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22 de julio de 2012

Intecto, autoridad e inteligencia: tercer capítulo

Intelecto, autoridad e inteligencia es el tercer capítulo del libro La educación y el significado de la vida.

La "verdadera educación" debe despertar la inteligencia. Al despertar esa inteligencia creativa puede florecer y podemos ahondar en una revolución interna que cree un ambiente distinto. Para ello, debemos comprendernos a nosotros mismos, debemos darnos cuenta de cómo son nuestras relaciones. Para que, se produzca una verdadera revolución en nuestras relaciones con los otros debe haber un cambio esencial en nuestros valores y en nuestra visión de la vida. Sin conocernos a nosotros mismos, no resolveremos nuestros problemas y nuestros numerosos conflictos. A la par de esta revolución, debemos darnos cuenta que estamos condicionados por el ambiente y al mismo tiempo que nosotros somos ese ambiente y no algo separado de él. Sucede que no solemos ver que somos el "ambiente total" porque establecemos una división entre el yo y el ambiente, originando el principio del conflicto. Sólo podemos superar esta contradicción y trascender el yo a través de la meditación.

El  miedo tiene múltiples causas. Hemos de buscar y comprender esas causas a través de un darse cuenta en el que no intervenga ningún juicio. Es fácil entender y resolver nuestros temores concientes. Sin embargo, nuestros temores inconcientes no les permitimos que emerjan a la superficie. La mente conciente debe permanecer en calma, para que nuestros temores inconcientes se disuelvan, a medida que afloren a la superficie, la mente no debe intervenir en ese proceso y sólo debe observar.

Una de las consecuencias del miedo es la aceptación de la autoridad. ¿Qué implica esa aceptación? Esta aceptación supone la dominación del individuo o la subyugación a un individuo, a un grupo o a una ideología. Este sometimiento a la autoridad es la negación de la inteligencia y de la libertad. La libertad debe ser el principio y el fin último. Si el fin es la libertad, "el principio debe ser libre puesto que el fin y el principio son uno". Cuando hay libertad, desde un principio, pueden existir la inteligencia y el conocimiento de uno mismo. Si aceptamos la autoridad, no puede haber libertad. Para comprender el proceso de la autoridad debemos darnos cuenta de sus limitaciones y percibirlo de forma directa. 

La educación ha desarrollado el intelecto en detrimento de la inteligencia. Al optar, por el desarrollo del intelecto, no podemos comprender la vida porque el corazón y la mente no están integrados en la acción. Hay una diferencia entre intelecto e inteligencia. El intelecto hace referencia al pensamiento mientras que la inteligencia es la capacidad de sentir y razonar conjuntamente. Hemos separado el intelecto del sentimiento y hemos desarrollado el intelecto a expensas del sentimiento. La inteligencia es la única capaz de integrar la razón y el amor. La educación debe cultivar la inteligencia para vivir integramente y en plenitud porque, de lo contrario, este vivir en el intelecto es el camino hacia la desintegración.


30 de diciembre de 2011

Joan Antoni Melé: Espiritualidad y Economía

"Éste es el reto que hoy la humanidad tiene ante sí, el reto de salir de la barbarie y redescubrir la dimensión espiritual de la existencia, una dimensión que le debe llevar a la "experiencia" de que todos somos uno. Esa nueva espiritualidad, basada en la libertad y el amor, nos llevará a una nueva economía que pasará del yo al nosotros y que, liberándonos del consumismo, generará recursos para todos y los espacios necesarios para que desarrollemos esa creatividad que nos hace tan humanos, que nos hace tan únicos. Sólo el miedo nos induce a pensar que eso son utopías, pero el entusiasmo, el coraje y el compromiso hacen que las utopías se conviertan en realidad." (Espiritualidad y política, página 173)




Espiritualidad y economía de Joan Antoni Melé es el décimo capítulo de Espiritualidad y política.

La espiritualidad y la economía aparentemente son dos mundos opuestos entre sí. Dos "realidades" antagónicas, que no pueden coexistir simultániamente, porque la existencia de una excluye la otra y viceversa. Muy al contrario, espiritualidad y economía son compatibles entre sí y además son necesarias. ¿Qué es la Espiritualidad? Por espiritualidad, nos referimos "al mundo intangible a nuestros sentidos aunque muy real para nuestra vida interior". Además, otro aspecto de la espiritualidad es su dimensión trascendente: la verdadera naturaleza humana es espiritual. ¿Qué es la economía? Por economía, nos referimos al mundo de los bienes materiales y al mundo del dinero. El dinero es el representante del poder terrenal. De ahí, su consideración como antagónico a la espiritualidad. El dinero ha usurpado toda la atención de la humanidad, en detrimento de la espiritualidad, desterrada de la escena pública y confinada a la marginalidad. El dinero se ha convertido en el nuevo dios del mundo en substitución al dios celestial. 

