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28 de julio de 2015

Crear una moneda libre de inflación e intereses.

Crear una moneda libre de inflación e intereses es el segundo capítulo del libro Dinero sin inflación y tasas de interés. En él se expone, en primer lugar, qué es posible crear una moneda libre de interés gracias al trabajo pionero de Silvio Gesell. En segundo lugar, el proyecto piloto de la moneda libre de interés en Wörgl en Austria en los años 30. En tercer lugar, la propuesta de reforma monetaria de Yoshita Otani sobre una moneda libre de interés. En cuarto lugar, la necesidad de crear una reforma impositiva territorial para acabar con la especulación de la tierra. Y, en cuarto lugar, la necesidad de una reforma tributaria para preservar el medio ambiente. 

¿Es posible crear una moneda libre de inflación e intereses? El trabajo pionero de Silvio Gesell y los primeros experimentos pilotos en Austria demuestran que es posible y plausible la creación de una moneda libre de inflación e intereses. Empecemos. Silvio Gesell, a finales del siglo XIX, formuló una teoría del dinero y de un nuevo "orden económico natural." Silvio Gesell era un comerciante alemán que observó que "en ciertas ocasiones su mercadería se vendía bien, rápidamente y a buen precio y en otras con mayor lentitud y a bajo precio. Pronto entendió que estos aumentos y reducciones pocas veces tenían que ver con la demanda o la calidad de sus bienes." Descubrió que la gente compraba bienes y/o servicios cuando las tasas de interés eran bajas y no cuando eran altas. Por otro lado, la disponibilidad de dinero dependía de si los propietarios del dinero lo prestaban o no: "Si obtenían por su dinero menos del 2,5% de interés tendían a retenerlo. Si después de cierto tiempo la gente estaba dispuesta a pagar más interés por el dinero, quedaba nuevamente disponible." De esta manera, se originaba un nuevo ciclo económico donde las tasas de interés eran bajas. Según Silvio Gesell este fenómeno sucedía porque el dinero, a diferencia de los bienes y los servicios, se puede "retener sin costes." Para Gesell la solución pasaría por la creación de un sistema monetario en el que el dinero generara costes de mantenimiento, y, de esta manera, se liberará al dinero de la especulación. Gesell propuso un sistema monetario en el que el dinero "se oxidaba", es decir, que estaba sujeto a una "tasa de uso."

Silvio Gesell además añadió que hay que reemplazar el interés por la tasa de circulación. ¿En qué consiste? Como hemos visto anteriormente, Gesell formuló en 1890 la teoría del dinero y la teoría del "orden económico natural" en el que sugiere transformar el dinero en un servicio público sujeto a una tasa por uso. La idea central del pensamiento de Silvio Gesell era: "En lugar de pagar intereses a los que tienen más dinero del que necesitan y con el fin de mantener el dinero en circulación, todo el que posee un excedente en dinero deberá pagar una pequeña tasa si lo mantiene fuera de circulación. " Esta reforma resolvería los múltiples problemas causados por el interés e interés compuesto. Si bien, el interés es un beneficio privado, la tasa por uso del dinero se traduciría en beneficio público. El dinero de la tasa por uso deberá integrarse al flujo monetario para mantener un equilibrio entre el volumen de dinero y el volumen de "actividades económicas." La tasa representaría un ingreso para el Estado y mediante ella se reduciría los impuestos.

