Mostrando entradas con la etiqueta Política. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Política. Mostrar todas las entradas

3 de febrero de 2012

Ken Wilber: Espiritualidad y política para el siglo XXI

"En el ámbito de lo interpersonal, en el rino de cómo usted y yo nos relacionamos con el otro como seres sociales, no hay áreas más importantes que las de la espiritualidad y la política. En una ocasión Paul Tillich definió lo "espiritual" como lo relacionado con "cuestiones fundamentales", ¿y cómo las cuestiones fundamentales no iban a ser parte de cualquier discusión importante? Por otra parte, y en lo que se refiere a la política, la definición más famosa de los seres humanos dice sencillamente que "los humanos son animales políticos"; y el término "político" significa en sí mismo lo que nosotros, los seres humanos,hacemos polis, un colectivo estar juntos en una comunidad que es tan fundamental para cada individuo" ( Espiritualidad y política, 121- 122)

"En el ámbito interpersonal, no hay áreas más importantes que las de la espiritualidad y la política" Es la síntesis perfecta del artículo Espiritualidad y política para el siglo XXI de Ken Wilber. Hay razones para que se establezca un diálogo entre espiritualidad y política. Más, cuando queremos reunirlas en una discusión. Para Ken Wiber, está claro "Por lo que a mi respecta, no puedo pensar en una discusión más importante". 

Al reconocer la importancia del diálogo abierto entre la espiritualidad y la política, nos enfrentamos a dos problemáticas:

1- Cómo vamos a definir "espiritualidad" y "política".
2- La distinción entre "derechos negativos"y "derechos positivos" en el marco de sociedades liberales.

Respecto a cómo definir "espiritualidad" y "política", el primer problema que nos enfrentamos es cómo definir "espiritual" para que pueda ser incorporado en "lo político" sin violar la separación entre Iglesia y Estado. El Estado no puede imponer ninguna creencia religiosa o espiritual como tampoco ningún comportamiento determinado. Se puede incorporar lo "espiritual" en lo "político", como veremos más tarde. A esto, Ken Wilber lo denomina "espiritualidad sin coacciones".

Respecto a la necesidad de distinción entre "derechos negativos" y "derechos positivos" en el liberalismo dentro de esa "espiritualidad sin coacciones". En la teoría de la política, se establece una distinción entre "derechos positivos"- "libertad para" practicar una religión- y "derechos negativos"- "libertad frente a" la religión-. Una "espiritualidad sin coacciones" afirma el derecho a una "libertad frente a"- por tanto, un derecho negativo- a la coerción del Estado respecto a las creencias religiosas.

En este contexto, esta libertad de religión significa también "libertad frente a" la religión:
"Cualquier "bien" religioso o espiritual(...) debe venir después de un sistema de "derechos" que proteja al individuo de coerción por parte del Estado en dichos asuntos, en consecuencia, el derecho precede al bien"

 Sin embargo, como apunta Ken Wilber, el "derecho" preceda al "bien" religioso/espiritual, no quiere decir que el "derecho" excluya el "bien" religioso. En el liberalismo, la política puede(o no) desarrollarse sin la religión(sin el "bien religioso/espiritual"), pero si participa debe ser sin coerciones. De lo contrario, la religión- como "bien" religioso/espritual- deja de serlo. Ahora bien, podemos adoptar 2 actitudes respecto al papel de la religión en la política: Una primera actitud es la del rechazo de la religión en la participación de la política. Practican una política "libre de religión" constituyéndose ésta última en una auténtica religión por sí misma. Una segunda actitud es la de "insertar" la espiritualidad en la política. En esta segunda actitud, "quedan a menudo atrapados en programas pre-liberales, no postliberales" quienes defienden la participación de la espiritualidad en la política. Podemos concluir, que si bien es cierto, que la "libertad de religión" puede significar "libertad frente a la religión", no es menos cierto que la "libertad frente a la religión" ha sido usada para oprimir la "libertad de religión". La cuestión es cómo alcanzar un balance positivo entre ambas.

De todo lo dicho, podemos afirmar que el liberalismo entiende el "derecho" como un "bien" que protege a la sociedad de una regresión a una forma pre-liberal.Dentro de esta perspectiva, los derechos individuales no son libertades negativas sino bienes positivos. En otras palabras, el liberalismo es un bien- sistema de derechos- que previene de la regresión a un estado pre-liberal. ¿Qué significa que el liberalismo es un "bien" en sí mismo? En el liberalismo, los bienes espirituales forma parte de las libertades de una sociedad, si una "forma de espiritualidad florecierá como una expresión libre de coacciones". En las sociedades liberales, el derecho a una "realización espiritual" se considera un derecho básico como el derecho a la educación o como el derecho a la sanidad. 

Ken Wilber establece una distinción entre religión y espiritualidad. La religión remite a las "formas tradicionales e institucionalizados" heredados del pasado. La religión tiende a "involucrar estructuras de creencias, dogmas y doctrinas, ninguna de las cuales son necesariamente malas, sino que simplemente son los caminos por los que cualquier tradición religiosa se reproduce a sí misma". Por contra, la espiritualidad remite a aspectos vivos que a menudo acaban por institucionalizarse, por tanto, convirtiéndose, en religión. La espiritualidad "significa a menudo las realidades vitales, vivas y presentes, a las que uno accede a través de la práctica espiritual". Mientras la religión implica creencia, el espiritualidad implica experiencia. Tanto la religión como la Espiritualidad no pueden ser separadas completamente. Ambas deben entenderse como "diferentes momentos en el proceso evolutivo hacia el establecimiento de una relación con lo sagrado".