¿Pueden coexistir en el ser humano? El ser humano es dual: posee una dimensión espiritual y una dimensión material. La dimensión espiritual nos permite darnos cuenta de la existencia de un "yo", que nos lleva a preguntar cuál es el origen y el sentido de la vida. La dimensión material nos conecta con el cuerpo que habitamos y que comporta unas necesidades que nos obliga a trabajar para poder satisfacerlas. La cuestión es ¿cómo consideramos esa dimensión espiritual? Es decir, ¿Qué imagen de la humanidad prevalece en nuestras mentes?

Joan Antoni Melé esboza dos imágenes sobre la humanidad. La primera hace referencia a los relatos y a los textos antiguos de la humanidad. Muy concretamente, recurre al libro del Génesis para explicar la creación del hombre y de la mujer: "hagamos el ser humano a nuestra imagen y semejanza". La idea de fondo es la existencia de una divinidad creadora de la humanidad. Esta primera imagen de la humanidad puede resultar decepcionante: Primero porque sólo somos una imagen de esa divinidad y segundo porque la voluntad de esa divinidad es la de crearnos a imagen y semejanza suya. La segunda imagen de la humanidad cuestiona a la primera: si estuviéramos hechos a imagen y semejanza de la divinidad, eso significaría, que seríamos capaces de ser libres y capaces de amar, y, por tanto, seríamos seres creadores. Nos lleva a cuestionar el concepto de libertad y de verdad: Para ser libres debemos tener la posibilidad de no serlo,y, por tanto, de no seguir los planes de ninguna divinidad. El error y el mal son inherentes a la libertad. La búsqueda de la verdad es la que nos puede llevar a la conquista de esa libertad. En ese proceso de búsqueda debemos perder de vista esa otra "realidad" narrada en los textos religiosos.

A la par de esas imágenes, ¿cómo concebimos al pensamiento y qué tipo de relación establecemos entre pensamiento-conciencia-espiritualidad? Después del Renacimiento, el desarrollo del pensamiento lleva al despliegue de la ciencia. El ser humano es capaz de descubrir las leyes universales que rigen el universo a través del pensamiento. La existencia de leyes universales implica necesariamente "inteligencia", "voluntad", "intención", "orden" o "permanencia". Nos lleva a indagar sobre la autoría del universo. Este proceso "evolutivo" del pensamiento nos conduce al desarrollo de la conciencia individual y, con ésta, el sentimiento de libertad. El ejercicio de esa libertad individual acaba negando la dimensión espiritual de la humanidad, llegando al punto máximo de ruptura con la espiritualidad. Se ha instaurado la necesidad de demostrar científicamente la espiritualidad. Pero, la dimensión espiritual de la humanidad "no se puede demostrar, sólo se puede mostrar,y, si se quiere, experimentar", como apunta Joan Antoni Melé.

Como hemos dicho, la manera de entender al ser humano- las imágenes que nos formamos de la humanidad- determina nuestro comportamiento como sociedad, y, por consiguiente, el modelo social y económico en el que vivimos. El modelo de sociedad capitalista reduce al ser humano a su dimensión material desposeyéndolo de su dimensión espiritual. A partir de esta visión reduccionista, es fácil adivinar cuáles son las consecuencias sociales de este modelo: el darwinismo social. En el modelo capitalista existe un mercado libre en el que impera la ley de la oferta y de la demanda y en el que intentamos maximizar los beneficios y minimizar los costes. El propio mercado es el que regula sus desequilibrios internos y el que nos llevará a un mayor bienestar social. Entonces, ¿Qué sucede? El mercado libre no regula en absoluto sino más bien es el origen de los profundos desequilibrios de la economía globalizada. El capitalismo no es un modelo económico basado en la libertad sino en modos de vida esclavos. El modelo capitalista está creando y sembrando destrucción a doquier, y esto, sólo puede significar que está infrigiendo todas las leyes de conservación de la vida.

Un último apunte es la relación entre economía, trabajo y dinero y su conexión con la espiritualidad.
¿Qué es la economía? La economía es relación entre seres humanos y consiste en la creación de valor a partir del trabajo y de esa relación humana. La economía es relación entre nosotros y la Tierra que nos lo proporciona todo. ¿Y, el trabajo? El trabajo no es una mercancía que compramos y vendemos a cambio de un salario. El trabajo es algo espiritual que permite relacionar nuestra individualidad con el resto de la comunidad, que nos permite salir de nuestro egoísmo, y descubrir, que formamos una unidad orgánica con la humanidad y con la Tierra. Cuando trabajamos con la voluntad de aportar lo mejor de nosotros mismos a la comunidad, desde la libertad individual, entonces comenzamos a dar un sentido a la vida y a sentirnos felices. Esa conciencia global hacia el trabajo debemos hacerla extensiva al resto de actividades económicas. La recuperación de la espiritualidad juega un papel esencial para alcanzar esa conciencia global. A través de la espiritualidad podemos elevarnos por encima del egoísmo y convertirnos en seres libres. Podemos ponerlo en práctica cada vez que utilizamos el dinero. Siempre tenemos la oportunidad de decidir, mirando por nuestro interés y beneficio, o bien, siendo libres y pensando en cómo nuestras decisiones afectarán a los demás. Todo depende de nosotros. ¿No es maravilloso?