En los años 30, los seguidores de Silvio Gesell tuvieron la oportunidad de poner en práctica una moneda libre de interés. Una de las ciudades donde se llevó a cabo fue en Wörgl en Austria. Entre 1932 y 1933, se puso en marcha un intento de reforma monetaria. El alcalde de Wörgl pudo convencer a los comerciantes y a la administración  para que participirán en un "experimento monetario" basado en el libro El Orden económico natural de Silvio Gesell. ¿En qué consistió? "Los ciudadanos dieron su consentimiento y el concejo de la ciudad emitió 32.000 "chelines libres"- chelines libres de interés-, respaldados en el banco por el mismo monto en chelines austríacos ordinarios. La ciudad hizo construir puentes, mejoró la red callejera y los servicios públicos y pagó sueldos y material con esta moneda, aceptada por los comerciantes y empresarios de la ciudad." La tasa por utilización de los "chelines libres" era del 1% mensual y de un 12% anual. ¿Cómo funcionaba? "Debía pagarla el que poseyera el billete a fin de mes en forma de un sello fiscal por valor del 1% del billete, que se adhería al dorso del mismo. Sin este sello el billete no tenía validez." La tasa incitaba a los ciudadanos que poseían los chelines libres a gastarlo "lo más rápidamente posible antes de usar sus chelines ordinarios." Los ciudadanos de Wörgl pagaban sus impuestos con los "chelines libres" para evitar el pago de la tasa. En un plazo de un año, circularon 32.000 chelines libres 463 veces, creando bienes y servicios por un valor de 14.816.000 chelines. En cambio, el chelín ordinario no circuló más que 21 veces. La ciudad de Wörgl redujo el desempleo en un 25%. El dinero que obtuvieron de la recaudación municipal a través de los chelines libres lo utilizó para obras públicas. Cuando en Austria comenzaron a interesarse por el experimento de Wörgl, el Banco Nacional de Austria consideró que su monopolio corría peligro e inició una acción en contra del municipio y prohibió la emisión de los chelines libres de interés. La experiencia sobre una hipotética moneda libre de interés en Austria demuestra que la política es más importante que los aspectos técnicos de la implantación de una moneda libre de interés en el sistema monetario.

Una propuesta de reforma monetaria basada en una moneda libre de interés es la de Yoshita Otani. En la propuesta de Yoshita Otani es más fácil la imposición de una tasa por uso sobre una nueva moneda libre de interés. ¿En qué consistiría su propuesta? "Un 90% de lo que llamemos dinero son números en la computadora. De tal modo, cada uno de nosotros tendría dos cuentas bancarias: una corriente y una de ahorro. El dinero depositado en la cuenta corriente, siempre a disposición de su titular, sería tratado como efectivo y su valor podría disminuir en una proporción mínima del orden del 0,5% mensual o 6% anual." Cualquiera que tuviese en su cuenta corriente más "dinero nuevo" que el necesario para pagar los gastos mensuales, estaría tentado a transferirlo en una cuenta de ahorro. El banco, desde esta cuenta, estaría en condiciones de prestarlo sin intereses, "por lo cual dicha cuenta no sería recargada con tasas." De igual manera, el propietario del dinero nuevo no recibiría intereses sobre su cuenta de ahorro pero el dinero nuevo retendría su valor: "Desde el momento que el interés queda abolido, la inflación pierde su razón de ser." La persona que recibiera un crédito "no pagaría intereses, pero arriesgaría primas y costos bancarios comparables a los que incluye todo préstamo bancario." En la práctica, poco cambiaría. Los bancos operarían, concediendo préstamos porque estarían sujetos a la tasa por uso. Para equilibrar el crédito y el ahorro, "posiblemente los bancos se verían en la necesidad de pagar o recibir un interés reducido, según que dispusiesen o no de dinero nuevo en cantidad superior a la necesaria o tuviesen problemas de liquidez." Los intereses cumplirían una función de mecanismo regulador y no de redistribución de la riqueza. La base de la reforma se basaría en la adaptación del dinero en circulación con el dinero necesario para llevar todas las transacciones. Una vez que se hubiese creado suficiente cantidad de dinero para realizar todas las transacciones del banco no haría falta producir más dinero: "significa que el dinero nuevo seguiría una pauta de crecimiento físico natural y dejaría de atenerse a una pauta de crecimiento exponencial." Otro aspecto es incluir la prevención "de atesorar dinero en efectivo." Una solución pasaría por "imprimir billetes de diferentes colores, de manera que diversas series pudiesen retirarse de circulación una o dos veces por año sin previo aviso."