Volviendo al diálogo entre espiritualidad y política, ese diálogo puede cambiar según el significado de la palabra espiritualidad. Existe fundamentalmente 4 significados de espiritualidad:

El primer significado entiende la espiritualidad como una experiencia cumbre o como un estado de conciencia alterada. Una persona puede tener una experiencia directa con "lo divino". Estas experiencias o estados alterados constituyen la esencia de la espiritualidad.

El segundo significado concibe a la espiritualidad como adquisiciones de estadios de desarrollo. La espiritualidad corresponde a los niveles más elevados de cualquier línea de desarrollo evolutivo. En todos los casos, son los estadios "post" los que la mayoría de las personas identifican como "espirituales". La espiritualidad exige transformación como un rasgo permanente en el individuo.

El tercer significado comprende la espiritualidad no como un estado alterado sino como una línea completamente separada en sí misma. En este sentido, el desarrollo espiritual es como el desarrollo cognitivo o el desarrollo emocional. Todas las líneas de desarrollo son relativamente independientes. Aquí, la espiritualidad no es un estadio pasajero sino una línea de desarrollo que comienza en la infancia y que tiene sus propios cauces de desarrollo.


Y, el último significado no ve a la espiritualidad como un estado, nivel o línea de desarrollo sino como una cualidad que uno puede( o no) tener en cualquier estadio, nivel o línea de desarrollo. Considera  "espiritual" al hecho de poseer dicha característica. Esta cualidad pueden ser "el amor, la benevolencia, la sabiduría, el conocimiento y la conciencia despierta, la compasión o la integridad".

Cada uno de estos significados reflejan diferentes aspectos de la espiritualidad. El diálogo entre espiritualidad y política tiene un signo u otro según el uso de espiritualidad que evoquemos. A fin de avanzar en ese diálogo, Ken Wilber sugiere un modelo teórico integral que puede incluir estos 4 significados de espiritualidad en diferentes disciplinas: psicología, sociología y política. El esfuerzo, por acomodar estos cuatros significados, es denominado como "integral", hablaríamos, entonces, de psicología integral, sociología integral y política integral, respectivamente. "Integral" se refiere al intento de ser "tan inclusivo" como se pueda.

Veamos, cómo se traslada a la psicología y a la política este enfoque integral. 

La psicología integral desarrolla modelos psicológicos que incluyan los estados de conciencia. Los modelos psicológicos que no incluyan cada uno de estos cuatro significados de espiritualidad- que hemos hablado antes- no son, por definición, modelos psicológicos integrales. El desarrollo de la psicología integral ayuda a proporcionar mapas y modelos sobre las potencialidades humanas.

La política integral intentaría tomar los mapas y los modelos desarrollados por la psicología integral, cuando se introduce la espiritualidad en la política. El desarrollo de una teoría política integral debe contemplar dos aspectos:

Un primero, identificaría las diferentes teorías políticas de Oriente y de Occidente para crear un marco amplio que reconociera e que incorporará las verdades de esas teorías políticas. Dicho marco nos descubre diferentes dimensiones del pensamiento y de la acción política, como recoge Ken Wilber en su artículo:
a) "¿Es la causa del sufrimiento humano primariamente interna o externa?"

b) "¿Debería ponerse más énfasis en los derechos del individuo o en los derechos colectivos?"

c) "¿Cómo pueden los modelos psicológicos integrales- que incluyen ondas, flujos, estados y tipos- ser incluidos en la teoría política de forma que se honde todo el espectro de los potencialidades humanas contenidos en cualquier sistema de gobierno?"

Podemos elaborar un "índice" de todos los mapas políticos, a partir de las respuestas a estas preguntas, que nos ayudará a buscar caminos para superar los sistemas políticos que no respetan y contemplan la integridad del ser humano.

Y, un segundo, Ken Wilber propone un mapa integral denominado OCON( "todos los cuadrantes, todos los niveles"y "todas las líneas, todos los estadios y todos los tipos") que pretende encauzar las preguntas que hemos formulado con anterioridad en el punto uno. En este mapa se recoge cuatro dimensiones que representan "cuadrantes" distintos, a saber:
a) causalidad interna (adoptada por la derecha)
b) causalidad externa (adoptada por la izquierda)          
c) la individualidad (derechos)
d) la colectividad (deberes)

             

Todos estos cuadrantes tienen "ondas,cauces, estados y tipos, cuya existencia nos permite, entre otras cosas, ver cómo las distintas teorías políticas se han originado en diferentes estados y estadios de la conciencia humana", como podemos ver en la imagen. El resultado de este mapa es el comienzo de una teoría política integral.


