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3 de febrero de 2012

Ken Wilber: Espiritualidad y política para el siglo XXI

"En el ámbito de lo interpersonal, en el rino de cómo usted y yo nos relacionamos con el otro como seres sociales, no hay áreas más importantes que las de la espiritualidad y la política. En una ocasión Paul Tillich definió lo "espiritual" como lo relacionado con "cuestiones fundamentales", ¿y cómo las cuestiones fundamentales no iban a ser parte de cualquier discusión importante? Por otra parte, y en lo que se refiere a la política, la definición más famosa de los seres humanos dice sencillamente que "los humanos son animales políticos"; y el término "político" significa en sí mismo lo que nosotros, los seres humanos,hacemos polis, un colectivo estar juntos en una comunidad que es tan fundamental para cada individuo" ( Espiritualidad y política, 121- 122)

"En el ámbito interpersonal, no hay áreas más importantes que las de la espiritualidad y la política" Es la síntesis perfecta del artículo Espiritualidad y política para el siglo XXI de Ken Wilber. Hay razones para que se establezca un diálogo entre espiritualidad y política. Más, cuando queremos reunirlas en una discusión. Para Ken Wiber, está claro "Por lo que a mi respecta, no puedo pensar en una discusión más importante". 

Al reconocer la importancia del diálogo abierto entre la espiritualidad y la política, nos enfrentamos a dos problemáticas:

1- Cómo vamos a definir "espiritualidad" y "política".
2- La distinción entre "derechos negativos"y "derechos positivos" en el marco de sociedades liberales.

Respecto a cómo definir "espiritualidad" y "política", el primer problema que nos enfrentamos es cómo definir "espiritual" para que pueda ser incorporado en "lo político" sin violar la separación entre Iglesia y Estado. El Estado no puede imponer ninguna creencia religiosa o espiritual como tampoco ningún comportamiento determinado. Se puede incorporar lo "espiritual" en lo "político", como veremos más tarde. A esto, Ken Wilber lo denomina "espiritualidad sin coacciones".

Respecto a la necesidad de distinción entre "derechos negativos" y "derechos positivos" en el liberalismo dentro de esa "espiritualidad sin coacciones". En la teoría de la política, se establece una distinción entre "derechos positivos"- "libertad para" practicar una religión- y "derechos negativos"- "libertad frente a" la religión-. Una "espiritualidad sin coacciones" afirma el derecho a una "libertad frente a"- por tanto, un derecho negativo- a la coerción del Estado respecto a las creencias religiosas.

En este contexto, esta libertad de religión significa también "libertad frente a" la religión:
"Cualquier "bien" religioso o espiritual(...) debe venir después de un sistema de "derechos" que proteja al individuo de coerción por parte del Estado en dichos asuntos, en consecuencia, el derecho precede al bien"

 Sin embargo, como apunta Ken Wilber, el "derecho" preceda al "bien" religioso/espiritual, no quiere decir que el "derecho" excluya el "bien" religioso. En el liberalismo, la política puede(o no) desarrollarse sin la religión(sin el "bien religioso/espiritual"), pero si participa debe ser sin coerciones. De lo contrario, la religión- como "bien" religioso/espritual- deja de serlo. Ahora bien, podemos adoptar 2 actitudes respecto al papel de la religión en la política: Una primera actitud es la del rechazo de la religión en la participación de la política. Practican una política "libre de religión" constituyéndose ésta última en una auténtica religión por sí misma. Una segunda actitud es la de "insertar" la espiritualidad en la política. En esta segunda actitud, "quedan a menudo atrapados en programas pre-liberales, no postliberales" quienes defienden la participación de la espiritualidad en la política. Podemos concluir, que si bien es cierto, que la "libertad de religión" puede significar "libertad frente a la religión", no es menos cierto que la "libertad frente a la religión" ha sido usada para oprimir la "libertad de religión". La cuestión es cómo alcanzar un balance positivo entre ambas.