Si la reforma monetaria que hemos descrito, se implementará a gran escala, "tendría que ir acompañada de una reforma impositiva territorial." Sin ella, el dinero excedente se invertiría en especulación. Sin esta reforma tributaria, se podría poner peligro el medio ambiente. Dinero y tierra son indispensables para la vida. La tierra debería pertenecer a las comunidades y éstas deberían "arrendarlas a las personas que desee trabajarla." Había sido la tónica dominante hasta que en la Edad Media se introdujo el concepto de propiedad privada del Derecho Romano. La solución pasaría por combinar la "explotación privada" de la tierra con la "propiedad comunitaria." Significaría que las comunidades "deben comprar toda la tierra y arrendarla a sus habitantes." Otra posibilidad a largo plazo es imponer una tasa reducida- del 3% anual- sobre el valor de la tierra: "se pagará a la comunidad, que empleará el dinero recaudado para adquirir tierras que se ofrecen en el mercado. De esta manera, la comunidad podría tomar posesión de dichas tierras en poco más de 33 años." Otra alternativa consiste en dar a los propietarios la posibilidad de no pagar las tasas a condición de vender sus terrenos a la comunidad. El efecto inmediato de esta reforma impositiva territorial sería el fin de la especulación inmobiliaria. Haría que no se pagara el lucro que se genera con la especulación de la tierra.

Las reformas monetarias y territoriales requieren también de la introducción de dos cambios en el sistema de recaudación de tasas que tienen efectos devastadores sobre el medio ambiente:
1- "Sustituir el impuesto a las ganancias por un impuesto a los productos";
2- "Integrar al impuesto el producto los costos ecológicos estimados."
La aplicación de estos dos cambios no significaría que nuestro nivel de vida descendiera, "porque el aumento de precios de los productos se compensaría con un ingreso libre de impuestos." Este cambio crearía un cambio de actitudes de los consumidores respecto al medio ambiente. La gente pensaría dos veces antes de comprar cualquier producto nuevo si les resulta más económico repararlo, que comprarlo. Este cambio en el sistema tributario podría introducirse gradualmente. Además, "volvería obsoletos los numerosos conflictos ligados al medio ambiente, así como muchas "medidas de protección", y contribuiría a solucionar el problema del desempleo."

Dinero libre


23 de julio de 2015

Cuatro conceptos erróneos acerca del dinero.

Cuatro conceptos erróneos muy extendidos acerca del dinero es el primer capítulo del libro Dinero sin inflación ni tasas de interés. En este primer capítulo, Margrit Kennedy pone al descubierto cuatro falacias sobre el dinero, a saber: existe un único tipo de crecimiento, sólo se pagan intereses si solicitas un préstamo, las tasas de interés afecta a todos por igual y la inflación forma parte de una economía de mercado libre. 

La mayoría de la gente no entendemos cómo funciona el dinero y de qué manera nos afecta a nuestras vidas. ¿Qué es el dinero? El dinero es un medio que facilita el intercambio de bienes y servicios y permite superar los límites del trueque, es decir, del intercambio directo de bienes y servicios. El dinero posibilita la especialización del trabajo. Entonces, ¿por qué tenemos problemas con el dinero? El dinero, como hemos dicho antes, permite el intercambio de bienes y servicios, pero, al mismo tiempo, quiénes tienen más dinero pueden trabar ese intercambio. Este hecho, como comenta Margrit Kennedy, "hace que los que poseen menos del necesario deban pagar tributo a los que poseen más del necesario." Es, a todas luces, un trato injusto.