Antes de finalizar, no quisiera pasar por alto el último deseo de Joan Antoni Melé: "Esta nueva espiritualidad, basada en la libertad y el amor, nos llevará a una nueva economía que pasará del yo al nosotros y que, liberándonos del consumismo, generará recursos para todos y los espacios necesarios para que desarrollemos esa creatividad que nos hace tan humanos, que nos hace tan únicos.". Quedémonos con este último deseo.Tengamos el valor de llevarlo a cabo sin miedos, liberarando nuestra creatividad y desarrollando nuestra inteligencia a favor de la humanidad.

14 de octubre de 2011

Jiddu Krishnamurti: Despertar enormemente todos los sentidos

Despertar enormemente todos los sentidos es la novena charla del libro Krishnamurti esencial. Se desarrolla en Ojai, California, el 17 de mayo de 1983. Esta charla es la última que vamos a comentar del libro.

El arte más importante en la vida es el arte de vivir. La armonía es una cualidad esencial para llevar una vida profunda y plena. La armonía de la belleza es la capacidad de percibir. Percibir significa que debemos ser realmente sensibles y la sensibilidad viene de la profundidad del silencio. No es posible percibir si no hay cierta profundidad de silencio. Ser sensible en la relación es darse cuenta el uno del otro. El arte de vivir es descubrir una forma de relacionarse sin que exista el conflicto donde haya un fluir armonioso. Uno debe observarse a sí mismo. De esa observación surge el arte de vivir. El arte de vivir es poner las cosas juntas en armonía, es observar las contradicciones en uno mismo, observar todo esto y no crear el opuesto, observar y vivir con ese hecho.




¿Qué es el silencio? El silencio necesita espacio. Ese espacio no debe ser ocupado por el ego. El espacio significa silencio. ¿Qué significa tener espacio? ¿Existe un espacio que no tenga límite? Si captamos plenamente esta cuestión con todos los sentidos, descubriremos que existe ese espacio inmenso, que está relacionado con el universo, que no tiene centro y que no tiene límites. El aprender de uno mismo es infinito pero el aprender de los libros es muy limitado: todo conocimiento es limitado, no hay un conocimiento completo de nada. Debemos conocernos a nosotros mismos mediante la observación. Y para observar debe haber silencio porque cuando observamos estamos aprendiendo.

¿El pensamiento puede darse cuenta de sí mismo? ¿El pensador es diferente del pensamiento? El pensamiento ha creado al pensador separado de su pensamiento. El pensador actúa sobre sus propios pensamientos ejerciendo un control sobre ellos. En ese preciso instante, surge el conflicto al establecerse una división entre el pensador y el pensamiento. Por eso, debemos descubrir por qué existe esa dualidad entre el pensamiento y nosotros mismos, y por consiguiente, una división entre el pensador y el pensamiento

12 de octubre de 2011

Jiddu Krishnamurti: ¿Qué es meditación?

La meditación es la comprensión del proceso de comparación que efectúa la mente en contacto con la realidad y al mismo tiempo es averiguar cómo acabar con todo el proceso de medida de la mente. Para Krishnamurti si "hay comparación, no hay meditación". La comparación es un movimiento de medida, que se íntegra dentro del movimiento del yo y que se expresa a través de patrones generados por el propio ego. Mediante la meditación debemos observar ese movimiento del yo e investigar cómo poner fin, cómo cesar ese movimiento de medida.


10 de octubre de 2011

Jiddu Krishnamurti: La bendición de la meditación

La bendición de la meditación es la décima charla del libro Krishnamurti esencial. Esta charla se desarrolló en la Universidad de Claremont, California el 17 de noviembre de 1968.


¿Qué es vivir? Vivir es lo que sucede en este instante en nuestra vida. Eso es un hecho real, no algo ilusorio o teórico como los ideales o los principios sobre el que debería basarse la vida. ¿Cómo es nuestra vida? Debemos comprender lo que sucede realmente en nuestra vida, no "lo que debería ser" nuestra vida, sino observar "lo que es" y descubrir que se produce un cambio cualitativo en nuestra manera de percibir y de ver "lo que es" nuestra vida. ¿Hay relación en nuestra vida? Para estar directamente relacionados con algo o alguien no debe haber ninguna imagen entre nosotros y la cosa que observamos: "porque la imagen es la imagen, el símbolo, los recuerdos de lo que sucedió ayer o hace miles de ayeres. Es decir, para exponerlo de forma sencilla, ea relación basada en una imagen, y esa imagen es una acumulación de muchos años de placer, de sexo, de reprimendas, de monotomía, de repetición, de dominio, etc, cada uno tiene una imagen del otro y el contacto entre esas imágenes es a lo cual llamamos relación, pero como es obvio, eso no es relación, aunque nosotros lo aceptamos como relación, porque no hay contacto directo con el otro ser humano ". Cuando no existe contacto directo con la realidad, con "lo que es", hay una división entre el observador y la cosa observada. Esa división es el espacio donde surgen los conflictos, ese espacio es el propio ego. Ese ego es el resultado de la acumulación de imágenes, recuerdos y pensamientos acerca de nosotros mismos y de las cosas. Al no haber contacto directo con "lo que es", por tanto relación, nunca podemos comprender "lo que es" nuestra vida. Descubrir la estructura y la naturaleza del observador es meditación. Darse cuenta que el observador es lo observado, de la unicidad de ambos, en la que no hay ningún conflicto, y en consecuencia, se produce una disolución, un ir más allá de "lo que es" es también meditación.