De todo lo dicho, podemos afirmar que el liberalismo entiende el "derecho" como un "bien" que protege a la sociedad de una regresión a una forma pre-liberal.Dentro de esta perspectiva, los derechos individuales no son libertades negativas sino bienes positivos. En otras palabras, el liberalismo es un bien- sistema de derechos- que previene de la regresión a un estado pre-liberal. ¿Qué significa que el liberalismo es un "bien" en sí mismo? En el liberalismo, los bienes espirituales forma parte de las libertades de una sociedad, si una "forma de espiritualidad florecierá como una expresión libre de coacciones". En las sociedades liberales, el derecho a una "realización espiritual" se considera un derecho básico como el derecho a la educación o como el derecho a la sanidad. 

Ken Wilber establece una distinción entre religión y espiritualidad. La religión remite a las "formas tradicionales e institucionalizados" heredados del pasado. La religión tiende a "involucrar estructuras de creencias, dogmas y doctrinas, ninguna de las cuales son necesariamente malas, sino que simplemente son los caminos por los que cualquier tradición religiosa se reproduce a sí misma". Por contra, la espiritualidad remite a aspectos vivos que a menudo acaban por institucionalizarse, por tanto, convirtiéndose, en religión. La espiritualidad "significa a menudo las realidades vitales, vivas y presentes, a las que uno accede a través de la práctica espiritual". Mientras la religión implica creencia, el espiritualidad implica experiencia. Tanto la religión como la Espiritualidad no pueden ser separadas completamente. Ambas deben entenderse como "diferentes momentos en el proceso evolutivo hacia el establecimiento de una relación con lo sagrado".

Volviendo al diálogo entre espiritualidad y política, ese diálogo puede cambiar según el significado de la palabra espiritualidad. Existe fundamentalmente 4 significados de espiritualidad:

El primer significado entiende la espiritualidad como una experiencia cumbre o como un estado de conciencia alterada. Una persona puede tener una experiencia directa con "lo divino". Estas experiencias o estados alterados constituyen la esencia de la espiritualidad.

El segundo significado concibe a la espiritualidad como adquisiciones de estadios de desarrollo. La espiritualidad corresponde a los niveles más elevados de cualquier línea de desarrollo evolutivo. En todos los casos, son los estadios "post" los que la mayoría de las personas identifican como "espirituales". La espiritualidad exige transformación como un rasgo permanente en el individuo.

El tercer significado comprende la espiritualidad no como un estado alterado sino como una línea completamente separada en sí misma. En este sentido, el desarrollo espiritual es como el desarrollo cognitivo o el desarrollo emocional. Todas las líneas de desarrollo son relativamente independientes. Aquí, la espiritualidad no es un estadio pasajero sino una línea de desarrollo que comienza en la infancia y que tiene sus propios cauces de desarrollo.


Y, el último significado no ve a la espiritualidad como un estado, nivel o línea de desarrollo sino como una cualidad que uno puede( o no) tener en cualquier estadio, nivel o línea de desarrollo. Considera  "espiritual" al hecho de poseer dicha característica. Esta cualidad pueden ser "el amor, la benevolencia, la sabiduría, el conocimiento y la conciencia despierta, la compasión o la integridad".

Cada uno de estos significados reflejan diferentes aspectos de la espiritualidad. El diálogo entre espiritualidad y política tiene un signo u otro según el uso de espiritualidad que evoquemos. A fin de avanzar en ese diálogo, Ken Wilber sugiere un modelo teórico integral que puede incluir estos 4 significados de espiritualidad en diferentes disciplinas: psicología, sociología y política. El esfuerzo, por acomodar estos cuatros significados, es denominado como "integral", hablaríamos, entonces, de psicología integral, sociología integral y política integral, respectivamente. "Integral" se refiere al intento de ser "tan inclusivo" como se pueda.

Veamos, cómo se traslada a la psicología y a la política este enfoque integral. 

La psicología integral desarrolla modelos psicológicos que incluyan los estados de conciencia. Los modelos psicológicos que no incluyan cada uno de estos cuatro significados de espiritualidad- que hemos hablado antes- no son, por definición, modelos psicológicos integrales. El desarrollo de la psicología integral ayuda a proporcionar mapas y modelos sobre las potencialidades humanas.