Existen cuatro conceptos erróneos sobre el dinero. Estos conceptos erróneos impiden un cambio del sistema monetario y qué mecanismos son necesarios para reemplazarlo.¿Cuáles son los conceptos erróneos?
1- Existe un único tipo de crecimiento.
2- Sólo se pagan intereses en caso de solicitar un préstamo en dinero.
3- Bajo el sistema monetario actual todos son afectados en igual medida por las tasas de interés.
4- La inflación es parte integral de la economía libre de mercado.

El primer concepto erróneo sobre el dinero se refiere al crecimiento. Tendemos a creer que existe un único tipo de crecimiento: "el que observamos en la naturaleza y experimentamos en nosotros mismos." Sin embargo, existen tres tipos de crecimiento. El primero, es el crecimiento natural que observamos en la naturaleza. El segundo, es el crecimiento lineal que experimentan las máquinas o las fuentes de energía. El tercero, es el crecimiento exponencial. Se puede describir en oposición al crecimiento natural. En el crecimiento exponencial, el crecimiento "es muy lento al principio, se acelera en forma continua y llega a una fase de crecimiento casi vertical." En la naturaleza, se observa este crecimiento en caso de enfermedad o muerte. En el mundo natural, el crecimiento exponencial termina con la muerte del organismo. Si trasladamos el crecimiento exponencial a los intereses observamos que el dinero se duplica a intervalos regulares. Esto explicaría por qué tenemos problemas con el actual sistema monetario. De hecho, "los intereses actúan como un cáncer sobre nuestra estructura social." La solución a los problemas ocasionados por el crecimiento exponencial consiste en crear un sistema monetario que responda a un crecimiento natural. Esto significa reemplazar los intereses por otro mecanismo que permite mantener el dinero en circulación.

Otra razón por la que es difícil de captar el impacto de los intereses en nuestro sistema monetario es porque funciona "de manera encubierta". Esto se debe al segundo concepto erróneo sobre el dinero "según el cual suponemos que sólo pagamos intereses cuando requerimos un préstamo en dinero y que para evitar el pago de intereses lo único que debemos hacer es no solicitarlo." Esta suposición es falsa. Los intereses están incluidos en el precio que pagamos por los bienes o servicios: "el monto exacto varía conforme a la relación entre el coste de capital y el del trabajo de los bienes y servicios que adquirimos." Por lo tanto, si pudiéramos abolir las tasas de interés y reemplazarlas por otro mecanismo capaz de asegurar la circulación del dinero, "la mayoría podría poseer el doble de riqueza o trabajar la mitad del tiempo que trabajamos, conservando nuestro nivel de vida actual."

El tercer concepto erróneo sobre el dinero podríamos formularlo así: "como todos tienen que pagar intereses al solicitar un préstamos o adquirir bienes y servicios y como todos obtienen intereses al ahorrar dinero, todos se benefician por igual con el sistema monetario actual." No es del todo cierto. En realidad, existe una gran diferencia entre quienes se benefician del sistema monetario actual y los que deben pagar. Nuestro sistema monetario opera un mecanismo de redistribución que transfiere el dinero "de los que tienen menos a los que tienen más del que necesitan." Cantidades cada vez mayores de dinero se concentran en menos manos. El mecanismo del interés compuesto no sólo impulsa el crecimiento económico exponencial sino que va contra los derechos de los ciudadanos de la mayoría de los países. Un sistema donde el 10% de la población recibe "mas de lo que lo que paga por dicho servicio a expensas del 80% que recibe menos de lo que paga." El cambio en el sistema monetario beneficiaría a todos.

El cuarto concepto erróneo sobre el dinero es el papel que cumple la inflación en el sistema económico. La mayoría de la gente contempla la inflación como parte integrante del sistema monetario  porque no existe ningún país capitalista con una economía libre de mercado sin inflación. La inflación es "otra forma de tributación, que posibilita a los gobiernos paliar los problemas más graves provocados por  el incremento de sus deudas." Al permitir a los bancos centrales emitir dinero, los gobiernos logran reducir sus deudas. Cuando se produce una devaluación golpea más fuerte al 80% de la población, que suele pagar más de lo que recibe, en beneficio del otro 20%. La inflación se vincula con los pagos de interés originados en la expansión crediticia de un país. La razón de esta política inflacionista se debe a "que la única manera en que el grueso de la población puede soportar un crecimiento económico siga la curva de crecimiento exponencial del dinero." Es imprescindible reemplazar la inflación por otro mecanismo más idóneo para mantener la circulación monetaria.

