Mostrando entradas con la etiqueta Sistema monetario. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Sistema monetario. Mostrar todas las entradas

1 de octubre de 2015

La trampa de la deuda: vídeo explicativo

La trampa de la deuda es el segundo vídeo de la trilogía Las raíces profundas de la crisis financiera mundial. En él, el catedrático emérito de economía Bernd Senf desenmascará el proceso de creación de la deuda en el actual sistema monetario. 


20 de agosto de 2015

Experiencias piloto con un sistema monetario libre de interés

Las aplicaciones concretas de hoy son los embriones de una nueva economía es el séptimo capítulo del libro Dinero sin inflación ni tasas de interés de Margrit Kennedy. En este capítulo del libro, vamos a concretar qué experiencias piloto con un sistema monetario libre de interés se han llevado a la práctica en diferentes países y qué ventajas y desventajas existen en los sistemas monetarios libres de interés.

Se han desarrollado diferentes modelos de ahorro y préstamo, por un lado, y de intercambio de bienes y servicios, por otro lado, y en cuanto a su campo de acción, local o nacional. A nivel local, encontramos el Sistema Canadiense LET, que hemos mencionado en el capítulo anterior del libro, ofrece un medio de cambio libre de interés para grupos, comunidades, pueblos o suburbios con un mínimo de 20 y un máximo de 5.000 miembros. El WIR-Wirstschaftsring en Suiza es un sistema de cuentas para el intercambio de bienes y servicios de empresas pequeñas y medianas. A nivel nacional, encontramos a los bancos cooperativos J.A.K. en Dinamarca y Suecia donde se provee de un sistema de ahorro y préstamo sin intereses a nivel nacional, en condiciones mejores de lo que ofrecen los bancos comerciales. Las experiencias piloto, mencionadas con anterioridad, ponen de manifiesto que es posible llevar a la práctica un sistema monetario libre de intereses.

Expongamos las diferentes experiencias piloto que hemos mencionado con anterioridad. Empecemos con el sistema LET. El sistema LET surgió en Canadá en los años 80. Concretamente, en Comox Valley en la isla Vancouver, en la Colombia Británica. Hoy en día, se ha extendido a otros países. La filosofía del Sistema LET es la siguiente: "En cada pueblo, ciudad o región hay personas con capacidades y recursos que no se aprovechan en el sistema económico establecido, pese a existir demanda de ellos. Una red de intercambios da a las personas la posibilidad de compartir sus competencias respectivas y enriquece la vida de la comunidad sin recurrir al sistema monetario vigente." La unidad de pago en el Sistema LET es el "dólar verde" que posee igual valor que el dólar canadiense normal. En el Sistema LET, no se abonan intereses por créditos ni débitos. Dado que el valor del dólar verde es igual al del dólar canadiense, la inflación actúa como un sistema de control de la circulación del dinero porque los créditos se devalúan a medida que se incrementa la inflación. Desde el punto jurídico, el sistema LET no interfiere con la autoridad del sistema legal vigente en los países ni con el monopolio del Estado para acuñar moneda. El sistema LET constituye una respuesta local respecto a las multinacionales y al Estado. El sistema LET es inmune a las recesiones o al interés sobre la deuda. El sistema monetario puede derrumbarse que no pierde su valor. Su fuerza radica en que no puede utilizarse con fines especulativos o enriquecimiento injustificado. El potencial de crecimiento del sistema LET depende del número de transacciones que el sistema puede absorber. Además, el origen de los "dólares verdes" es absolutamente descentralizado.

En Suiza, se ha desarrollado una red de intercambio de bienes y servicios denominada WIR. Se creó en los años 30 por simpatizantes del sistema monetario libre de intereses. El WIR tiene una oficina central que administra "un sistema de cuentas sin dinero en efectivo, no se autorizan retiros de depósitos líquidos y, por consiguiente, los créditos no se gravan con intereses." El WIR es un sistema de apoyo a las pequeñas y medianas empresas. El ahorro no genera intereses y los préstamos están sujetos a una tasa mínima.  La moneda se "crea" cuando tiene lugar una transacción. A pesar del éxito, este sistema de intercambio cooperativo no se ha repetido en ningún otro país de Europa.

Los bancos cooperativos JAK nacieron en los años 30 en Dinamarca cuando la mayoría de los granjeros daneses estaban fuertemente endeudados y no podían mantener la propiedad de sus bienes. Conjuntamente, con comerciantes y empresarios de pequeñas y medianas empresas desarrollaron su propio sistema bancario y su propia moneda libre de interés. Posteriormente, saltó la experiencia a Suecia. Hoy en día, los bancos cooperativos JAK en Dinamarca y Suecia funcionan ofreciendo préstamos sin interés. El objetivo de la banca cooperativa JAK es hacer innecesario el interés con la finalidad de hacer posible la coexistencia de la economía con la naturaleza, sin inflación ni desempleo.