La política integral intentaría tomar los mapas y los modelos desarrollados por la psicología integral, cuando se introduce la espiritualidad en la política. El desarrollo de una teoría política integral debe contemplar dos aspectos:

Un primero, identificaría las diferentes teorías políticas de Oriente y de Occidente para crear un marco amplio que reconociera e que incorporará las verdades de esas teorías políticas. Dicho marco nos descubre diferentes dimensiones del pensamiento y de la acción política, como recoge Ken Wilber en su artículo:
a) "¿Es la causa del sufrimiento humano primariamente interna o externa?"

b) "¿Debería ponerse más énfasis en los derechos del individuo o en los derechos colectivos?"

c) "¿Cómo pueden los modelos psicológicos integrales- que incluyen ondas, flujos, estados y tipos- ser incluidos en la teoría política de forma que se honde todo el espectro de los potencialidades humanas contenidos en cualquier sistema de gobierno?"

Podemos elaborar un "índice" de todos los mapas políticos, a partir de las respuestas a estas preguntas, que nos ayudará a buscar caminos para superar los sistemas políticos que no respetan y contemplan la integridad del ser humano.

Y, un segundo, Ken Wilber propone un mapa integral denominado OCON( "todos los cuadrantes, todos los niveles"y "todas las líneas, todos los estadios y todos los tipos") que pretende encauzar las preguntas que hemos formulado con anterioridad en el punto uno. En este mapa se recoge cuatro dimensiones que representan "cuadrantes" distintos, a saber:
a) causalidad interna (adoptada por la derecha)
b) causalidad externa (adoptada por la izquierda)          
c) la individualidad (derechos)
d) la colectividad (deberes)

             

Todos estos cuadrantes tienen "ondas,cauces, estados y tipos, cuya existencia nos permite, entre otras cosas, ver cómo las distintas teorías políticas se han originado en diferentes estados y estadios de la conciencia humana", como podemos ver en la imagen. El resultado de este mapa es el comienzo de una teoría política integral.


18 de enero de 2012

Dokushô Villalba: Trascendencia e Inmanencia respecto a los asuntos públicos

"No puede haber una política espiritual ni una espiritualidad política si no hay verdadera espiritualidad, es decir, experiencia profunda de la Unidad no-dual. Éste es el origen de la transformación interior necesaria. ¿En qué consiste esencialmente esta transformación? La resolución de nuestro sentido interno de carencia, de la angustia- ansiedad- malestar, no es algo que pueda hacerse por decreto, sino que requiere un proceso responsable y comprometido de instrospección de honestidad. Individualmente, tenemos que enfrentarnos a nuestra principal represión, a nuestro mayor miedo: el miedo a la muerte o el miedo a no ser.(....) La meditación Zen enseña a dejarnos caer en el vacío, a morir psicológica y espiritualmente en la ilusión de ser un yo- autoimagen distinto y separado de la Totalidad."
(Espiritualidad y política, páginas 223- 224)

¿Qué es la religión? Dokushô Villalba hace una aproximación al sentido primigenio del término religión. Etimológicamente, religión procede del latín "religare" que significa "volver a unir". Este significado de religión guarda una relación con la palabra yoga que significa "aquello que une". De esta manera, "lo religioso" sería aquello "que nos vuelve a unir", "que nos devuelve a un estado de Unidad". "¿Unir o reunir qué con qué?" Se puede responder a esta pregunta con otra pregunta: ¿Por qué surgió el sentimiento religioso? El sentimiento religioso surge en el hombre primitivo y con el nacimiento de la conciencia individual. Esta conciencia individual va acompañada de la angustia del yo separado del Todo. Esta separatividad podría representar- a ojos de Dokushô Villalba- "la caída y la expulsión del paraíso de la fusión inconsciente con el Todo, separación que es origen de la angustia existencial". La base del sentimiento religioso es el anhelo de liberación de esa angustía del yo separado. Este sentimiento religioso es inherente a la propia existencia humana y todos los seres humanos experimentamos este anhelo de liberación.