Margrit Kennedy

20 de julio de 2015

Introducción al libro Dinero sin inflación ni tasas de interés

 ¿Cuál es el propósito del libro? "Este libro trata del funcionamiento del dinero." En él, habla sobre los cambios que afectan al dinero, por qué el dinero no sólo "hace girar el mundo" sino también por qué puede ocasionar su ruina en gran medida por el mantenimiento de mecanismos como el de los intereses que mantienen el dinero en circulación y que están detrás de la economía libre de mercado. Y, es precisamente, la transformación de estos mecanismos, en un medio más idóneo para mantener en circulación el dinero, es la que Margrit Kennedy propone para su implementación en la economía. Como ella apunta, "el propósito del libro no es señalar errores sino rectificar algunos conceptos y demostrar que existe la posibilidad de un cambio" y que "todas las personas que utilizan dinero puedan entender lo que está en juego." Margrit Kennedy demuestra cómo el cambio hacia un nuevo sistema monetario crearía "una situación provechosa para todo el mundo", contribuyendo al desarrollo de una economía sustentable. La última pregunta que se plantea es si podremos lograr el cambio del sistema monetario actual antes que se produzca su colapso.

Margrit Kennedy


21 de diciembre de 2013

Lecciones de Islandia que deberíamos aprender (o trasladar) en España

¿Qué ha cambiado en Islandia en los últimos años? A pesar de la recuperación económica, no ha cambiado la estructura de poder. No obstante, la experiencia islandesa es positiva. Los problemas de la crisis económica no tienen una solución inmediata en un corto plazo. Ahora bien, la reforma en Islandia ofrece una luz al final del túnel: "la crisis no es sólo un fracaso sino también una oportunidad para redefinir el mundo en el que queremos vivir y los valores que nos deben guiar". Al comparar, no podemos exportar a España ciertas medidas adoptadas en Islandia porque pertenecen a su idiosincrasia. Pero, tampoco no podemos importar a Islandia soluciones del continente europeo. Como apunta Elvira Méndez: "Islandia no tiene un ordenamiento jurídico fuerte y un marco constitucional que responda a las necesidades del siglo XXI. Todos los modelos son imperfectos. España no posee los recursos naturales que tiene Islandia, pero Islandia no posee el capital humano de millones de personas que pueden pensar y discutir de forma colectiva y más eficiente. Tampoco hay tradición de protesta en la cultura vikinga que se trata de una sociedad donde la queja es un signo de debilidad y reina el pragmatismo. Hay que ser fuerte ante la adversidad. Lo que se puede cambiar se cambia y lo que no se acepta." La crisis obliga a un cambio de mentalidad. El problema fundamental es: hacer frente a las deudas privadas de los bancos y a una crisis financiera que ha derivado en depresión económica.

¿Por dónde deberíamos empezar? Elvira Méndez cita cuatro puntos donde deberíamos encauzar el cambio:
1- Reformar el sistema financiero para que sirva a la economía real.
2- Buscar y medir el progreso conciliando la economía, la sociedad y el medio ambiente.
3- Reformar y reforzar la democracia.
4- Promover cambios en el sistema jurídico y mejora al acceso a la justicia.