Por último, vamos a exponer qué ventajas y desventajas podemos encontrar en los sistemas monetarios libre de interés. En primer lugar, todas estas experiencias piloto basadas en un sistema monetario libre de interés son "embriones de una nueva economía." Los sistemas de trueque e intercambio permiten un volumen de comercio adicional que no sería posible dentro del sistema monetario actual. Los sistemas de intercambio libre de interés recompensan a aquéllos que intercambian bienes y servicios con dinero libre de interés y castigan a los que inmovilizan su dinero. Ya que no produce beneficios guardar "los dólares verdes o WIR inmovilizando una cuenta, pues no se obtendrán intereses por ellos." En segundo lugar, la experiencia demuestra que es peligroso incurrir en excesivos préstamos así como en mantener un exceso de depósitos. Para impedirlo, se debería equilibrar los préstamos, en el primer caso, e introducir una tasa por dinero inmovilizado, en el segundo caso. Por consiguiente, el intercambio debería estar conectado a un servicio bancario. En tercer lugar, la retribución económica del ahorrador "no sería de dinero suplementario ni de intereses" sino conservar su dinero sin pérdidas en su cuenta de ahorro. Una tasa por dinero inmovilizado para la circulación del dinero provee al sistema monetario libre de interés "de un ímpetu semejante al del interés." Con ello, se evitaría "los múltiples reembolsos de intereses y, con ellos, el crecimiento malsano del sistema económico y las ventajas unilaterales que proporcionan a los prestamistes." En cuarto lugar, la combinación de redes de intercambio como el sistema LET o el WIR con una banca cooperativa como la JAK, basada en una tasa por dinero inmovilizado o un incentivo a la circulación del dinero y a las transacciones, no existe en la actualidad. Se podría crear combinando estos dos sistemas- el de intercambio-sistema LET o WIR y el de ahorro y préstamo-banca cooperativa JAK. Entonces, se crearía un sistema monetario libre de intereses que ofrecería las prestaciones del sistema monetario actual: intercambio, préstamo y ahorro. Y, por último, las diferentes experiencias piloto de los sistemas monetarios libres de interés, que hemos expuesto, han ayudado a comprender cómo funciona el dinero. No obstante, no han podido resolver los problemas fundamentales del sistema monetario actual.
sistema monetario libre de interés





8 de agosto de 2015

Algunas lecciones de historia sobre el dinero

Algunas lecciones de historia es el cuarto capítulo del libro Dinero sin inflación ni tasas de interés de Margrit Kennedy. En este capítulo, resume muy brevemente la historia del sistema monetario, centrándose en dos momentos históricos: la Edad Media en Europa durante los siglos XII y XV donde regía un sistema monetario denominado Brakteaten y la República de Weimar y el patrón oro en los años 20 e inicios de los años 30 antes de la llegada de los nazis al poder.

Nuestro sistema monetario tiene más de 2.000 años de antigüedad. El oro ha sido el medio de cambio por excelencia hasta su substitución por el papel moneda. Silvio Gesell defendió la abolición del patrón oro porque consideraba que era perjudicial para un sistema monetario eficiente basado en el dinero libre de intereses. No obstante, Silvio Gesell se olvidó de hacer hincapié en la sustitución del interés por una tasa de circulación.

Dos momentos históricos donde se percibe la dificultad del sistema monetario:
El primero hace referencia al sistema monetario denominado Brakteaten que se desarrolló en Europa entre el siglo XII al XV. ¿En qué consistía? "Acuñada por diversas ciudades, obispos y soberanos, esta moneda no sólo contribuía al intercambio de bienes y servicios sino que proporcionaba un medio para recaudar impuestos. Todos los años, estas delgadas piezas de oro y plata se retiraban de circulación, se volvían a acuñar de una a tres veces y, en el proceso, se devaluaban aproximadamente en un 25%." Dado que las personas no deseaban conservar este dinero lo invertían en aquello que "prometiese conservar o aumentar su valor." En este período histórico, se crearon numerosas obras de arte en gran medida porque no se acumulaba riqueza sino que se creaba. Sin embargo, no todo era de color de rosa: "las personas sentían desagrado por este dinero, que se desvalorizaba a intervalos regulares." A finales del siglo XV, se acabó. Se reintroducijó el interés y con él, la acumulación de riqueza en pocas manos. La lección que deberíamos aprender en relación a este sistema monetario- Brakteaten-, que estuvo en funcionamiento durante ese período de la Edad Media, es que los impuestos deberían recaudarse por separado, sin conexión con la tasa de circulación del dinero.
El segundo hace referencia a la experiencia monetaria de la República de Weimar en Alemania. Durante la República, el presidente del Banco Central de Alemania propuso la creación de una moneda "honesta" lo que supuso el retorno al patrón oro. Como no pudo adquirir suficiente oro en el mercado mundial en función del dinero en circulación, comenzó a reducir éste último. La escasez de dinero en circulación condujo al aumento de las tasas de interés, "lo cual redujo los incentivos y posibilidades de inversiones y obligó a muchas empresas a declararse en bancarrota." El resultado fue el aumento del desempleo y el surgimiento, y, posterior ascenso del nazismo en Alemania. Visto con perspectiva histórica estos hechos, el Banco Central de Alemania, emitió una cantidad limitada de dinero que fue a parar a particulares y no a toda la sociedad alemana.