Este sentimiento de anhelo de liberación se ha traducido en el desarrollo de dos tipos de espiritualidad: la Espiritualidad Lakotara y la Espiritualidad Laukika. Podríamos considerarlas como dos formas de religiosidad, que no se excluyen entre sí, y, que pueden complementarse en una determinada tradición religiosa. Veamos en qué consiste cada una de estas espiritualidades.

La Espiritualidad Lakotara es de carácter trascendente, es decir, busca la trascendencia de ese yo separado, que hemos mencionado con anterioridad, "facilitando el acceso y la consolidación de un estado de conciencia de unidad no-dual, más allá del yo". Por tanto, busca alcanzar un estado de conciencia unitaria que disuelva la dualidad. Desde la espiritualidad lokotara, el término religión significa fundir la conciencia del individuo con el Todo y experimentar la no-dualidad. Históricamente, la espiritualidad lokotara ha sido un fenómeno minoritaria en las tradiciones religiosas.

La Espiritualidad Laukika proporciona significado y sosiego al yo separado a través del fortalecimiento de la identidad colectiva -o individual- mediante un determinado sistema de creencias, de ritos, de valores y de símbolos. La práctica de esta espiritualidad está conformada por un conjunto de rituales que actúan como "narcóticos amortiguadores de la angustia existencial", pero que no la disuelven por completo. Para esta tradición religiosa, la espiritualidad significa unir- cohesionar- la propia individualidad con otras individualidades en un sistema de creencias que fortalezca"la identidad individual, social y étnica".

En resumen, la espiritualidad lokotara ayuda a trascender el yo separado y la visión que el yo tiene del mundo y la espiritualidad laukika ayuda a sentirse más integrado en la propia individualidad y a vivir mejor en el mundo. En casi todas las religiones conviven ambas formas de espiritualidad. A veces, una tradición religiosa lokotara termina por convertirse con el paso del tiempo en una religiosidad laukida. También en un individuo pueden convivir ambas formas de espiritualidad.

El sentimiento religioso es común a todos los seres humanos. ¿Alguién lo duda? Su carácter es universal. Este sentimiento religioso está detrás del nacimiento de las diversas tradiciones religiosas de la humanidad. El origen se encuentra en una experiencia trascendente- por tanto, lokotara-. Alguien- normalmente, el fundador/es de una tradición religiosa- ha experimentado un estado no-dual. Esta experiencia puede suceder- desde el punto de vista de Dokushô Villalba- de 2 formas:
  1. Espontániamente.
  2. Conscientemente buscada y obtenida a través de una "determinada técnica psico-fisio-espiritual".
Si la experiencia religiosa ha surgido de manera espontánea, se convierte en una espiritualidad laukida. Si, por el contrario, la experiencia religiosa ha sido buscada y facilitada por determinadas técnicas- meidtación,yoga,...- el fundador/es- tal com hemos dicho antes- puede transmitir a los demás dichas técnicas para que puedan experimentar esa "experiencia religiosa" de unicidad y de fusión con el Todo. Esta experiencia religiosa se convierte en una espiritualidad lokotara.

Ahora bien, ¿Qué aspectos positivos y negativos tienen estas tradiciones religiosas? Desde el punto de vista positivo, cualquier tradición religiosa vehicula un sistema de valores que constituye un patrimonio religioso de la humanidad. Y, como tal, es la expresión viva de la diversidad religiosa del género humano. En el lado negativo, las tradiciones religiosas están sujetas a la contingencia- al paso del tiempo- porque han nacido en un determinado contexto geográfico, en un marco sociocultural y en una época histórica específica. ¿Alguien cuestiona esta contingencia de las tradiciones religiosas? Esta contingencia cuestiona la tendencia- legítima o no- a extrapolar los valores "propios" de una tradición religiosa a valores universales atemporales.  Otro aspecto negativo es la desaparición de las tradiciones religiosas laukikas porque éstas se ciñen a un marco social, cultural y histórico determinado. Mientras las tradiciones religiosas lokotaras necesitan desprenderse cíclicamente de la contingencia con el fin de facilitar "la experiencia de lo Incondicionado". La contingencia de las tradiciones religiosas me lleva a una reflexión: la imposibilidad de universalizar "valores propios" de tradiciones religiosas específicas y el cuestionamiento de los valores propios- por tanto, del cambio de valores- para la perdurabilidad de esas tradiciones religiosas.

