principales centros de poder político y económico. Éstos se lanzarían a preservar los escasos recursos del planeta en unas pocas manos a través de la marginación o el exterminio de buena parte de la población planetaria. Detrás de un proyecto de estas características se pueden apreciar riesgos graves. Hay quien habla de la posibilidad de una guerra mundial. El capitalismo excluyente arrastra una clara dimensión política: la de un proyecto que necesita mecanismos de represión y alienta relaciones tensas y conflictivas. Para contrarrestar esta pulsión propone: la autogestión, la democracia directa y la descentralización.

Y, por último, en Sobre el término decrecimiento, el término decrecimiento es un concepto que arrastra problemas. En algunos ámbitos la palabra crecimiento tiene una dimensión saludable y positiva por lo que a menudo resulta difícil entender que le otorguemos esa misma dimensión a un término como el decrecimiento. Sin embargo, ninguna de las opciones alternativas al término decrecimiento ha tenido éxito.