27 de enero de 2012

María Elena Ferrer: De lo profano a lo sagrado

"Lo que es esencial para todos es darnos cuenta de que una fuerza naciente está disponible para la humanidad, y a esa ferza la llama Harvey activismo sagrado. Esta fuerza está alineada con el poder divino y es la fusión de las dos pasiones más nobles del alma humana: la pasión del místico por lo sagrado y la pasión del activista por la justicia. Cuando estas dos pasiones se unen, nace una inconmensurable fuerza de amor y sabiduría en acción". (Espiritualidad y política, página 240)

"La política y la espiritualidad son de esas cosas de la vida en las que todos queremos participar y disfrutar de sus beneficios, pero con las que generalmente no sabemos cómo identificarnos" Así es como, empieza su artículo María Elena Ferrer. La primera cuestión es esclarecer qué entendemos por política. En primer lugar, la política- concretamente el ejercicio político- exige siempre de la participación de la ética. Ética es necesaria para que pueda funcionar la política y pueda maniobrar el político responsable y serio. La política exige de una sensibilidad ética sin la que carece de sentido y sin la que se corrumpe el político. En segundo lugar, el ser humano tiene la necesidad- el problema, en realidad- de repartir los bienes materiales entre los integrantes de la sociedad, es decir, encontrar un modo de repartir esos bienes que "justifique"- legitime- ese reparto. Esto deriva en la creación de un poder y en la necesidad, a su vez, de legitimar ese poder. En este sentido, la política sería "el arte de repartir viablemente bienes, poder, rango". Ésta no es una cuestión baladi. Es, sin duda, uno de los mayores retos de cualquier sociedad y ahora de la humanidad como consecuencia del proceso de globalización.


Esta política de repartición de bienes, poder y rango tiene lugar en el transcurso de la historia "evolutiva" de la humanidad. De hecho, la historia política de la humanidad es la " historia del fracaso y del restablecimiento de ese arte". La historia de la humanidad transcurre en paralelo a esta historia política. Son indisociables. La historia política ha sido la historia de unos pocos individuos- normalmente, reyes, dirigentes políticos,...-. La lucha de esos pocos, por conseguir el rango- la posición- que legitime el poder para tomar decisiones, ha constituido- y continua siendo- el núcleo esencial de la historia de la política. Para comprender, hemos de considerar los condicionamientos- culturales, sociales, económicos...- y los motivos que están detrás de las decisiones políticas. Son esos condicionamientos históricos los que moldean cómo se legitima ese poder y cómo se ejercita.

La historia de la humanidad se dirige hacia la búsqueda del amor y de la verdad. Valores que derivan, en otros como la "libertad, cooperación, justicia, igualdad, tolerancia, coraje". Los grandes "visionarios" y "pensadores" políticos soñaron y trabajaron para crear una sociedad libre de la mentira y de la violencia. La historia de la humanidad también contempla precisamente valores opuestos al amor y a la verdad.

La historia de la humanidad es el reflejo de la evolución de fuerzas opuestas en el seno de una sociedad:
 "Hemos necesitado toda nuestra historia, con sus más y sus menos, para ser lo que somos ahora. Las fuerzas opuestas van y vienen como las olas del mar. Cuando vemos que el viejo se hace obsoleto e inservible, bloqueando todo posible progreso, se produce un giro en los acontecimientos. En tales circunstancias, es natural y necesario que surjan y se busquen vías para el progreso. El orden precedente ha de ser absorbido por el progreso, pero no borrado. No hace falta empezar de cero, así como no hace falta regresar a las cavernas para intentar una nueva estructura social. "

Actualmente, nos encontramos en medio de una transformación. Un cambio de orden. La humanidad parece haber llegado a una via "muerta" y está buscando una "salida" que no pase por un nuevo "ismo". No se trata de crear alternativas al orden establecido- que ya existen-  sino de voluntad para actuar y acabar con los intereses establecidos. Esa voluntad ya no es sólo la de los políticos sino fundamentalmente la de los ciudadanos. Los políticos no deben decidir sobre cuestiones esenciales sin tener presente la voluntad de los ciudadanos.

El movimiento por el cambio global se está abriendo paso. Lo vemos en la influencia creciente de las redes sociales y de Internet en nuestros hábitos de vida, en la política y en los movimientos sociales. Las personas no son simples cosas a las que se deba administrar desde la motivación y el control. Las personas son seres multidimensionales e interrelacionadas, com tal deben ser respetadas.

 No se puede concebir a la sociedad y al individuo como entidades separadas entre sí. Una sociedad es una red de relaciones. Cuando hablamos de la relación individuo- sociedad tenemos que considerar- a priori- que no existe un conflicto de intereses porque "en realidad ambos son uno". Sin embargo, la creencia, que cada individuo debe cuidar de sí mismo, o como mucho, de los suyos, está muy arraigada socialmente. Especialmente, en las sociedades occidentales. Se debe a que creemos que somos algo separado de la sociedad. Hay una tendencia a extraer tanto como se pueda de la sociedad y a evitar el contribuir o el hacer algún sacrificio por la sociedad. Estas dos actitudes son las que predominan en la sociedad y cambiarlas lleva a combatir esta falsa creencia de separatividad.