Y, ¿de las instituciones religiosas? Dokushô Villalba habla de tres aspectos: el objetivo último de las instituciones religiosas, el carácter materialista de las instituciones religiosas y la encarnación de las tradiciones religiosas en instituciones. El objetivo de toda institución religiosa es la de preservar la experiencia del fundador/es a través de la tradición religiosa o bien a través del cuerpo doctrinal y el sistema de creencias que constituye esa tradición religiosa. Las instituciones religiosas son la materializacón de la religiosidad. Por ello, las instituciones religiosas están sujetas al deterioro, a la corrupción no sólo por la propia condición humana- somos seres corruptibles, y, deteriorables- sino también provocado por el paso del tiempo y por las circunstancias sociales, políticas y económicas- es decir, una vez más, por la contingencia-. Por último, las instituciones religiosas son la corporización de la religiosidad. En este sentido, las instituciones religiosas- como el cuerpo-"envejecen", se "deterioran", se "anquilosan" y acaban muriendo. Este hecho refleja el proceso vital de cualquier institución religiosa. No podemos rechazar las instituciones religiosas porque es, como si rechazaramos, el cuerpo envejecido o deteriorado por el paso del tiempo. Otra cosa, desde mi punto de vista, es prescindir de las instituciones religiosas para vivir directamente el fenómeno religioso y/o espiritual. Eso, efectivamente, es otro cantar.

¿Cuál es el origen de la actual crisis? ¿Por qué están afectadas las tradiciones e instituciones religiosas? 
"Todos sabemos que tanto las causas como los síntomas de esta crisis son complejos y numerosos y que alcanzan los ámbitos políticos, económicos, sociales, culturales, individuales e instituciones, y que las mismas tradiciones e instituciones religiosas se hayan sumidas también en la crisis."
La crisis de civilización, que tiene su origen en la cultura occidental de "base greco-judeo-cristiana", se gestó a partir del Renacimiento y ha culminado en la actual globalización neoliberal. ¿Cuál ha sido la evolución? Hasta el Renacimiento, la tradición religiosa judeocristiana fue el principal marco de referencia de la sociedad occidental. En ese contexto, las Iglesias funcionaron como "religiones legítimas", cohesionando social y culturalmente a la población, a lo largo de la Edad Media. Durante ese periodo, el pensamiento religioso era la única forma aceptable de ver, pensar y conocer el mundo. El Renacimiento marcó la emergencia de la razón y del método científico como nuevas formas de conocimiento. La fe religiosa representada por la Iglesia y la razón representada por pensadores, filósofos, científicos entraron en conflicto. Ya no había una única forma de aproximarse al conocimiento. Desde entonces, este conflicto ha continuado y continua sin visos de solución. El Racionalismo y el pensamiento científico han ido socavando los cimientos de la religión basados en la fe y en las creencias. La Revolución Industrial, por un lado, y el Positivismo racionalista, por otro lado, así como el Individualismo surgido de la Revolución Francesa, supusieron el desbancamiento de los símbolos de cohesión social de la Iglesia. Occidente se adentró en una senda de desarrollo material que ha continuado hasta la actualidad. Así, hasta llegar a la actual religión del dinero y del dios mercado, religión que está exportandose a través de la globalización neoliberal. ¿Qué ha supuesto este hecho? Al deshacernos de las tradiciones y de las instituciones religiosas, nos deshacemos, al mismo tiempo, de la espirtualidad, quedándonos con la visión materialista de la realidad. Hemos dejado paso a nuevas formas de religiosidad- o pseudoreligiosidad- entre ellas, el culto al Dios Dinero que profesa de la Religión del Mercado. 