Por otro lado, el placer es un producto del pensamiento. El placer es pensar en una experiencia del pasado, que al crear una imagen de ésta, genera el placer. También podemos pensar en lo que puede suceder mañana, ese pensar genera dolor, miedo. Por tanto, el pensamiento crea tanto el placer como el miedo. Para nosotros, el amor es un producto del pensamiento, algo que el pensamiento nutre, fomenta y prolonga como placer. Pero, realmente, ¿el amor es pensamiento? ¿Puede éste cultivarlo? El pensamiento puede cultivar el placer pero no el amor. El amor no es placer. Sin embargo, cuando interfiere el pensamiento genera un espacio y un tiempo en el que el placer y el recuerdo crecen. Si nos damos cuenta de esto, si comprendemos la estructura y la naturaleza del placer en relación con el amor, siendo la comprensión de esa relación parte de la meditación. Entonces, podemos descubrir que el amor es algo por completo diferente.

Además del pensamiento y su relación con el placer, está una última cuestión: el significado de la muerte. Podemos descubrir cuál es el significado de la muerte, si comprendemos cómo morir: el proceso de terminar. ¿Qué significa morir? ¿Qué significa morir psicológicamaente, internamente? Debemos descubrir internamente qué es morir, es decir, cómo terminar con el pasado, cómo dar fin a la continuidad del placer, esto es, cómo morir cada día, desprendiéndonos de la ilusión de continuidad del pensamiento. Si se vive de esa manera, la mente se renueva continuamente. Este proceso también forma parte de la meditación.

En síntesis, si uno ha puesto los cimientos de la meditación, que son el orden en la relación, y, si existe esa cualidad de amar y morir, que es la totalidad de la vida, en nuestra vida diaria, entonces la mente se vuelve silenciosa y sosegada. En ese momento, la mente ha dejado de investigar lo absoluto porque en ese silencio está "lo que es". 

6 de octubre de 2011

Jiddu Krishnamurti: El pleno significado de la muerte

El pleno significado de la muerte es la tercera charla que recoge el libro Krishnamurti esencial. Es una charla pública en Bombay, la India realizada el 6 de febrero de 1982.

En la presente charla Krishnamurti trata la temática de la muerte poniéndola en relación con el tiempo, el condicionamiento, el pensamiento, el conocimiento, la percepción directa, el apego o la compasión temas indiscutiblemente asociados a la muerte. Antes de adentrarse en el desarrollo del significado de la muerte, tema central de la charla, Krishnamurti nos habla de la muerte en relación a  esas temáticas que hemos mencionado con anterioridad.

Nuestro cerebro ha sido condicionado para pensar que somos entidades separadas, pero no somos individuos, sino productos de nuestro condicionamiento. Mientras vivamos con o de conceptos, ideas o ideales, nuestros cerebros no serán libres y no habrá compasión. Si uno está libre de todo condicionamiento entonces puede conocer lo que es la compasión. Mientras el cerebro esté condicionado la humanidad no será libre.

Nuestras vidas están divididas, fragmentadas. Nunca observamos de forma holística la vida. Nuestras vidas son contradictorias: nunca miramos la vida como un todo completo e indivisible. "¿Es posible mirar la vida como un todo, ver el sufrimiento, el placer, el dolor, la tremenda ansiedad, la soledad, el ir a la oficina, el tener una casa, sexo, hijos, como actividades que no están separadas, como un movimiento holístico, una acción unitaria?" Cuando observamos a través de los fragmentos y nos identificamos con ellos, actuamos desde el fragmento y en consecuencia se produce más fragmentación y división en nuestra vida. Pero, "¿quién será la entidad, el "yo", que unificará estas partes y las integrará, no es también esa entidad un fragmento?" ¿Es el pensamiento? El pensamiento en sí mismo es un fragmento, porque el conocimiento de algo nunca es completo, el conocimiento es memoria acumulada y el pensamiento es la respuesta de esa memoria, por consiguiente, es limitada. El pensamiento nunca puede generar una observación holística de la vida. De modo que Krishnamurti se pregunta: "¿puede uno observar sin el tiempo, sin el pensamiento, sin los recuerdos del pasado y sin las palabras?" La palabra nunca es la cosa y nosotros miramos a través de la palabra, nunca tenemos una percepción directa de la cosa- árbol, nubes..-: nuestro cerebro se ha condicionado a través del tiempo y de la actividad del pensamiento, está atrapado en este círculo.