La felicidad de la humanidad depende del bienestar de los individuos. La sociedad provee al individuo de las condiciones necesarias para su óptimo desarrollo. Por eso, cada persona no sólo debe reparar su deuda con la sociedad sino también debe aportar algo más al servicio de la sociedad. Los conflictos siempre surgen del egoísmo, la ignorancia y la tendencia de algunos a dominar y a explotar. Los individuos son fuente de desorden pero, al mismo tiempo, son "medio de nuevos conocimientos, habilidades, visiones y acciones que hacen que la sociedad avance". El verdadero bienestar no consiste en sacrificar los intereses de ninguna de las partes- sociedad e individuos- sino en el crecimiento de ambas en un contexto de armonía. Entender esto es crucial.

La interdependencia de los seres humanos con sus sociedades se extiende a toda la creación. Las cosas están profundamente interrelacionadas en la creación. Son parte de un todo integral. Todo- lo que vemos o no- está relacionado y es interdependiente. Todo tiene su espacio y su papel asignado en la naturaleza. Todo comparte el mismo "espíritu":
"El universo parece una colección de objetos dispares, pero todas estas cosas en apariencia no relacionadas realmente son parte de un todo integral. La unidad es inherente  la diversidad. Todo lo que vemos, e incluso lo que no vemos, está relacionado y es interdependiente. Todo tiene su propio lugar y papel asignado en la naturaleza. Todo comparte el mismo espíritu."
Cuando se piensa en "ese" espíritu, algunos creen que es una "abstracción metafísica", algo que no es "real" que pertenece a otro mundo, que no es el de los sentidos, pero "el espíritu también tiene aspectos físicos". Pertenece a este mundo. La espiritualidad afirma que "lo divino"- lo espiritual- se manifiesta en "cada particula de materia". No es algo del "otro" mundo. La Física entiende que la materia y que la energía no son distintas: "La materia es una forma de energía omnipresente que se ha condensado en partículas nucleares que a su vez se han unido para formar átomos, moléculas, compuestos químicos y todas las cosas vivas y no vivas. Vemos que no hay diferencia alguna entre ellas, los elementos de una molécula de plomo son iguales a los de una de oro. Todo está "hecho de lo mismo" ". Así pues, como hemos dicho antes, el espíritu no es algo "sobrenatural". Es una energía "que aparece en el mundo físico" y que percibimos por medio de nuestros sentidos. Todas las cosas materiales son la manifestación de ese Espíritu Único: "Todas las cosas materiales son en realidad ese Espíritu Único manifestándose por medio de una combinación de vibraciones que se encuentran dentro del ámbito sensorial." El espíritu es la "conciencia pura" que "integra y desintegra las formas por medio de la vibración sonora, lo que sus sentidos "le dicen" ". Esta integración- y desintegración- se logra por medio del lenguaje que articula una ley común que gobierna toda la creación: "todos somos uno".

Este espíritu único va unido a la conciencia de unidad con la humanidad. Esta conciencia de unidad es omnipresente en la antigua India donde no hay distinciones entre yo, tú, él o ella. También, África nos brinda a través de su filosofía ancestral Ubuntu esta conciencia de unidad. Contempla a la humanidad como un todo armonioso. Es una forma de pensamiento muy alejada de nuestro individualismo. El pensamiento Ubuntu preconiza una máxima "formo parte de un todo, por eso existo". Esta máxima situa "al individuo en la comunidad, socialmente cohesionado, y como ideal Ubuntu promueve la cooperación entre individuos, culturas y naciones". Esta conciencia unitaria de la humanidad es una ruptura de la noción de separatividad. En vez de identificarnos por aquello que nos diferencia, deberíamos definirnos por aquello que tenemos en común. Aún, no hemos llegado a un nivel de conciencia que permita reinvertir el proceso: primero, la humanidad en su conjunto, y, después, las diferencias entre individuos, grupos y pueblos. Cuando emerja esta conciencia de unidad "Ya no nos fijaremos en las apariencias, sino en lo importantes que somos los unos para los otros".

Conectando, con todo lo dicho, debe producirse un cambio radical en la definición del liderazgo y en cómo los líderes deben liderar. Este cambio afectará a la propia identidad de los líderes, esto es, sus acciones, sus relaciones y sus percepciones acerca del mundo. ¿Cómo debe ser el nuevo liderazgo? El nuevo liderazgo debe combinar dos aspectos: la capacidad directiva y visionaria con las acciones de base. El líder emergente no llega el primero sino "con todos y a tiempo". Ese lider está llamado a ser un "lider sagrado"- en palabras de Andrew Harley- y tiene que combinar sus habilidades de liderazgo con el poder espiritual "de la co-creación sagrada".

Andrew Harvey tiene una visión sobre la actual crisis global. La llama la Noche Oscura de las Especies y concibe a estos nuevos líderes como "matronas" que asisten al nacimiento de una nueva humanidad.
Esta asistencia se verá en tres dimensiones:
1- En la agrupación de miles de personas en asociaciones y en ONGS, el establecimiento de redes y el impulso de los movimientos de base.
2- Desde el impulso de las nuevas tecnologías.
3- El surgimiento de un misticismo universal que harán accesibles metodologías para que quien quiera pueda transformarse a sí mismo.