¿En qué consiste el culto al Dios Dinero? ¿Qué es la Religión del Mercado? El culto al Dios Dinero es "la religión secular de nuestros tiempos." El dinero es un símbolo de redención religiosa. ¿De qué? de "la necesidad religiosa de redimirnos de nuestro sentimiento de separatividad". ¿Nada nuevo, verdad? La compulsión por el dinero es una reacción laukida de amortiguar la angustia del yo separado. El dinero en sí no tiene ningún valor intrínsico. Es un medio de transacción. El problema surge cuando el dinero se convierte en un fin en sí mismo, surge entonces la compulsión por el dinero. Todas las cosas valiosas de la vida se convierten en medios para lograr un fin- el dinero-. Al perder ese contacto, nos centramos en la acumulación de dinero. El dinero se ha convertido en la forma de "ser alguien", de hacer frente a la intuición inconsciente de que "en realidad no somos nada" sino "seres plenamente insertos en una totalidad plena". Buscamos la confirmación de que somos "alguien", acumulando dinero. Algo del todo incierto.
Se trata de una ilusión. El dinero es el dios de la religión del mercado y la producción- consumo es su principal rito- claro está- pseudorreligioso. Nos hemos convertido a la religión del mercado con sus respectivos 10 mandamientos- como si se tratará de la Biblia misma-.

¿Cómo salir del vacío espiritual, que trata de ser llenado por el culto al dinero, de la religión del mercado?
En primer lugar, cómo muy bien apunta Dokushô Villalba, debe producirse una transformación interna de las personas. La mera transformación de las estructuras políticas o económicas, sin esta previa transformación sólo conduce a cambios de decoración. Cambios que no sirven - o sirven bien poco- para salir de ese vacío espiritual de la religión del mercado. Por otra parte, la acción política está gravemente deteriorada. Los políticos no utilizan la política como servicio al pueblo sino como un medio de alcanzar poder, fortuna o prestigio. No sirven al pueblo sino al capital. En ese sentido, el poder político se ha convertido en un vasallo del poder económico. La mayoría de los políticos son meros "gestores públicos" de la religión del mercado.

¿Qué podemos hacer al respecto? Necesitamos una nueva manera de hacer política y nuevos políticos dotados de una visión trascedente e inmanente de la realidad. Quienes tienen que gestionar los asuntos públicos posean una visión trascendente y ennoblecedora de la naturaleza y del lugar que ocupa la vida y el ser humano en ella. Esta es la propuesta de Dokushô Villalba para la acción política.

¿Cómo se materializa esta acción política en las tradiciones espirituales? Las tradiciones espirituales lokotaras enseñan que la transformación debe operar desde el interior de las conciencias. Sólo esa transformación interna puede apuntalar una transformación externa. Esta transformación interna es facilitada por las grandes tradiciones espirituales.

En los orígenes de la cultura occidental existían los misterios griegos de Eleusis que cumplían esta función. El mundo griego y romano bebió de las fuentes de los misterios griegos de Eleusis durante más de 2000 años. En la obra, El Camino a Eleusis, habla sobre las prácticas religiosas entorno a esos misterios eleusinos. ¿En qué consistían? En la ingesta de Kykeon, una bebida hecha de cebada y póleo "entre cuyos ingredientes se encuentraba el hongo Claviceps purpurea, un parásito del centeno y de otros cereales como la cebada y el trigo, conocido popularmente como el cornezuelo del centeno. (...) el cornezuelo es una rica fuente de alcaloides con aplicaciones farmacológicas".Podemos concluir- muy irónicamente-que el origen de la inspiración de los padres de la civilización occidental fue una experiencia trascendental facilitada por el ácido lisérgico en el marco de los misterios eleusinos.

Este ejemplo, nos muestra la necesidad urgente de "atravesar el caparazón" de la modernidad, que han formado el secularismo, el racionalismo, el cientificismo, el materialismo y el consumismo, para provocar una transformación interna de las personas a través de experiencias espirituales facilitadas por disciplinas tradicionales- meditación zen,...- o bien por sustancias- como la Kykeon..-.