Cuando nos damos cuenta de que uno es el pasado, el presente y el futuro y eso genera una división en nuestra consciencia, entre nuestra vida y el tiempo restante, que es la muerte. Entonces, uno vive con los propios problemas y la muerte es algo que debe evitarse, posponerse, colocarla a gran distancia. Observar holísticamente todo el movimiento de la vida es vivir con la vida y la muerte.

Debemos comprender qué es el vivir y qué es el morir. Lo que sucede antes de morir es más importante que lo que sucede después de la muerte. La muerte es "el final de todas las cosas conocidas, es el final de todos los apegos, de todo el dinero que ha acumulado y no puede llevarse, esa es la razón de que sienta miedo, pero el miedo es parte de su vida, y cualquier osa que haga, por muy rico, por muy pobre, por muy alta que sea su posición social y por mucho poder que tenga, siempre está ese final al que llamamos "la muerte"". Pero, ¿qué es eso que muere? Muere el "yo". Así que nuestra vida es ese "yo" al que nos aferramos, al que estamos apegados y la muerte es el final del "yo". La muerte es la negación completa del pasado, del presente y del futuro, que constituyen el "yo".

Uno debe investigar con mucho detenimiento los propios apegos. Comprender el significado de la negación,  es terminar con los propios apegos, con las propias creencias. Vivir con la muerte es negar cualquier apego mientras uno vive. La muerte es un final, poner fin, terminar con los propios apegos, el propio orgullo, el propio antagonismo o el odio hacia otro. Cuando comprendemos el pleno significado de la muerte poseemos esa vitalidad que yace detrás de la comprensión. La vida y la muerte son una sola cosa cuando empezamos a morir en vida, y, el futuro deja de existir, tan sólo queda el terminar.

1 de octubre de 2011

Jiddu Krishnamurti:¿Por qué tenemos problemas?

En la entrada anterior, El arte de vivir, expusimos el por qué tenemos problemas en la vida. Cómo nuestro cerebro está condicionado para resolver problemas y para buscar soluciones a estos problemas. Sin embargo, no prestamos atención a la comprensión del problema. ¿Qué esta sucediendo? La solución puede estar en el mismo problema. 

Como bien dice Krishnamurti "¿Puede un cerebro que reconoce y se da cuenta de que desde la infancia está condicionado para resolver problemas, liberar de ese condicionamiento y, en consecuencia, afrontar los problemas?¿Lo harán? La cuestión es: ¿podemos ser conscientes, darnos cuenta de nuestro cerebro, de que como seres humanos desde el principio de nuestras vidas estamos siempre luchando con problemas tratando de encontrar una respuesta acertada que los solucione? Sólo es posible responder adecuadamente cuando reconocemos que el cerebro siga condicionado para resolver problemas nunca encontrará la respuesta acertada."(Krishnamurti esencial, El arte de vivir).

A continuación, vamos a mostrar un vídeo de Jiddu Krishnamurti titulado ¿Por qué tenemos problema? que refleja con precisión esta cuestión. 


29 de septiembre de 2011

Jiddu Krishnamurti: El arte de vivir

El arte de vivir es la séptima charla del libro Krishnamurti esencial. Esta charla transcurre en Brockwood Park, Inglaterra en el turno de preguntas y respuestas el 28 de agosto de 1984. 

La mayoría de nosotros vivimos de manera fragmentada, dividida y contradictoria nuestras vidas como asevera Krishnamurti: "La mayoría de nosotros estamos fragmentados, divididos en la vida de negocios, la vida religiosa, la vida sexual, etc., miramos la vida desde un punto de vista muy particular, desde una conclusión, desde un concepto idealista, estos son los fragmentos desde los cuales miramos la vida". Está forma de vivir nuestras vidas condiciona cómo percibimos la vida y cómo afrontamos los problemas. 


Krishnamurti indaga sobre el origen del problema y cómo nos afrontamos a él: "¿Por qué tenemos problemas? En nuestra vida los problemas se multiplican, los problemas se incrementan en una sociedad que es tan sofisticada, tan compleja, tan superpoblada, que tiene gobiernos incompetentes,etc., y parece que al intentar resolver un problema añadimos nuevos problemas; por tanto, ¿por qué tenemos problemas y es posible afrontar los problemas sin ese cerebro que está condicionado para resolver problemas?". Desde la infancia, condicionamos nuestros cerebros para resolver problemas sin comprender la naturaleza del problema. Buscar una solución al problema en sí mismo. A pesar de nuestro condicionamiento, nunca resolvemos nuestros problemas sino que simplemente se acumulan o cambian. Este hecho lleva a Krishnamurti a preguntarse ¿es posible tener un cerebro que no esté condicionado por los problemas? ¿Puede un cerebro que reconoce y se da cuenta de ese condicionamiento y, en consecuencia, afrontar los problemas? ¿Podemos ser conscientes, darnos cuenta de nuestro cerebro, de que como seres humanos desde el principio de nuestras vidas estamos siempre luchando con problemas tratando de encontrar una respuesta acertada que los solucione? Sólo es posible responder adecuadamente cuando somos capaces de liberarnos de ese condicionamiento porque mientras el cerebro siga o permanezca condicionado para resolver problemas nunca encontrará la respuesta acertada. Un cerebro condicionado está arraigado en los problemas, en la búsqueda de soluciones a los problemas. La liberación del cerebro de ese condicionamiento transforma el problema: la solución puede estar en el mismo problema. Si cambiamos la perspectiva: el problema se convierte en otro: no debemos centrarnos en la resolución de un problema sino en su comprensión. Se produce una transformación total.