Esta fuerza, que está disponible para la humanidad, Andrew Harvey la llama activismo sagrado. Esta fuerza está alienada con el poder divino y es el resultado de la fusión de "la pasión del místico por lo sagrado"y "la pasión del activista por la justicia". Cuando estas dos pasiones se unen, nace "una fuerza de amor y sabiduría en acción". A partir de este activismo sagrado, la pregunta que surge es ¿cómo o qué tienen que hacer los líderes sagrados para ser las madronas de esta nueva humanidad? Andrew Harvey diferentes propuestas. María Elena Ferrer destaca el trabajo "continuo con la sombra". ¿En qué consiste? Las personas necesitan reconocer sus fortalezas para impulsarse y sus debilidades para observarse y aprender. Más aún un líder. Trabajar continuamente con "nuestra" sombra es un reconocimiento de las debilidades que se "esconden en la oscuridad interior" de cada uno de nosotros. Un líder tiene que lidiar con dos sombras relacionadas entre sí: Una, la sombra colectiva de la humanidad y dos, cómo la propia sombra coopera y contamina la sombra colectiva. Este planteamiento no es nuevo, pero sí, su entendimiento y su alcance. Y, en eso estamos.

12 de enero de 2012

Miguel Aguado: Política Zen

"Una política Zen sería, en definitiva, aquella que de forma tranquila, sencilla, con distintas miradas con valores humanos o espirituales y más femeninos y con capacidad de comunicación pretende buscar la felicidad para todos. Nuevas formas de ver las cosas, nuevos valores; nuevas formas y sobre todo corazón en todo ello. Sencillo y complejo a la vez. Por eso creo firmemente que se puede ser budista, cristiano o simplemente humano y político; es más, no creo que pudiese ser de otra forma." 
 (Espiritualidad y política, página 260)

En Política Zen, Miguel Aguado analiza dos aspectos esenciales de la política, a saber, el fondo y la forma. Ambos aspectos son dos expresiones- aunque complementarias- de una manera de concebir y de hacer política, ya sea la tradicional, donde prima más la forma que el fondo de la política, o, ya sea la política Zen, en la que, por contra, se revaloriza el fondo en detrimento de la forma de hacer política. Esta es la tesis fundamental del artículo de Miguel Aguado. Veamos en qué consiste más detalladamente esta tesis.

Creemos más al político que utiliza en su discurso"términos económicos, complejos datos y referencias técnicas" porque se aproxima mejor a la "realidad" cotidiana de los ciudadanos. Nos habla de lo posible, de lo real. Por contra, aquel que habla de sentimientos, valores o ideales parece alejarse de la realidad. Nos habla de lo utópico, de lo irreal.Tendimos a no creerlo o a desconsiderarlo.

Sin embargo, la realidad es muy distinta. Buscamos una política con valores positivos. La gente busca valores identificables con la felicidad: "la verdad frente a la mentira,el diálogo frente a la discusión, la tranquilidad frente al conflicto." No queremos ser infelices. El problema está cuando hablamos de política- gestión y mejora de la sociedad- porque ponemos en liza valores contrarios a la felicidad.

El Zen nos podría servir para entender la unión que debería existir- a juicio de Miguel Aguado- entre la política, la espiritualidad y la vida. ¿Qué es el Zen? Podríamos definirlo como "una sabiduría, una manera de relacionarse con todas las cosas de tal forma que se busca siempre la justa medida, la superación de los dualismos y la sintonía con el todo". El Zen no es una religión. Es una forma de relacionarnos sin conflicto, donde predomina la armonía y el no-dualismo.

Otra definición de Zen más vinculada a la cotidianidad es "cuando tienes hambre, comes; cuando tienes sueño, duermes." Esta definición refleja la actitud zen: empieza por hacer con la máxima atención las cosas más cotidianas. Entonces, observamos que se diluye toda dualidad y desaparece toda contradicción: "estás todo tú en todo lo que haces." Esta es la actitud esencial del Zen: la no- dualidad y la no-contradicción.

¿Qué se plantea desde el Zen? El Zen plantea tres aspectos: El primero es"destronar al ser humano de su creencia de estar ubicado en el centro de todo". El segundo aspecto es que no estamos separados de la naturaleza, sino que somos parte del todo. Y, por último, el Zen se concentra con la mayor atención posible en la experiencia directa de la realidad. Son los tres aspectos esenciales de la enseñanza Zen.

¿Cuál es el fondo de las ideas? Georges Lakoff coescribió un libro titulado Metáforas de la vida cotidiana. En él, elaboró una tesis provocadora: las metáforas condicionan de manera decisiva nuestra forma de percibir la realidad, de pensar y de actuar. Lakoff - y su compañero Mark Johnson- ponen un ejemplo para demostrar hasta qué punto nos dominan las metáforas:
"Para nuestra cultura, discutir es combatir. En castellano, como en muchos otros idiomas, aceptamos sin rechistar la metáfora "Una discusión es una guerra", y la reforzaremos mediante un vocabulario belicista y una lógica de confrontación, en la que un interlocutor ataca los puntos del otro, se tira con bala si se dispone del suficiente arsenal dialéctico y se atacan los argumentos del contrario, que puede atrincherarse en sus posiciones, defender su territorio o contraatacar e forma combativa, hasta que uno se impone y gana la discusión. Imaginemos lo distinto que sería discutir si perteneciéramos a una cultura donde rigiera la metáfora "Una discusión es un baile". Los interlocutores tendrían que colaborar entre sí y marchar al compás, y primaría la armonía sobre la victoria, el ritmo sobre la refutación, el goce estético sobre el dialéctico".
 Este ejemplo, podemos trasladarlo al terreno de la felicidad. ¿Qué nos hace felices? Según la metáfora que nos "domine" podemos creer que "más dinero es mejor" para (llegar a) ser felices, o bien, cuestionar directamente esta metáfora cultural. La actual crisis económica está obligando a revisar la metáfora "más dinero es mejor". Evolucionamos hacia una sociedad más postmaterialista. Si nuestra máxima es ser felices, nuestro anhelo colectivo ha de procurar la felicidad al mayor número de personas. El deber de los políticos es que la gente sea feliz o, al menos, que la gente sea menos infeliz. Aquí encontramos un punto de unión entre política y espiritualidad: trabajar para la felicidad de los demás.