historia sobre el dinero

5 de agosto de 2015

¿Quién se beneficiará de un sistema monetario con una moneda libre de interés y sin inflación?

¿Quién se beneficiará con un nuevo sistema monetario? es el título del tercer capítulo del libro Dinero sin inflación y tasas de interés de Margrit Kennedy. 

El cambio del sistema monetario, que hemos descrito en el capítulo anterior del libro, puede producirse, según Margrit Kennedy, por una, por todas o por una combinación de razones, a saber: 
  1. La acumulación de riqueza era frenada por guerras, revoluciones y/o colapsos económicos. 
  2. El colapso del sistema financiero.
  3. La existencia de una curva exponencial de crecimiento económico lleva al colapso. 

No obstante, en este proceso de cambio de sistema monetario "no es tanto que no vemos las ventajas que nos proporcionaría" cómo hacerlo para lograr este cambio "a partir de la posición en la que nos encontramos." Para visualizar el cambio de sistema monetario, vamos a detenernos primeramente en las ventajas del nuevo sistema monetario y posteriormente en los fallos del sistema monetario actual. 

¿Cuáles son los beneficios del nuevo sistema monetario? Los beneficios son:
  1. Eliminación de la inflación.
  2. Mayor equidad social.
  3. Descenso del desempleo.
  4. Disminución de los precios.
  5. Auge inicial económico.
  6. Economía estable.
¿Cuáles son los fallos del actual sistema monetario? El monopolio de la impresión del dinero lo tiene el Gobierno. Para introducir cualquier nuevo sistema monetario debe ser apoyado por el propio Gobierno. La introducción de una moneda libre de interés y sin inflación tiene dificultades. En primer lugar, el Gobierno tiene que reconocer que el sistema monetario actual es poco equitativo. Por otra parte, es difícil hacer entender por qué es más conveniente incorporar una "tasa por uso" sobre el dinero que continuar con el mecanismo de los intereses. En segundo lugar, los gobiernos actúan sobre los síntomas de los fallos del sistema monetario actual, aplicando soluciones de emergencia, pero no, actuando sobre las causas. Esta situación empeora cuando nos acercamos a la fase de aceleración de la curva de crecimiento exponencial del sistema monetario actual. En tercer lugar, en la actual economía, si perjudicamos a un sector de la economía, "provocaremos desórdenes no sólo en dicho sector sino en los demás." Si aumentamos las deudas e intereses del Gobierno, una mayor cantidad de dinero irá a parar a manos de los ricos. Al mismo tiempo, los trabajadores tendrán menos dinero a su disposición para consumir, incidiendo finalmente en el trabajo. En el nuevo sistema monetario, con una moneda libre de interés, contribuiría a reducir el aumento de la deuda y la concentración de la riqueza, a su vez, aseguraría el intercambio de bienes y servicios en el marco de una economía de mercado. En cuarto lugar, los países del Tercer Mundo se llevan la peor parte de nuestro sistema monetario. Fuertemente endeudadas, se ven obligadas a vender sus materias primas para hacer frente a sus deudas. Sus recursos no son utilizados para el desarrollo de sus países sino para hacer frente a las obligaciones financieras frente a los acreedores extranjeros. Este círculo vicioso impide la salida de la pobreza de esos países. En cuarto lugar, los que operan con el sistema monetario actual "saben que no puede durar, pero ignoran la existencia de una alternativa posible o se resisten a ella." Los bancos han ganado una parte de la riqueza nacional, en parte por las bajas tasas de interés, que ofrecen mayores beneficios a los bancos, pero, al mismo tiempo, a una mayor especulación con el dinero. Los bancos no están interesados en debatir cómo funciona el sistema monetario ni las tasas de interés. Apoyar un sistema monetario libre de intereses "estarían yendo a la raíz de uno de los problemas económicos más acuciantes del mundo" y cuestionaría el papel central del interés en el sistema monetario.