Cuando condicionamos el cerebro en la búsqueda de soluciones a los problemas, damos forma a una vida limitada y conflictiva lejos de una vida holística, unitaria y sin conflicto. Para Krishnamurti el arte de vivir es vivir sin conflicto. Es en palabras de Krishnamurti "el arte de vivir es no tener ningún conflicto, un cerebro que está todo el tiempo en conflicto, que todo el tiempo tiene problemas, que está tremendamente interesado por sí mismo, ese cerebro, inevitablemente, es muy limitado".

Por último Krishnamurti introduce la atención en relación al pensamiento. ¿Qué es la atención? ¿Cómo surge la atención? ¿Puede surgir sin esfuerzo? La atención es " observar, percibir, ver visualmente, pero a su vez con el ojo interno, por así decirlo, y aprender". En la atención, están implicados el ver, el escuchar y el aprender como un único movimiento integrado en un movimiento mayor que es el movimiento de la vida. El inicio de la atención es el darse cuenta ¿nos damos cuenta de lo que nos rodea mientras estamos aquí, mirándolo todo sin una sola palabra?En ese instante, surge la atención. El hecho de elegir implica siempre comparación entre diferentes opciones " me gusta más esa camisa azul que la mía que llevo puesto" y, por tanto, introducimos un juicio de valor, y, por consiguiente, una valoración. En este sentido, el darse cuenta es por completo diferente a la concentración. Concentrarse en algo significa
" focalizar todo el pensamiento en una cuestión lo cual implica detener el resto del pensamiento". En cambio, el darse cuenta significa sin concentrarse, sin juzgar, sin evaluar, sin condenar, sin comparar y, a partir de ahí, actuar. A eso Krishnamurti lo llama atención. En esa atención no hay un "yo". Cuando existe esa tremenda atención significa que ponemos toda nuestra energía para comprender, por eso no hay un centro que diga "Estoy prestando atención". 

23 de septiembre de 2011

Jiddu Krishnamurti: La vida es lo que está sucediendo en este instante

En mi primera incursión en el libro Krishnamurti esencial voy a sintetizar y a comentar la primera plática- charla- que recoge el libro: " la vida es lo que está sucediendo en este instante". Es un fragmento de una charla titulada "Aprender es vivir" incluida en el libro Cartas a las escuelas en los capítulos 23 y 24 fechados el 1 y el 15 de agosto de 1979 respectivamente. Vayamos, pues con esta incursión.


En esta primera charla, Krishnamurti se centra en una de las temáticas esenciales de su obra: el arte de vivir. El arte de vivir es"el arte más grande es el arte de vivir, más grande que todas las cosas que los seres humanos han creado con la mano o con la mente, más grande que todas las Escrituras con sus respectivos dioses". Según Krishnamurti ese arte únicamente puede surgir cuando hay libertad total. Esa libertad no es un ideal que alcanzar. En la libertad el primer paso es el último, lo que cuenta es ese primer paso no el último "lo que haga ahora es mucho más importante que cualquier cosa que haga en alguna fecha futura." La vida es lo que está sucediendo en este instante por eso el primer paso que damos ahora es lo verdaderamente importante porque como, apostilla Krishnamurti, "si el primer paso está dado en la buena dirección se abre ante uno la totalidad de la vida. La buena dirección no es en pos de un ideal o hacia un fin predeterminado, esa buena dirección es inseparable de lo que está sucediendo en ese instante."


Dada la complejidad de la vida resulta difícil elegir un solo aspecto porque el acto de elegir conduce a más confusión: "si uno dice que algo es o más importante, entonces relega a un segundo plano todas las demás facetas de la vida". Para Krishnamurti cada uno de nosotros "deberíamos" tomar "todo el movimiento de la vida como uno solo" o bien tomar un aspecto fundamental en el que esté incluido todos los demás. Cuando exploramos una faceta de la vida y la comprendemos, podemos abarcar la totalidad del campo de la vida. Para investigar, debemos estar libres, de lo contrario la investigación estará "coloreado" con nuestros temores, esperanzas y placeres.