Por último, los misterios de Eleusis así como toda verdadera iniciación en la trascendencia de la realidad, que pueden facilitar las tradiciones espirituales lokotoras, implican una muerte psicológica y espiritual. Sólo mediante esta muerte puede nacer un nuevo ciudadano y una "nueva estirpe de hombres públicos".

7 de enero de 2012

Koldo Aldai: La política, un elevado servicio a la comunidad

"Hoy estamos en condiciones de empezar a hacer realidad la profecía de la escritora inglesa ya mencionada:" La visión aparecerá como una realidad en la Tierra cuando los individuos sumerjan voluntariamente sus intereses personales en el bien del grupo; cuando el grupo o los grupos se fusionen sus intereses en el bien nacional; cuando las naciones abandonen sus propósitos y metas egoístas por el bien internacional, y cuando esta recta relación internacional se base en el bien total de la humanidad misma". (Espiritualidad y política, página 204)

"La política, un elevado servicio a la comunidad" de Koldo Aldai es el duodécimo artículo del libro Espiritualidad y política.

En el presente artículo, La política, un elevado servicio a la comunidad, Koldo Aldai desarrolla el concepto de "política espiritual": qué es la política espiritual, cuáles deben ser las claves de la "nueva acción política", cómo debe ser el político "orientado espiritualmente", qué relación debe guardar la política con la religión, cómo debemos concebir la espiritualidad en relación a la política, cómo debe organizarse esta nueva política espiritual y qué valores y principios deben articular esta política espiritual.

No podemos negar la crisis política actual tanto en su dimensión conceptual- qué entendemos por política- como en su dimensión práctica- cómo se ejerce la política-. Nuestro mundo ha cambiado profundamente. Esto es una evidencia: está emergiendo una nueva conciencia planetaria y ésta exige un cambio radical en el planteamiento de la política, y, al mismo tiempo, un nuevo perfil humano- y espiritual- del político.

Para Koldo Aldai, "la política debe estar al servicio de la comunidad". Sin duda, desde el ejercicio de la política, se puede ser muy útil y se puede contribuir al bienestar colectivo. Para poder servir a la comunidad, es imprescindible un cierto nivel de desarrollo espiritual y la necesidad de servir al prójimo. Ambos aspectos son fonamentales para el ejercicio de la política. Además, la política reclama una gran dosis de sacrificio personal y de entrega incondicional al servicio de la comunidad. En este sentido, la genuina espiritualidad comparte con la política: el olvido de nosotros mismos para el servicio al otro, a la humanidad. El servicio a la comunidad es la razón primordial de la política. Su acción se sustenta en el servicio comunitario: la política es "el arte del servicio con mayúsculas", tal como sugiere Koldo Aldai.

Por otro lado, debemos ennoblecer la acción política porque está muy desprestigiada por la "clase política". La política espiritual puede recuperar el carácter noble de la política. Para Koldo Aldai, la política espiritual es "sinónimo de política en su ejercicio más noble, es decir, llamada a alcanzar una visión precisa y neutral y a desarrollar acción responsable". Su objetivo es "el mayor bien para el mayor número de personas". 

