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26 de marzo de 2014

Finlandia: historia de un éxito educativo.

¿Cómo empezó todo? Para comprender cómo Finlandia llegó a ser un referente mundial en la educación, debemos conocer una serie de datos históricos que permiten contextualizar el éxito académico de Finlandia:
Los filandeses son un pueblo finoúgrico que ocupó la Finlandia actual. Durante la Edad Media estuvo bajo la influencia del reino de Suecia. Su integración a Suecia permitió la supervivencia de la lengua y de la cultura finlandesa, vinculándola a la población campesina y burguesa, mientras que la nobleza, de origen sueco en su mayoría, siguió con sus vínculos lingüísticos y culturales con Suecia, de manera que como lo describe Xavier Melgarejo "existió un bilingüismo relacionado con la clase social de los individuos". En la actual Finlandia, persiste esa diferenciación cultural y lingüística entre la población mayoritariamente finlandesa y la minoría sueca.Otro dato histórico muy relevante fue la independencia del reino de Suecia en 1523 del reino de Dinamarca. Para reforzar dicha independencia se introdujo el luteranismo. La adscripción de Suecia a la Reforma luterana resulta de vital importancia para el desarrollo de la educación. Se tradujo la Biblia al sueco en 1526 y al finés en 1548. Al mismo tiempo, se impulsó el aprendizaje de la lectura: "porque cada creyente debía ser capaz de leer y reflexionar sobre la palabra de Dios, que debía conocer de primera mano y no a través del filtro eclesiástico". El luteranismo impulsó el conocimiento de la lectura. Esto permitió un mayor aumento del nivel cultural de la población y una reducción progresiva de las tasas de analfabetismo en Finlandia. Otro aspecto que no podemos olvidar es una de las consecuencias de la guerra civil sueca de 1610-1617 en la que Finlandia quedó sometida a la corona sueca: un aumento del centralismo y la imposición del sueco como lengua oficial de la Administración, cultura y enseñanza. La consecuencia fue la división del país en 2 comunidades lingüísticas. Asimismo, se estableció que el sueco fuera la lengua culta y el finés fuera la lengua "plebeya". En 1640, se crea la primera universidad en Finlandia, la Academia de Turku, con el objetivo de formar a clérigos y a funcionarios del reino de Suecia. La creación de la universidad se considera uno de los hitos más importantes de la educación en Finlandia. Aunque originariamente predominaba el sueco pronto se fue "finlandizando" y se convirtió en el centro de la vida cultural de Finlandia. Hasta ahora la adscripción de Finlandia a la Reforma protestante y el establecimiento de la Iglesia luterana provocó un cambio en el acceso a la lectura e impulsó la traducción de la Biblia al sueco y al finés. Esta necesidad de formar a los creyentes llevó a la creación de escuelas por parte de la Iglesia luterana. La responsabilidad de la formación recaerá sobre el individuo que permitirá posteriormente el desarrollo de una ética protestante.

 A estos datos históricos, cabe añadir los valores sociales que han desempeñado un papel fundamental en la educación finlandesa y en el funcionamiento de su sistema educativo y por tanto en el éxito educativo de Finlandia. ¿Cuáles son esos valores? Para los finlandeses, lo más importante es "el hogar y la familia, seguido del trabajo, los amigos y el tiempo de ocio, mientras que la política y la religión no ocupan un papel relevante en su escala de valores". El 70% apoyan el mantenimiento del Estado de bienestar y consideran que la redistribución de la riqueza es una "responsabilidad personal". Los finlandeses valoran a "las personas por lo que son y hacen, y no por el grupo social al que pertenecen". A lo que hay que sumar el gran interés por los derechos de los ciudadanos. El sistema educativo se considera como un servicio y sólo una minoría aboga por su privatización. El nivel de lectura es el más alto de toda la Unión Europea. Algo parecido se puede decir del dominio de una segunda lengua. Otro rasgo distintivo de la sociedad finlandesa es la existencia de una conciencia ecológica. El 40% de los finlandeses prioriza la conservación del medio ambiente sobre el crecimiento económico. Este ecologismo se inscribe en la profunda crisis de los años 90 que asoló Finlandia. Los finlandeses han abandonado "la idea de un progreso exponencial, lineal e infinito, y se decanta por la construcción de una sociedad en la que están satisfechas las necesidades básicas en un marco de democracia, tolerancia y progreso". Todos estos valores se transmiten en el sistema educativo finlandés.

Historia, valores sociales compartidos y un Estado del bienestar que "arropa" al sistema educativo. Los resultados educativos serían imposibles sin una serie de condiciones que vamos a comentar:
Los servicios de salud son gratuitas para los menores de 16 años. Las revisiones y los controles sanitarios a las madres y a sus hijos se extiende hasta los 6 años, que es el período más importante para el desarrollo infantil. De esta manera se permite detectar posibles problemas precozmente. Para canalizar dichos problemas resulta imprescidible detectarlos y tratarlos antes de entrar en el sistema escolar. Este seguimiento sigue en la escuela donde existe una dotación de enfermeras y psicólogos que "controlan la calidad de ese medio nuevo y que actúa como sustituto de la familia durante una parte de la jornada infantil."Además, se incluye la educación sexual en los planes de estudio, convirtiendo a Finlandia en el país europeo con el índice más bajo de embarazos no deseados. Las ayudas económicas a las familias, por el simple hecho de tener hijos, permiten que los niños no vivan en la pobreza. Los finlandeses creen que la pobreza infantil está asociada directamente al fracaso escolar. Con estas medidas, se pretende garantizar que todos los alumnos se integren en el sistema escolar con las mismas oportunidades. De esta manera, el Estado del bienestar compensa las desigualdades económicas o sociales existentes. En consecuencia, "dos de los engranajes del sistema educativo, las estructuras socioculturales y la familia, se refuerzan para que el tercer engranaje, la escuela, permita que todos los alumnos tengan las mismas oportunidades."