¿Cómo se puede trasladar al ámbito de la política? Miguel Aguado acude, una vez más, a dos metáforas: "el bienestar es prosperidad material" y "el bienestar es felicidad". Cada metáfora ejemplifica una manera de "medir" el nivel de desarrollo de una sociedad. Tradicionalmente, la política ha considerado la metáfora "el bienestar es prosperidad material" y, en consecuencia, ha desarrollado un indicador: PIB(Producto Interior Bruto)para medir ese nivel de desarrollo, atendiendo solamente a aspectos económicos y materiales. Sin embargo, se está abriendo paso la metáfora "el bienestar es felicidad" en la política, siguiendo la estela de Bután, un pequeño país asiático, con un nuevo indicador: FIB(Felicidad Interior Bruta)que mide la evolución y el progreso de un país con indicadores ligados a "aspectos educativos, de salud, de sostenibilidad ambiental, de respeto y cuidado de los más débiles,..etc" además de los estrictamente económicos.

Hoy, debemos valor y medir otros parámetros diferentes a los económicos. Como subraya Miguel Aguado muy acertadamente"Debemos valorar la situación de una sociedad con otros ojos, con otros valores que los meramente economicistas. Porque cambiar una sociedad a un modelo más socialdemócrata donde las personas son, no podría ser de otra manera, el eje central exige medir y valorar de otra manera. Tenemos que introducir como valor la política, el corazón, en la hoja de cálculo." Esta nueva política- la política Zen- debe dirigirse hacia un"caminar por la vía suave". Se necesita un cambio de valores. Un cambio que debe traducirse en valores como"solidaridad, paciencia, cooperación, diálogo, ponerse en el lugar del otro, ternura y tolerancia" que deben ser medios y fines de una "política con mayúsculas". Cabe añadir la necesidad de apelar y de integrar el optimismo, la confianza y el positivismo en la política frente al pesimismo, el miedo y el negativismo que reina por doquier y que no lleva a ningún puerto.



¿Por qué no otorgamos la misma importancia a las personas que las deben llevar a cabo? 
Los políticos deben ser objeto de una atenta observación por parte de la ciudadanía. Cuando los políticos- y por ente la política- se alejan de los valores humanos/espirituales, son percibidos como personas distantes y ajenas a la ciudadanía. Si, pensamos en grandes líderes, les recordamos más por sus "discursos", sus "afectos" y sus "acciones". En otras palabras, porque hicieron política y no "gestión de lo posible", sino que "Pensaron, hablaron y actuaron con el corazón". Deberíamos considerar y preguntarnos, si los políticos que toman decisiones, responden al interés general, a un interés específico o bien a su propio interés. A su vez, los políticos deben aprender a gobernar sin imponer "sus" ideas a la sociedad sino articular la voluntad de la sociedad. Avanzar en la democracia para que la opinión de más gente pueda influir en la toma de decisiones políticas. La cultura democrática y las redes sociales nos permiten avanzar en esta dirección. Y, finalmente, deberíamos avanzar en sistemas de control para que prevalezca la política del interés general frente al "uso" de la política del interés particular. En definitiva, "los problemas de la democracia se arreglan con más democracia".

Hemos estado hablando del fondo, ahora vamos a centrar nuestra atención en la forma.

Drew Westen explica en su libro, el cerebro político, que los partidos conservadores activan mejor los circuitos neuronales emocionales de los votantes indecisos mientras que los partidos progresistas revelan "un compromiso emocional e irracional hacia la racionalidad". También, George Lakoff en su ensayo, la mente política, detecta una mayor propensión de los partidos de izquierda a valorar la verdad y la racionalidad. Los políticos deben asumir el reto de dirigirse a la inteligencia de las personas y no a sus miedos.

Esta nueva política dirigida hacia la esencia de los valores- cuyo origen está en Europa- está surgiendo con fuerza en la política estadounidense. En los 80, se comenzó a valorar cómo persuadir al ciudadano/votante en los EE.UU. Esta nueva concepción de la política donde el contenido- el fondo recordemos- está supeditado a la forma de hacer política (marketing, en fondo), causó furor en Europa. Paralelamente, se volvió a dar valor al contenido frente a la forma en las últimas elecciones presidenciales de los EE.UU: "El mensaje, el susurro al oído, las ideas, las formas coherentes con las ideas dieron su fruto. (....) No es causalidad que en la principal potencia del mundo, el candidato con mayor presupuesto de la historia tuviese actos con una escenografía tan "cutre" en actos de pocas personas, pero hablando de tú a tú a millones de personas". Mientras, en Europa continuábamos en la dirección contraria. De este curioso viaje de ida y vuelta- como muy bien dice Miguel Aguado- podemos extraer la siguiente conclusión: la visión de la política con valores, como modelo europeo, cambió a la mercadotecnia de los EE.UU. y debería volver a Europa tras su paso por América.