 Esta política espiritual se articula entorno a seis aspectos claves que orientan la acción política:
  1. Política planetaria: El político de orientación espiritual trata de "deshacer el espejismo de la separatividad". La separatividad es una ilusión originada por la mente. No existe la separación sino la unión basada en la relación. Alienta el espíritu de "unidad en la diversidad" y fomenta la idea de "la humanidad es una". En la política planetaria, no hay espacio para el "egoísmo nacional" que está llamado a desaparecer. El peso de "lo nacional" ha de mermar en aras del fortalecimiento de "lo internacional".
  2. Política ecológica: El político de orientación espiritual afirma que el destino de la humanidad está indisolublemente unido al de la Madre Tierra. La Tierra puede sostener las necesidades de todos, pero no así, los excesos. El cuidado y la protección de la Tierra ha de ser una máxima fundamental de la política espiritual.
  3. Política de Paz: El mayor desafío de la humanidad es el de la superación del viejo paradigma de la confrontación y del odio.
  4. Política de justicia: Instaurar la igualdad de oportunidades a la hora de acceder a la cultura, a la educación, a la sanidad y a otros servicios públicos.
  5. Política de consenso: El político con principios espirituales es áquel que persigue el más amplio consenso social en el mayor número de temas. La política de consenso consiste en saber cohesionar, en saber dibujar y expresar objectivos y horizontes comunes.
  6. Política responsable: Una política responsable no es necesariamente una política popular. La responsabilidad en su amplio sentido:
  1. Con respecto a las libertades y derechos fundamentales en general.
  2. Con respecto a la Tierra y su no agresión o contaminación.
  3. Con respecto a las futuras generaciones.
       El político espiritual implementa políticas justas y responsables no siempre bien acogidas.
     Koldo Aldai reflexiona sobre la relación entre política, religión y espiritualidad. Llama a diferenciar entre espiritualidad y religiosidad: "el hecho de que el/la político/a esté imbuido de valores espirituales no implica para nada que esté vinculado a instituciones." Debe establecerse un línea divisoria entre ambos términos: la espiritualidad se referiría a " valores elevados inmanentes a las diferentes tradiciones religiosas como nobleza, generosidad, altruismo, discernimiento...," y la religiosidad haría referencia a "instituciones humanas con toda su virtual carga de aciertos y errores". Koldo Aldai apela a la importancia de trabajar por la aconfesionalidad del Estado. A su modo, un estado laico- que no laicista- es garante de la imparcialidad y neutralidad del estado en materia religiosa.

    Por otro lado, establece un vínculo de unión entre política y espiritualidad. Vivimos un nuevo despertar de la espiritualidad, una espiritualidad Universal. Cada vez más gente vive un despertar de su espiritualidad. Espiritualidad y política se reencuentran, en este escenario, gracias a una mayor concienciación con respecto a la humanidad y a la Tierra. Espiritualidad y política se aúnan con el nacimiento del sentimiento de "unidad en la diversidad", dando importantes pasos en la instauración del ideal de la fraternidad humana. Este sentimiento de fraternidad ayudará a la superación de la separación entre nosotros y la Madre Tierra. En palabras de Koldo Aldai "Más pronto que tarde llegará un día por supuesto sin ejércitos, pero también sin cárceles, sin bancos, sin instituciones y empresas que medran a costa de la alienación de terceros... Lo pequeño volverá a ser hermoso. Se clausararán las factorías contaminantes, la agricultura industrial, los grandes hospitales, las grandes ciudades... Retornaremos a la naturaleza y con ello también a unas relaciones más cercanas y verdaderas. Nos agruparemos en comunidades, en ecoaldeas con importante grado de autosuficiencia, que estarán a su vez vinculadas entre sí formando redes. Compartiremos excedentes agrarios, fruta, tomates, artesanía, pero también software, arte y cultura... Nadie pasará necesidad y cuidaremos para que así sea".

    En este nuevo contexto, la política se transformará. Viviremos una redimensión de la acción política: dejará de ser una política lejana, pasando a ser una política cercana a la gente y de pequeño tamaño. La humanidad no necesitará de una clase política dirigente. Las redes sociales irán poco a poco reemplazando a las jerarquías de los gobiernos. Las relaciones humanas irán superando el egoísmo, centrándose en la promoción y en el establecimiento de relaciones positivas.

    En resumen, la política espiritual fomenta el sentimiento de colaboración y de responsabilidad y está imbuida de un profundo amor a la humanidad. El político orientado espiritualmente se caracteriza por su honestidad, su integridad y su inofensividad. Trata de reunificar y reconducir todas las fuerzas hacia un nuevo orden que substituya al viejo basado en la competitividad, el individualismo y el materialismo. El viejo orden se desplomará a nada que le privemos de nuestra energía y nos liberemos de nuestros miedos e inseguridades. Hoy, podemos comenzar a trazar una política espiritual que sienta las bases para un mundo más justo, unido y en paz.