¿Cuáles serán las ventajas de las que se beneficiará el país o región que introduzca este nuevo sistema monetario basado en una moneda libre de interés? El país/región que introduzca esta reforma monetaria vería un aumento de su riqueza y bienestar, de una mayor justicia social y de una mayor protección del medio ambiente. La posibilidad de invertir y de producir sin tener que pagar intereses no sólo haría descender los precios de los bienes y servicios de los países o regiones, que introdujeran el nuevo sistema monetario, sino que crearía una enorme ventaja para sus industrias y productos que ahora compiten en el mercado internacional. Los bienes y servicios podrían venderse a precios más bajos. Llevaría a un auge económico a los países/regiones que fueran los primeros en introducir el dinero libre de intereses. Este cambio de sistema monetario no pondría en peligro el medio ambiente: "Muchos productos y servicios que actualmente no pueden competir en el mercado de dinero súbitamente viables. Entre éstos se encontrarían muchos productos ecológicos, proyectos sociales y emprendimiento artísticos." La diversificación de la economía beneficiaría al medio ambiente. Con el florecimiento de la economía, se reduciría el desempleo y se frenaría el aumento de los impuestos. Como ocurrió en el caso de la ciudad austríaca de Wörgl, que hemos comentado en el capítulo anterior del libro, sería posible que coexistiesen dos tipos diferentes de sistemas monetarios. Se podría conservar el sistema monetario actual e introducir el nuevo. De esta manera, "la moneda nueva se usará lo más posible, que es exactamente lo que pretendemos. La moneda vieja se conservará y utilizará en la medida en que sea necesario."

En el nuevo sistema monetario habrá numerosos colectivos que se beneficiarán de su implantación:
Los ricos serían el primer colectivo que se beneficiaría del cambio de sistema monetario. Los ricos se benefician del actual mecanismo de la redistribución de la riqueza del sistema monetario.
"¿Permitirá el 10% de la población que se beneficia actualmente con dicho mecanismo que se introduzca la menor modificación que elimine sus posibilidades de percibir ingresos sin trabajar, sustrayéndolos a la gran mayoría de la gente?" La respuesta es que lo harán si "toma conciencia de que la "rama sobre la que está sentado crece en un árbol enfermo" y que existe un "árbol sano alternativo" que no se derrumbará tarde o temprano como áquel." El cambio a un nuevo sistema monetario libre de interés implicaría una "evolución social" y, en estas circunstancias, los ricos dejarían de ganar dinero que se genera de los intereses, pero a cambio habría "una moneda estable, precios y posiblemente impuestos más reducidos." Preferirán privilegiar la seguridad por encima de su patrimonio, ya que "tendrán suficientemente para sí mismos." En el nuevo sistema monetario se eliminarán los intereses y la inflación, lo que supondrá una reducción de los precios de todos los bienes y servicios como también de los impuestos. En definitiva, quién puede vivir de su propio capital también lo estará con el cambio de sistema monetario.
Los pobres también se beneficiarían con un nuevo sistema monetario. Rompería con el sistema de redistribución de la riqueza que el sistema de interés consagra y que transfiere la riqueza de los pobres hacia los más ricos. La abolición de este sistema monetario y su substitución por otro, libre de interés, acabaría con la transferencia de riqueza de los pobres a los ricos. Y, se podría hacer frente a la pobreza y a las desigualdades.
Un tercer actor que se beneficiaría, sería el comercio y la industria. En una economía libre de intereses e inflación los precios de bienes y servicios estarían regulados por la oferta y la demanda: "Lo que desaparecería es la distorsión del mercado libre por el mecanismo de los intereses." Respecto al sector industrial, las empresas pequeñas o medianas no deberán endeudarse para poder expandirse y quedar atrapada en el sistema de intereses e intereses compuestos porque no pueden beneficiarse "con las economías de escala ni capitalizarse en base a sus propios capitales." En el nuevo sistema monetario, el capital tendrá la función de "subvenir a las necesidades de la economía." Deberá ponerse a nuestro servicio.
Los cuartos beneficiarios serán los agricultores. Los efectos del interés sobre la agricultura, constituye un buen argumento a favor del nuevo sistema monetario. La agricultura es una industria basada en la ecología. Los procesos ecológicos siguen una curva de crecimiento natural. Puesto que la naturaleza no puede aumentar como el capital, la industrialización de la agricultura ha creado numerosos problemas. La introducción de un sistema monetario libre de interés sería vital para la supervivencia de este sector: "Los préstamos libres de intereses, combinados con reformas agrarias e impositivas, daría posibilidad a gran número de personas de retornar a la vida rural."
Los quintos beneficiarios serían la ecología y el mundo artístico. El crecimiento económico actual sostenido a lo largo del tiempo revierte en agotamiento de los recursos naturales. En el sistema monetario actual, nos precipitamos hacia un colapso económico pero también ecológico. La concentración de capitales en pocas manos crea presiones a favor de inversiones de riesgo. En la medida que cualquier inversión, deba competir "con el poder que tiene el dinero de producir más dinero en el mercado de capitales, será difícil implementar la mayor parte de inversiones ecológicas en gran escala, cuyo fin es instaurar una economía nacionalizada." Si se aboliese el interés, cualquier "inversión ecológica" no supondría ningún endeudamiento. El cambio del sistema monetario ofrecería una motivación para la protección del medio ambiente y la promoción de energías renovables. Ya no haría falta que el capital estuviera un rendimiento elevado "para abonar los intereses, se reduciría considerablemente" la sobreproducción y el exceso de consumo. Disminuiría los precios. La gente podría escoger entre dejar su dinero en su cuenta de ahorro o invertirlo en otros fines como la cultura o el medio ambiente. De este modo, "el arte y la ecología no tardarían en volverse económicamente viables." Actividades, que antes no resultaban rentables, ahora sí que lo serán.
Por último, las mujeres serían el último colectivo beneficiado por el nuevo sistema monetario. Las mujeres han protagonizado una lucha a favor de la igualdad de género. También, por la igualdad económica. Protagonizando un cambio en el sistema financiero en el que puede existir personas que puedan ganar dinero sin trabajar- gracias al interés y al interés compuesto- mientras que otros tienen que trabajar en su lugar. En muchos casos, una mujer. Las mujeres se llevan la peor parte del sistema monetario actual. La introducción de un sistema monetario libre de interés cambiaría sus vidas: "Por esta razón, pienso que un elevado porcentaje de mujeres abogará a favor de un medio de intercambio más equitativo. Ellas saben por experiencia lo que es la explotación. Con la instauración del nuevo sistema, es probable que se involucren más en actividades inversionistas y bancarias, pues comprenderán que se trata de hacer funcionar un sistema favorable a la vida, no destructivo como el actual." Habría un cambio en el concepto de poder. En la mujer, el poder es algo "vivido" y "compartido". Un sistema monetario que se expandiría para responder a las necesidades de las personas y se detendría cuando éstas hayan sido cubiertas.