De lo dicho anteriormente, ¿cómo debemos enfocar la acción política? Miguel Aguado habla de contrastar dos formas de política- marketing frente a la didáctica- y, dos perfiles de políticos- hoja de cálculo frente a PowerPoint-.

La política basada en el marketing estudia al individuo para conocer "sus costumbres, sus gustos, sus ideas o tendencias" con el objetivo de "hacerle llegar un producto o un servicio" al gusto del cliente. En ese sentido, la política del marketing se hace a base de estudios de opinión.Estos estudios consisten en "para saber que quiere la población, segmentando por edades y tipologías, luego se adorna con formas atractivas y, finalmente, se les "vende" esas ideas con esas formas como "ofertas" electorales." Esta política simplemente facilitaría el conocimiento de aquello que demanda la ciudadanía. La política de marketing sólo puede estar en manos de tecnócratas y de "actores políticos" y sólo puede ceñirse a la gestión de lo posible.

La política basada en la didáctica es la mejor forma de convencer con argumentos sobre cambios y avances sociales. Sólo pueden ser didácticos aquellos políticos que tienen claro lo que quieren y lo que sienten y aquéllos que tratan de compartir nuevas ideas y nuevos valores con la ciudadanía. La "política didáctica" es la que nos conecta con la política real, la que emociona, la que busca la mejor manera de comunicar, de llegar, de convencer a la gente y de dialogar entre ideas y propuestas. Aquí el marketing ya no sirve, aquí se necesita la didáctica.

Si trasladamos esa diferencia al mundo tecnológico, podríamos identificar la vieja política, la del marketing, con la hoja de cálculo: "Se introducen datos, estudios y de forma automática nos dice qué se puede hacer". Como hemos dicho, repetidamente, "es la política de lo posible", de lo calculado. La nueva política, la de la didáctica, se identifica con el PowerPoint, que nos permite hacer llegar visualmente ideas, propuestas y datos que invite a reflexionar. Este segunda herramienta tiene que ver más con la visión humana de la política. Un detalle interesante de estas dos herramientas- Excel y PowerPoint- es que una hoja de cálculo puede integrarse en una presentación en PowerPoint, pero no al revés. En la política actual abundan más políticos "grises" y "tecnócratas"-de hojas de cálculo- que políticos motivadores y persuasivos- de PowerPoint-. Cambiar esto es cambiar la forma de concebir lo público y lo político. Quedemos con esto último, porque ahí es donde erradica la transformación de la política.

7 de enero de 2012

Koldo Aldai: La política, un elevado servicio a la comunidad

"Hoy estamos en condiciones de empezar a hacer realidad la profecía de la escritora inglesa ya mencionada:" La visión aparecerá como una realidad en la Tierra cuando los individuos sumerjan voluntariamente sus intereses personales en el bien del grupo; cuando el grupo o los grupos se fusionen sus intereses en el bien nacional; cuando las naciones abandonen sus propósitos y metas egoístas por el bien internacional, y cuando esta recta relación internacional se base en el bien total de la humanidad misma". (Espiritualidad y política, página 204)

"La política, un elevado servicio a la comunidad" de Koldo Aldai es el duodécimo artículo del libro Espiritualidad y política.

En el presente artículo, La política, un elevado servicio a la comunidad, Koldo Aldai desarrolla el concepto de "política espiritual": qué es la política espiritual, cuáles deben ser las claves de la "nueva acción política", cómo debe ser el político "orientado espiritualmente", qué relación debe guardar la política con la religión, cómo debemos concebir la espiritualidad en relación a la política, cómo debe organizarse esta nueva política espiritual y qué valores y principios deben articular esta política espiritual.

No podemos negar la crisis política actual tanto en su dimensión conceptual- qué entendemos por política- como en su dimensión práctica- cómo se ejerce la política-. Nuestro mundo ha cambiado profundamente. Esto es una evidencia: está emergiendo una nueva conciencia planetaria y ésta exige un cambio radical en el planteamiento de la política, y, al mismo tiempo, un nuevo perfil humano- y espiritual- del político.

Para Koldo Aldai, "la política debe estar al servicio de la comunidad". Sin duda, desde el ejercicio de la política, se puede ser muy útil y se puede contribuir al bienestar colectivo. Para poder servir a la comunidad, es imprescindible un cierto nivel de desarrollo espiritual y la necesidad de servir al prójimo. Ambos aspectos son fonamentales para el ejercicio de la política. Además, la política reclama una gran dosis de sacrificio personal y de entrega incondicional al servicio de la comunidad. En este sentido, la genuina espiritualidad comparte con la política: el olvido de nosotros mismos para el servicio al otro, a la humanidad. El servicio a la comunidad es la razón primordial de la política. Su acción se sustenta en el servicio comunitario: la política es "el arte del servicio con mayúsculas", tal como sugiere Koldo Aldai.