Por otro lado, Krishnamurti se pregunta ¿Existe una forma de vivir la vida diaria que sea por completo diferente de lo que normalmente es ahora? ¿Existe una forma de vivir sin control, sin ningún conflicto, conformidad o disciplina? Tan sólo podemos descubrir cómo aprender a vivir cuando nuestra mente afronta lo que está sucediendo ahora. Esta observación " de lo que está sucediendo" es la percepción directa en la que no hay dualidad, no hay resistencia ni contradicción en relación con lo que está sucediendo. Por contra, las asociaciones y reacciones ante lo que sucede son el condicionamiento de la mente y este condicionamiento impide observar. Cuando observamos lo que está sucediendo ahora, eso que observamos, se diluye en la nada. Cuando existe ese tipo de observación entonces las actividades, la naturaleza y la estructura del condicionamiento se disuelve.


Por último, el arte de vivir es relación. Los recuerdos no tienen lugar en el arte de vivir porque si hay recuerdos en la relación, no hay relación. La relación es entre el contenido de sus recuerdos y esos recuerdos dividen y por consiguiente hay conflicto entre mis recuerdos y los tuyos. Por ese motivo, el pensamiento, que en sí mismo es recuerdo, no tiene ningún lugar en la relación. Para acabar concluyendo, que el arte de vivir sólo es posible cuando el pensamiento no contamina el amor.


Después de la síntesis la vida es lo que está sucediendo en este instante vamos a realizar un breve comentario de esta charla. ¿Qué es el arte de vivir? ¿Qué está implicado? ¿Qué tiene cabida? En definitiva, ¿En qué consiste vivir? Y ¿Cómo podemos vivir una vida diferente al tipo de vida que llevamos la mayoría de las personas sin que haya lugar al conflicto? El discurso de Krishnamurti parte de la observación y la investigación con detenimiento de estas cuestiones esenciales. 


Vivir no es una reacción (ante) ni un apego (a) ni una acumulación (de) para Krishnamurti. Vivir es relación con nosotros mismos y con los otros sin la intervención del pensamiento y del deseo a través de una atenta observación e investigación de lo que está sucediendo en este preciso instante. La vida, el vivir, tiene lugar en cada instante, de lo contrario, no es vida, sino una acción, reacción o recreación del pensamiento debido a la naturaleza proyectiva de la mente. Esta observación e investigación de lo que está sucediendo ahora, en nuestra propia vida, es la percepción intensa en la que no hay dualidad, ni resistencia ni contradicción en relación con lo que está sucediendo. Por tanto, no existe conflicto en nuestras vidas.


El arte de vivir es el arte más “sublime” que hayamos creado los seres humanos y a través de éste puede establecerse una nueva forma de vivir, por tanto, un nuevo ser humano produciendo así  la transformación del hombre. Para Krishnamurti ese arte sólo puede surgir cuando hay “libertad total” sin que intervenga ningún tipo de elección. La libertad no es una idea o un ideal que alcanzar. No es un pensamiento. Es acción. Por ese motivo, cuando damos el primer paso es el último “el primer paso es el último lo que cuenta es ese primer paso no el último”. La libertad es una acción total que afecta a la totalidad del campo de acción de la vida. Esta libertad no participa del proceso de elección porque éste sólo genera mayor confusión, no mayor claridad: “siempre resulta difícil y confuso elegir un solo aspecto y decir que es el más importante, porque el mismo elegir, el diferenciar categorías, conduce a más confusión si uno dice que algo es lo más importante, entonces relega a un segundo plano todas las demás facetas de la vida.” La observación de este hecho- lo que está sucediendo en este instante- y la de su comprensión lleva según Krishnamurti a una investigación libre de la mente lo que supone una libertad total. La liberación del contenido de la mente nos abre a la totalidad de la vida cuando existe esa libertad total



Una cuestión afín a la libertad es qué significa vivir sin conflicto. Si prestamos atención, observando qué está sucediendo en este instante de nuestras vidas, sin que exista  ninguna resistencia o contradicción en relación con lo que está sucediendo, y, sin evadirnos, entonces no hay espacio para el conflicto. Es la evasión la que crea la dualidad entre “lo que está sucediendo” y “lo que debería estar sucediendo” en nuestras vidas dando lugar al conflicto. Nuestra mente está fuertemente condicionada, impidiendo que observemos con claridad, generando así un conflicto interno “Las asociaciones y las reacciones como consecuencia de lo que sucede  son el condicionamiento de la mente, y este condicionamiento impide observar lo que ahora está sucediendo porque el tiempo no está implicando en ese suceso de ahora”. El condicionamiento de la mente surge del tiempo. El tiempo es “la evolución de nuestro condicionamiento, es la herencia de la humanidad, una carga que no tiene principio” pero cuando observamos lo que está sucediendo en nuestras vidas con detenimiento, eso que observamos se  diluye en la nada al comprender la naturaleza y la estructura del condicionamiento así como sus actividades.  

16 de mayo de 2011

Descripción e Ideas básicas del libro Lyotard y lo inhumano. Segunda Parte

En resistir el inhumanismo, nos presenta la figura de Lyotard. Lo inhumano (1988) es una colección de ensayos, apenas conectados entre sí, donde se describe dos tipos de inhumanismo. El primero es el capitalismo avanzado con su apetito expansivo y su innovación tecnológica interminable. El segundo es la inteligencia artificial (IA) y la vida artificial (VA), con su imperativo colonialista, un imperativo que el capitalismo hace lo posible por expeditar.