sistema monetario libre de interés


23 de julio de 2015

Cuatro conceptos erróneos acerca del dinero.

Cuatro conceptos erróneos muy extendidos acerca del dinero es el primer capítulo del libro Dinero sin inflación ni tasas de interés. En este primer capítulo, Margrit Kennedy pone al descubierto cuatro falacias sobre el dinero, a saber: existe un único tipo de crecimiento, sólo se pagan intereses si solicitas un préstamo, las tasas de interés afecta a todos por igual y la inflación forma parte de una economía de mercado libre. 

La mayoría de la gente no entendemos cómo funciona el dinero y de qué manera nos afecta a nuestras vidas. ¿Qué es el dinero? El dinero es un medio que facilita el intercambio de bienes y servicios y permite superar los límites del trueque, es decir, del intercambio directo de bienes y servicios. El dinero posibilita la especialización del trabajo. Entonces, ¿por qué tenemos problemas con el dinero? El dinero, como hemos dicho antes, permite el intercambio de bienes y servicios, pero, al mismo tiempo, quiénes tienen más dinero pueden trabar ese intercambio. Este hecho, como comenta Margrit Kennedy, "hace que los que poseen menos del necesario deban pagar tributo a los que poseen más del necesario." Es, a todas luces, un trato injusto.

Existen cuatro conceptos erróneos sobre el dinero. Estos conceptos erróneos impiden un cambio del sistema monetario y qué mecanismos son necesarios para reemplazarlo.¿Cuáles son los conceptos erróneos?
1- Existe un único tipo de crecimiento.
2- Sólo se pagan intereses en caso de solicitar un préstamo en dinero.
3- Bajo el sistema monetario actual todos son afectados en igual medida por las tasas de interés.
4- La inflación es parte integral de la economía libre de mercado.