Por otro lado, debemos ennoblecer la acción política porque está muy desprestigiada por la "clase política". La política espiritual puede recuperar el carácter noble de la política. Para Koldo Aldai, la política espiritual es "sinónimo de política en su ejercicio más noble, es decir, llamada a alcanzar una visión precisa y neutral y a desarrollar acción responsable". Su objetivo es "el mayor bien para el mayor número de personas". 

 Esta política espiritual se articula entorno a seis aspectos claves que orientan la acción política:
  1. Política planetaria: El político de orientación espiritual trata de "deshacer el espejismo de la separatividad". La separatividad es una ilusión originada por la mente. No existe la separación sino la unión basada en la relación. Alienta el espíritu de "unidad en la diversidad" y fomenta la idea de "la humanidad es una". En la política planetaria, no hay espacio para el "egoísmo nacional" que está llamado a desaparecer. El peso de "lo nacional" ha de mermar en aras del fortalecimiento de "lo internacional".
  2. Política ecológica: El político de orientación espiritual afirma que el destino de la humanidad está indisolublemente unido al de la Madre Tierra. La Tierra puede sostener las necesidades de todos, pero no así, los excesos. El cuidado y la protección de la Tierra ha de ser una máxima fundamental de la política espiritual.
  3. Política de Paz: El mayor desafío de la humanidad es el de la superación del viejo paradigma de la confrontación y del odio.
  4. Política de justicia: Instaurar la igualdad de oportunidades a la hora de acceder a la cultura, a la educación, a la sanidad y a otros servicios públicos.
  5. Política de consenso: El político con principios espirituales es áquel que persigue el más amplio consenso social en el mayor número de temas. La política de consenso consiste en saber cohesionar, en saber dibujar y expresar objectivos y horizontes comunes.
  6. Política responsable: Una política responsable no es necesariamente una política popular. La responsabilidad en su amplio sentido:
  1. Con respecto a las libertades y derechos fundamentales en general.
  2. Con respecto a la Tierra y su no agresión o contaminación.
  3. Con respecto a las futuras generaciones.
       El político espiritual implementa políticas justas y responsables no siempre bien acogidas.
     Koldo Aldai reflexiona sobre la relación entre política, religión y espiritualidad. Llama a diferenciar entre espiritualidad y religiosidad: "el hecho de que el/la político/a esté imbuido de valores espirituales no implica para nada que esté vinculado a instituciones." Debe establecerse un línea divisoria entre ambos términos: la espiritualidad se referiría a " valores elevados inmanentes a las diferentes tradiciones religiosas como nobleza, generosidad, altruismo, discernimiento...," y la religiosidad haría referencia a "instituciones humanas con toda su virtual carga de aciertos y errores". Koldo Aldai apela a la importancia de trabajar por la aconfesionalidad del Estado. A su modo, un estado laico- que no laicista- es garante de la imparcialidad y neutralidad del estado en materia religiosa.

    Por otro lado, establece un vínculo de unión entre política y espiritualidad. Vivimos un nuevo despertar de la espiritualidad, una espiritualidad Universal. Cada vez más gente vive un despertar de su espiritualidad. Espiritualidad y política se reencuentran, en este escenario, gracias a una mayor concienciación con respecto a la humanidad y a la Tierra. Espiritualidad y política se aúnan con el nacimiento del sentimiento de "unidad en la diversidad", dando importantes pasos en la instauración del ideal de la fraternidad humana. Este sentimiento de fraternidad ayudará a la superación de la separación entre nosotros y la Madre Tierra. En palabras de Koldo Aldai "Más pronto que tarde llegará un día por supuesto sin ejércitos, pero también sin cárceles, sin bancos, sin instituciones y empresas que medran a costa de la alienación de terceros... Lo pequeño volverá a ser hermoso. Se clausararán las factorías contaminantes, la agricultura industrial, los grandes hospitales, las grandes ciudades... Retornaremos a la naturaleza y con ello también a unas relaciones más cercanas y verdaderas. Nos agruparemos en comunidades, en ecoaldeas con importante grado de autosuficiencia, que estarán a su vez vinculadas entre sí formando redes. Compartiremos excedentes agrarios, fruta, tomates, artesanía, pero también software, arte y cultura... Nadie pasará necesidad y cuidaremos para que así sea".

    En este nuevo contexto, la política se transformará. Viviremos una redimensión de la acción política: dejará de ser una política lejana, pasando a ser una política cercana a la gente y de pequeño tamaño. La humanidad no necesitará de una clase política dirigente. Las redes sociales irán poco a poco reemplazando a las jerarquías de los gobiernos. Las relaciones humanas irán superando el egoísmo, centrándose en la promoción y en el establecimiento de relaciones positivas.

    En resumen, la política espiritual fomenta el sentimiento de colaboración y de responsabilidad y está imbuida de un profundo amor a la humanidad. El político orientado espiritualmente se caracteriza por su honestidad, su integridad y su inofensividad. Trata de reunificar y reconducir todas las fuerzas hacia un nuevo orden que substituya al viejo basado en la competitividad, el individualismo y el materialismo. El viejo orden se desplomará a nada que le privemos de nuestra energía y nos liberemos de nuestros miedos e inseguridades. Hoy, podemos comenzar a trazar una política espiritual que sienta las bases para un mundo más justo, unido y en paz.