Respecto a la reforma del sistema financiero, en un informe de las Naciones Unidas de 2009, liderado por el economista Joseph Stiglitz, se detalla los puntos esenciales de una reforma financiera internacional. El informe Stiglitz para las Naciones Unidas sobre la reforma monetaria y financiera internacional aborda algunos temas: Primero, nuestros gobiernos han preferido apostar por un sistema financiero desregulado y desconectado de la realidad económica: " El capital y los beneficios del sector han salido de la economía real y operan en una dimensión distinta. El interés fluye de abajo arriba gravando a la masa y beneficiando a una élite mundial que no supera el 1%. Durante las últimas décadas, el Índice de Gini muestra que la desigualdad aumenta en todo el mundo- salvo en Brasil-, pero sobre todo en Europa". Segundo, una de las causas de la crisis- según este informe- es la deuda privada y pública que amenaza "el orden económico, político y social". Ahora bien, el informe de Stiglitz no aborda el problema de la creación del dinero, ni cómo este sistema, de forma privada y en el ámbito global, ha contribuido a la crisis. Como apuntan el economista islandés Ólafur Magnússon y el alemán Bernd Senf, este aspecto no se considera relevante en la teoría económica clásica.

Las cuestiones que faltan por dilucidar de esta crisis son:
1- Entender cómo y por qué hemos llegado hasta este nivel de deuda insostenible.
2- Quién ha creado la deuda y cómo se crea el dinero de forma privada en el marco de un sistema financiero desregulado.
3- Cómo afecta a nuestro sistema monetario la libre circulación de capitales y el exceso de deuda/dinero en busca de inversiones.
4- Cómo reformar el euro y la gobernanza europea para que sean parte de la solución- y no del problema-.
5- Cómo evitar que se repita la crisis financiera.

Sin entender cada una de estas cuestiones no podemos avanzar en la solución: "cómo reorientar nuestro sistema para devolver el capital financiero a la economía real, cómo reembolsar la deuda privada y pública razonable con el crecimiento de nuestras economías, cómo hacer una quita ordenada y justa del exceso de deuda que libere a los deudores y acreedores de la trampa mortal en la que han caído y cómo superar los retos que imponen la integración europea y el euro, evitando que la crisis de deuda lleve a la bancarrota de Europa y al fracaso de la UE". Para avanzar, debemos "desmitificar" cómo se crea el dinero y su relación con la crisis financiera. Bernd Senf, profesor emérito de economía de la Universidad de Berlín, explica las razones profundas de nuestra crisis actual. En sus conferencias, resume cómo las crisis en el sistema capitalista son "consustanciales" y cíclicas. En su opinión, la crisis financiera se debe al hecho de que se ha implantado un sistema globalizado donde el dinero es creado sin límites por parte del sector privado sobre la base de los depósitos de los ahorradores. La creación del dinero no responde al crecimiento económico real sino que es una ficción. Los Estados han consentido la creación privada del dinero y han promovido una política activa de endeudamiento público y privado sin evaluar el riesgo que conlleva a medio y largo plazo. La creación del dinero ha sido delegada a entidades bancarias y financieras: "Hoy en día, el 90% del dinero que nosotros utilizamos equivale a deuda. Esta deuda es sobre todo de carácter privado en su origen, al ser creada por entidades creditacias y financieras." Según el economista Bernd Senf, esto es así principalmente en Europa y EE. UU: "En Europa, el papel de los bancos centrales parece limitarse a proveer de liquidez y papel físico al 5- 15 por ciento de esa deuda/ masa monetaria previamente creada cuando el banco da un crédito a los particulares o compra deuda al Estado". Los bancos tienen la obligación de garantizar un mínimo de liquidez pero utilizan nuestros depósitos para crear más dinero y ganar intereses con ello.