El primer concepto erróneo sobre el dinero se refiere al crecimiento. Tendemos a creer que existe un único tipo de crecimiento: "el que observamos en la naturaleza y experimentamos en nosotros mismos." Sin embargo, existen tres tipos de crecimiento. El primero, es el crecimiento natural que observamos en la naturaleza. El segundo, es el crecimiento lineal que experimentan las máquinas o las fuentes de energía. El tercero, es el crecimiento exponencial. Se puede describir en oposición al crecimiento natural. En el crecimiento exponencial, el crecimiento "es muy lento al principio, se acelera en forma continua y llega a una fase de crecimiento casi vertical." En la naturaleza, se observa este crecimiento en caso de enfermedad o muerte. En el mundo natural, el crecimiento exponencial termina con la muerte del organismo. Si trasladamos el crecimiento exponencial a los intereses observamos que el dinero se duplica a intervalos regulares. Esto explicaría por qué tenemos problemas con el actual sistema monetario. De hecho, "los intereses actúan como un cáncer sobre nuestra estructura social." La solución a los problemas ocasionados por el crecimiento exponencial consiste en crear un sistema monetario que responda a un crecimiento natural. Esto significa reemplazar los intereses por otro mecanismo que permite mantener el dinero en circulación.

Otra razón por la que es difícil de captar el impacto de los intereses en nuestro sistema monetario es porque funciona "de manera encubierta". Esto se debe al segundo concepto erróneo sobre el dinero "según el cual suponemos que sólo pagamos intereses cuando requerimos un préstamo en dinero y que para evitar el pago de intereses lo único que debemos hacer es no solicitarlo." Esta suposición es falsa. Los intereses están incluidos en el precio que pagamos por los bienes o servicios: "el monto exacto varía conforme a la relación entre el coste de capital y el del trabajo de los bienes y servicios que adquirimos." Por lo tanto, si pudiéramos abolir las tasas de interés y reemplazarlas por otro mecanismo capaz de asegurar la circulación del dinero, "la mayoría podría poseer el doble de riqueza o trabajar la mitad del tiempo que trabajamos, conservando nuestro nivel de vida actual."

El tercer concepto erróneo sobre el dinero podríamos formularlo así: "como todos tienen que pagar intereses al solicitar un préstamos o adquirir bienes y servicios y como todos obtienen intereses al ahorrar dinero, todos se benefician por igual con el sistema monetario actual." No es del todo cierto. En realidad, existe una gran diferencia entre quienes se benefician del sistema monetario actual y los que deben pagar. Nuestro sistema monetario opera un mecanismo de redistribución que transfiere el dinero "de los que tienen menos a los que tienen más del que necesitan." Cantidades cada vez mayores de dinero se concentran en menos manos. El mecanismo del interés compuesto no sólo impulsa el crecimiento económico exponencial sino que va contra los derechos de los ciudadanos de la mayoría de los países. Un sistema donde el 10% de la población recibe "mas de lo que lo que paga por dicho servicio a expensas del 80% que recibe menos de lo que paga." El cambio en el sistema monetario beneficiaría a todos.

El cuarto concepto erróneo sobre el dinero es el papel que cumple la inflación en el sistema económico. La mayoría de la gente contempla la inflación como parte integrante del sistema monetario  porque no existe ningún país capitalista con una economía libre de mercado sin inflación. La inflación es "otra forma de tributación, que posibilita a los gobiernos paliar los problemas más graves provocados por  el incremento de sus deudas." Al permitir a los bancos centrales emitir dinero, los gobiernos logran reducir sus deudas. Cuando se produce una devaluación golpea más fuerte al 80% de la población, que suele pagar más de lo que recibe, en beneficio del otro 20%. La inflación se vincula con los pagos de interés originados en la expansión crediticia de un país. La razón de esta política inflacionista se debe a "que la única manera en que el grueso de la población puede soportar un crecimiento económico siga la curva de crecimiento exponencial del dinero." Es imprescindible reemplazar la inflación por otro mecanismo más idóneo para mantener la circulación monetaria.

Margrit Kennedy

21 de octubre de 2014

Japón: decrecimiento demográfico y prosperidad económica

Japón es el primer país que afronta el inevitable destino del envejecimiento de la población. Japón crece por debajo de la tasa de sustitución. El crecimiento demográfico continuo de la población japonesa, antes que cayera en picado su tasa de fecundidad, ha llegado a su fin. En el caso de Japón, no hubo ningún programa deliberado para frenar su crecimiento demográfico. En 1931, Japón se encontraba en una situación sin precedentes: su población había aumentado a 65 millones de habitantes, muchos más que los que podía alimentar. Japón vio que Manchuria era un territorio poco poblado adonde podía desplazar su propio excedente de población. En 1937 el expansionismo japonés había ocupado más territorio chino. Después de la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial, los sueños imperiales de Japón se desvanecieron. Los soldados japoneses volvieron a Japón y se produjó una explosión demográfica. A diferencia de los EE.UU, la economía japonesa estaba arruinada. Pese a ello, durante los 5 años siguientes la población de 72 millones de habitantes que tenía durante la guerra se disparó hasta alcanzar los 83 millones. El país que 2 décadas antes no podía alimentarse ahora tenía a millones de personas al borde de la inanición. A finales de la década de 1940, muchas japonesas que no podían alimentar a sus hijos, buscaban formas de abortar. En 1948, Japón aprobó la Ley de Protección Eugenésica, legalizando la contracepción, el aborto y la esterilización por motivos de salud. Un año después, se amplió la ley para incluir el aborto y la planificación familiar por razones económicas. Así fue como Japón cortó la explosión demográfica de la posguerra. Pronto las tasas de natalidad se acercaron al nivel de sustitución.