El capitalismo no contempla los intereses del individuo que está subordinado al sistema en nombre del progreso. El capitalismo busca la eficiencia y eficacia del sistema: el objetivo es el ahorro de tiempo. El desarrollo se ha vuelto un fin en sí mismo para el capitalismo, y tras haberse apropiado de la ciencia, se perfila para aumentar su eficiencia, produciendo mayores ganancias y un mayor poder. El desarrollo jamás se verá satisfecho. Si no lo controlamos nos guiará hacia una cultura basada en principios inhumanos. Lyotard llama a la resistencia ante esta cultura. El modelo humano que subyace a este movimiento de resistencia está basado en la reflexión y en la respuesta a los acontecimientos tal y como suceden antes que la eficiencia del sistema de producción. Este último aspecto muy criticado por Lyotard en su libro “Condición Postmoderna”: “La tecnología es un juego que atañe a la eficiencia. Una jugada es “buena” cuando resulta mejor y/o gasta menos energía que otra”. Bajo tal régimen la moralidad desaparece. Las simpatías de Lyotard siempre recaen sobre aquello que el sistema no puede armonizar, sinónimos del concepto de “diferencia”. El inhumanismo trata de erradicar de la naturaleza humana la diferencia. Sin la diferencia, según Lyotard, se pierde lo humano.

¿Puede seguir habiendo pensamiento sin cuerpo? El cuerpo que es propio de la humanidad es colonizado por lo inhumano bajo la forma de la inteligencia artificial. El ensayo de lo inhumano se presenta en forma de diálogo entre Él- Lyotard- y Ella- tecnología-. Él- Lyotard- propone que la muerte del sol es la única cuestión seria que enfrenta la humanidad y sugiere que para resolverla hay que reducir todo a un problema: “Cómo hacer posible el pensamiento sin cuerpo”. Según Lyotard, la tecnocracia, presionada por el desarrollo, está preocupada por mejorar la eficiencia operativa de los sistemas tecnológicos hasta el punto que lo humano se vuelve irrelevante para el proceso. El desarrollo quiere expansionarse de forma indefinida y cualquier cosa que restrinja esa dinámica interna es registrada como un problema a ser superado, mediante mayores niveles de eficiencia operativa. Una vez superado lo humano, lo único que le queda a la expansión del desarrollo es la muerte del sol. La tecnocracia trabaja con el fin trascenderla.

El desarrollo se interesa por el pensamiento porque garantiza su supervivencia. Lyotard cree que el pensamiento puede ser preservado pero debe ser pensado desde el pensamiento humano y no desde un pensamiento computarizado. Para ser digno de ser preservado, el pensamiento debe ser algo más que simple razonamiento lógico. Debe llevar consigo el elemento creativo que caracteriza a la humanidad. Describe el pensamiento como un proceso amorfo e indeterminado similar a cómo se forman las nubes. El movimiento del pensamiento tiene una cualidad ajena al funcionamiento tecnológico: la reiteratividad que caracteriza a la tecnología. El pensamiento humano resiste frente a la precisión y al confinamiento del pensamiento computarizado.

Todos los intentos, por considerar los ordenadores como formas de vida alternativas a otra forma de vida, fracasan, cuando los requisitos que Lyotard establece para esa condición no se cumplen. De las “máquinas pensantes” no se puede decir que piensen en ningún sentido humano del término. Los ordenadores carecen de la impredecibilidad del pensamiento humano, similar a la nube. Son demasiado eficientes y demasiado orientados hacia el funcionamiento. Los ordenadores están direccionados y carecen de ese elemento de creatividad que desafía las reglas, inherente a lo humano. Sin esta creatividad no puede existir o darse el “pensar”.

Aparece en escena, “Ella”- la tecnología-  identificando otro problema para cualquier programa que intente reemplazar a las personas por máquinas pensantes: el problema de género. El cuerpo humano tiene género. La diferencia sexual es algo que llevamos implícito. La tecnociencia sospecha de esta diferencia porque nos lleva al impredecible mundo del deseo. El deseo complica la tarea a la tecnociencia. “Ella”- la tecnología-  insiste que el deseo tendrá que ser introducido en las máquinas pensantes. Para que la inteligencia artificial – IA- devenga en vida artificial- VA- debería incluir no sólo el sufrimiento y el género sino también el compromiso con la diferencia. La tecnociencia está incapacitada por naturaleza para adoptar este compromiso. Ésta aspira a un control completo que se extiende hacia el futuro y que significa la eliminación no sólo de la diferencia y sino también del tiempo. Lyotard teme que la tecnología este conduciéndonos a este proceso. El mensaje es claro: No se puede separar el pensamiento del cuerpo. En caso de que se haga, debe hacerse imitando la experiencia de estar “dentro” de un cuerpo.