Al crear deuda/dinero, los bancos son los que originan la inflación: "son los bancos los que controlan el poder que da la creación del dinero". ¿Existe otro sistema mejor para defenderse de la inflación? Sí, existe un sistema monetario donde se disocia el dinero del interés y donde se crea dinero público y libre que puede servir a fines no comerciales y económicas. Para el economista Bernd Senf, la verdadera causa de la crisis es la deuda y su interés, insostenible a largo plazo. Históricamente, se resolvía "mediante una guerra que limpiaba los balances y liberaba a los deudores por medio de la hiperinflacción o de la violencia. Si no se soluciona la deuda en nuestro contexto europeo de paz e integración económica, el mantenimiento del status quo y el pago de la deuda e interés compuesto requerirán una transición de la democracia a la represión e incluso a la dictadura." Otro aspecto interesante del trabajo de Bernd Senf es la recuperación del economista alemán Silvo Gesell y su investigación sobre la creación del dinero libre de interés. Gesell reconoció en 1916: "el papel contradictorio del dinero como un medio de intercambio para facilitar la actividad económica por un lado y como un instrumento de poder capaz de dominar el mercado por otro." Como alternativa al capitalismo y al socialismo, propuso una economía libre de mercado no capitalista donde circulaba el dinero libre y sin interés. El modelo de economía libre de Gesell es muy interesante en la búsqueda de un modelo económico alternativo. Influido por Gesell, Senf propone "regular y tasar el dinero que abandona el circuito de la economía real hacia el limbo financiero y ajustar la creación del dinero al crecimiento económico real sobre la base del PIB." Sus propuestas pasan por reconfigurar el sistema actual y crear un dinero libre sin interés. A su juicio, los bancos centrales deben ser  independientes de los gobiernos también deben estar fuera del negocio de la banca.

Además de la reforma del sistema financiero, en la dirección que hemos apuntado, el siguiente paso es reconstruir el sistema económico para mejorar el nivel y la calidad de vida de los ciudadanos. La teoría del desarrollo sostenible nos puede ayudar a avanzar en este propósito. La teoría del desarrollo sostenible persigue la conciliación del progreso con el desarrollo social y con la protección del medio ambiente. El desarrollo sostenible se entiende como "aquel que satisface las necesidades presentes son poner en peligro la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades." Junto a esa reforma de la economía hacia la sostenibilidad, necesitamos medir el progreso de otra manera, más allá del PIB. Disponemos del Indice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas y del Coeficiente Gini que mide la desigualdad de los ingresos y/o de la riqueza. Por otro lado, las críticas al PIB como medidor del progreso económico y social está entredicho. El PIB no sirve para medir el bienestar social. Además, este indicador incluye aspectos negativos que no contribuyen al desarrollo y al bienestar social. Sin embargo, la felicidad es el indicador por excelencia para medir el bienestar. La cuestión es, ¿cómo podemos medir la felicidad? La felicidad requiere de otro sistema de medición que depende principalmente de la familia, los amigos, la satisfacción en el trabajo y las actividades de ocio, más que los ingresos económicos. Tenemos que crear un índice para medir la felicidad "sobre la base de otros valores y conceptos tradicionalmente excluidos del PIB y otros indicadores económicos".

A esto, cabe añadir la reforma y el refuerzo de la democracia. Una propuesta interesante es el desarrollo de diferentes tipologías de democracia: deliberativa, participativa y directa electrónica digital. La democracia deliberativa que incorpora elementos de la democracia directa y la democracia representativa. La democracia participativa que permite debatir sobre un tema a través de la selección de una muestra de población representativa. La democracia directa electrónica digital- e-democracy- que utiliza las nuevas tecnologías para facilitar la participación pública mediante el voto electrónico.

Por último, no es plausible este cambio de sistema financiero, económico y democrático, si no va acompañado de un cambio del sistema jurídico que ha de reformarse "para servir a la sociedad, a sus ciudadanos y a los operadores económicos y otros actores que defienden intereses generales". Para mejorar el sistema jurídico es preciso un avance sustancial en el acceso a la justicia. Este aspecto es esencial para asegurar "el imperio de la ley" y garantizar el ejercicio de los derechos humanos básicos. Es una condición previa "para la inclusión social" y un elemento clave "para el funcionamiento de la democracia".