Volviendo a la actualidad, el mundo está observando a Japón cómo va afrontar la transición demográfica hacia tasas de natalidad y de mortalidad bajas. La primera generación decreciente de Japón está llegando ahora a la edad de jubilación. Con la esperanza de vida más alta del mundo, su población anciana seguirá aumentando. En 2040, había en Japón un centenario por cada nuevo bebé. Pero antes, que esto suceda, las cifras de Japón se desplomarán de golpe. Este "destino demográfico" no se puede revertir, y ya ha comenzado. En 2006, por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, Japón registró más fallecimientos que nacimientos. La población alcanzó un máximo de 128 millones de habitantes. Desde entonces ha ido descendiendo año tras año. Antes de 2060, Japón volverá a estar entorno a los 86 millones de personas, las que había en 1950. Habría una solución rápida a los problemas demográficos de Japón. La inmigración podría ser una solución a corto plazo. Pero para Japón no es una opción real porque valora la homogeneidad de su población. Sólo el 2% ha nacido en el extranjero.
decrecimiento demográfico Japón

Japón se está convirtiendo en un laboratorio con respecto a cómo se va a afrontar, si decidimos que, para disminuir el impacto de los seres humanos en el medio ambiente, debemos reducir nuestra presencia en el planeta. El ser humano no nos contentamos simplemente con prosperar. Siempre queremos más. La economía se concibe bajo un crecimiento perpetuo: "Las noticias económicas juzgan cuán saludable es la economía en función de si, por ejemplo, ese mes la vivienda ha empezado a subir o a bajar; no importa que cada nueva vivienda extiende la aglomeración urbana aún más lejos, destruya el paisaje y exista más recursos para dotarla de fontanería, alcantarillado, electricidad y carreteras. Esa vivienda representa un beneficio para los promotores inmobiliarios y agentes de la propiedad, y puestos de trabajo. El mantenimiento durante toda su vida útil creará aún más empleos. Y la economía seguirá creciendo." Pero, ¿Qué sucederá durante la transición hacia una sociedad más pequeña, con menos consumidores y menos trabajadores que paguen la seguridad social, y por tanto, con un aumento constante de ancianos improductivos y personas dependientes? ¿Y qué sucederá si llegamos a una cifra óptima de seres humanos que pueda utilizar recursos a un ritmo renovable, de modo que alcancemos un equilibrio con el planeta? Mantener un nivel así, significaría no crecer nunca por encima de él. ¿Podemos hacer eso? ¿Podemos tener prosperidad sin crecimiento?

Japón no tiene otra opción más que convertirse en la primera sociedad moderna en intentarlo. Esta situación de decrecimiento podría terminar siendo beneficiosa para Japón. Matsutani, profesor emérito del Instituto Nacional de Posgrado de Estudios Políticos, lleva diciendo que la economía de Japón está demográficamente condenada a reducir su tamaño. Matsutani es el autor del libro Shrinking- Population Economics: Lessons from Japan. En él, Matsutani dice "una vez que la burbuja de la edad estalle por la parte de los ancianos y mueran las generaciones de elevada fecundidad, las generaciones posteriores se nivelarán, y la pirámide se irá convirtiendo en un cuadrado a medida que el número de niños se aproxime más al de los fallecidos. La gente no dejará de tener bebés, y si la fecundidad se reajusta hacia los 2 hijos por pareja, la población se estabilizará."
Sin embargo, reconfigurar la demografía de un triángulo a un cuadrado en un país con una esperanza de vida tan elevada, requiere al menos un siglo. Sea como fuere, la población no crecerá, lo que nos lleva a plantearnos: ¿qué pasa con la economía? La economía capitalista predica el crecimiento perpetuo "como una verdad patente". Aunque fuera posible una economía en permanente expansión, hay dos formas de lograrlo: la primera, inventando constantemente productos nuevos y la segundo, encontrando consumidores nuevos. Akihiko Matsutani está convencido que Japón puede tener una economía viable porque no tiene otra opción. Aunque Matsutani está de acuerdo que una población más pequeña significa menos presión sobre los recursos y la tierra, advierte que la transición hacia un número menor de gente generará "presiones distintas sobre el medio ambiente."

decrecimiento demográfico Japón

¿Puede existir una prosperidad sin crecimiento? Los economistas llevan décadas reflexionando entorno a la idea de una economía de prosperidad sin crecimiento, sobre todo a partir de la publicación del libro Los límites del crecimiento. Para Herman Doly, profesor de economía de la Universidad de Maryland, e, impulsor y creador del concepto de estado estacionario, "se trata simplemente de la ley de los rendimientos decrecientes: si produces demasiados bienes, estos ya no serán tan buenos." Según Herman Doly, superado un nivel óptimo de crecimiento, "el crecimiento se vuelve estúpido a corto plazo e imposible de mantener a largo plazo." Pero una cosa es identificar lo que no funciona y otra muy distinta, descubrir qué funcionaría y cómo hacer la transición hacia una economía estancionaria. Existe un modelo para la economía del estado estacionario: la propia Tierra. Ni la superficie ni la masa de la Tierra crecen. La actual economía globalizada significa literalmente "una economía del tamaño de nuestro planeta" pero que ya no tiene espacio para expandirse. En una economía del estado estacionario no buscaríamos formas de alimentar el crecimiento porque viviríamos según los recursos de nuestro planeta. En una economía del estadio estacionario, la población permanecería más o menos estable, al igual que, el consumo. Pero, solo la transición, hacia una economía estacionaria, da vértigo "porque a lo largo de toda la historia humana hemos estado haciendo exactamente lo contrario, y casi todas las personas que hoy están vivas no conocen ninguna otra forma de actuar."

Herman Doly, junto a Joshua Farley, ha pasado mucho tiempo reflexionando sobre la política monetaria. La mayoría de la gente no sabe de donde viene el dinero ni cómo se crea. Cuando el dinero estaba respaldado por su valor nominal, en plata o en oro, había límites a la cantidad de riqueza que podía fluir en todo el mundo. Hoy, se trata de "dinero virtual" que el banco crea al prestarlo en una "pantalla de ordenador." Y, al menos que la economía crezca constantemente, "no hay ningún nuevo flujo de dinero que permita pagar el principal más los intereses." En el marco de nuestro sistema monetario, la única alternativa a esto es un crecimiento infinito. De modo que tenemos que cambiar radicalmente el actual sistema monetario. ¿Y cómo podríamos hacerlo? El cambio parece bastante sencillo. Se trata de negar a los bancos el derecho a crear dinero. En lugar de ello, la creación del dinero volvería a estar en manos del Estado. Éste puede crear dinero gastándolo en bienes públicos o puede crear dinero prestándolo a administraciones locales o a industrias esenciales a un interés cero. A un interés cero, cuando el dinero se devuelve, se destruye. De ese modo, no hay un incremento de la masa monetaria. El Estado no tendría que pedir dinero prestado y por tanto, no sería necesario subir los impuestos para devolver el dinero más los intereses. En una economía estacionaria, el gobierno gastaría en cosas que beneficiaran al 100% de la gente, creando puestos de trabajo y redistribuyendo el dinero de forma igualitaria entre el conjunto de la sociedad. A escala global, una redistribución más equitativa de la riqueza más una reducción de la población, constituye las dos caras de la misma moneda. ¿Cuál sería el coste de esa transición hacia la economía estacionaria? La transición a una economía estacionaria,"implicaría un enorme cambio de mentalidad y de sensibilidad por parte de los economistas, los políticos y los votantes. Pero la alternativa a una economía estacionaria resulta biofísicamente imposible." Un mundo, donde la mayoría disfrutaría de un estilo de vida europeo, requeriría menos gente. Si queremos un mundo más próspero, hemos de reducir el tamaño de la población. Ambas cosas van de la mano.

Eso es exactamente lo que el economista Akihiko Matsutani ve, la prosperidad en la reducción de la población. La transición a una población más pequeña con una proporción alta de ancianos no será fácil. En una economía decreciente con una población que envejece, la gente tendrá que ahorrar más para su propia jubilación y arreglárselas con unos ingresos reducidos. Akihiko Matsutani considera que esos ahorros ayudarían a financiar las necesidades de los ancianos. También, el tamaño del Estado se reduciría, eso supondría unos ahorros que se podrán invertir allí donde se necesite. Otro beneficio de una población más anciana es que la sociedad se volverá más pacífica y no habría guerras por los recursos. En definitiva, habría más recursos para cuidar a los ancianos "hasta que las diferentes edades volvieran al equilibrio, nivelándose con el paso de cada generación hasta llegar a una población más pequeña, más frugal y con más espacio para saborear la vida."

ancianos japoneses