En definitiva, el éxito del sistema educativo finlandés no se puede atribuir exclusivamente a la existencia de un Estado del bienestar desarrollado porque hay otros estados escandinavos - Suecia, Noruego y Dinamarca- que disponen de medidas de protección social mucho más importantes que Finlandia sino más bien las razones del éxito finlandés se deben buscar en el sistema educativo escolar.

Resultados PISA de Finlandia

21 de marzo de 2014

¿Qué es un sistema educativo?

Xavier Melgarejo recoge tres definiciones sobre qué es un sistema educativo:
a) "Autores e instituciones que no se atreven a definir el concepto y que ponen en evidencia las dificultades para abordarlo".
b) "Autores e instituciones que defienden la idea de que el sistema educativo es básicamente el sistema escolar". 
c) "Autores e instituciones que consideran que el sistema educativo es mucho más amplio que el sistema escolar y que este último forma parte del primero".

Xavier Melgarejo se identifica con la tercera definición: "en mi opinión, es el único modelo que permite explicar las propiedades y el funcionamiento de los distintos sistemas educativos". Entonces, ¿qué es un sistema educativo? Xavier Melgarejo lo define como "el conjunto de influencias educativas que una persona recibe desde el nacimiento hasta la edad adulta a través de instituciones, agentes y organizaciones formales de una sociedad que transmiten conocimientos y la herencia cultural correspondiente, y que influyen en el crecimiento social e intelectual del individuo". El sistema educativo se crea con la finalidad de reproducir los valores, las actitudes y las normas de una sociedad. Está pilotado por el Estado. El sistema educativo está compuesto por tres subsistemas: el escolar, el familiar y el sociolaboral que mantienen una relación de interconexión y de retroalimentación entre sí.

El sistema educativo tiene una serie de propiedades:
1. Totalidad: todo cambio en el sistema afecta a todos sus componentes, al producirse un cambio en el sistema, éste es diferente a como era antes de dicho cambio. Por lo tanto, todo cambio en uno de los subsistemas ( familiar, escolar o sociocultural) afecta al conjunto del sistema educativo, y si queramos intervenir en el conjunto del sistema educativo, debemos actuar en estos tres subsistemas.
2. Autorregulación: En función de la información que recibe del exterior, el sistema educativo insta a su cambio o a su transformación o bien a la conservación de las propiedades del sistema educativo.
3. Equifinalidad: las modificaciones del sistema son consecuencia "de los procesos internos de cada uno de los subsistemas que lo componen y no de sus condiciones iniciales".
4. Apertura: El sistema educativo es un sistema abierto al medio social.
5. Alimentación: El sistema educativo se mantiene por la entrada de alumnos y profesores y de recursos económicos.
6. Equilibrio: El sistema educativo tiende al equilibrio, que se manifiesta, por una inercia a funcionar de la misma manera salvo que se produzca cambios en sus subsistemas.
7. Evolución: Cualquier sistema educativo se desarrolla y crece a partir de las estructuras educativas preexistentes.
8. Inercia: El sistema educativo genera inercias dentro y fuera, que, una vez activadas, tienden a mantenerse para mantener el equilibrio en el propio sistema.

¿Cómo funciona un sistema educativo? El corazón del sistema educativo son los valores de una sociedad. Uno de los aspectos esenciales en el análisis de un sistema educativo es conocer su "centro". Ese "centro" aparece cuando las personas se sienten identificadas con una escala de valores. Esos valores estructuran el sistema educativo y son regulados por las diferentes Constituciones. Durante el proceso de formación, el sistema educativo debe ayudar al proceso de integración de esos valores. En los tres subsistemas no deben imperar valores contrarios con los de la propia Constitución. Como resume Xavier Melgarejo "se podría decir que cada subsistema del sistema educativo es como el engranaje de una máquina que está conectado a los otros dos. Si uno de los engranajes funciona en dirección opuesta a los otros, todo el mecanismo tiene tendencia a bloquearse." Por lo tanto, en cada subsistema no pueden dominar valores diferentes. En consecuencia, las políticas públicas deben fomentar los mismos valores.

Por otro lado, suele identificarse erróniamente el sistema educativo con el subsistema escolar. Esta falsa creencia puede llevar a que el peso del proceso educativo deba recaer en éste último y que los otros dos subsistemas no deberían realizar dicha función. Una de las consecuencias negativas es concebir al sistema familiar fuera del sistema educativo. La familia recibe un mensaje: "la educación no es cosa tuya". El subsistema escolar es un sistema abierto: "Cada día recoge la materia prima( los alumnos), los procesa y los devuelve fuera del subsistema a las familias y otras instituciones educativas, para recuperarlos generalmente al día siguiente". Independientemente del país, los hijos de familias pobres tienen peores resultados que los hijos de familias ricas. Y, esto es así, porque existe una relación entre la situación de la familia y el resultado educativo:  la familia desempeña un papel esencial "que afecta al producto final".

Para estudiar un sistema educativo se puede realizar desde fuera, analizando su fincionamiento, o desde adentro, estudiando las entradas y salidas del sistema. Es necesario conocer el sistema educativo por dentro para poder analizarlo y para entender las relaciones entre entradas y salidas y ver que las salidas no son una consecuencia directa de las entradas. Este análisis pone en evidencia que el modelo causa-efecto o entradas-salidas es insuficiente para explicar lo que sucede dentro del sistema educativo.

Por último, el sistema educativo debe tener "un equilibrio para permitir el crecimiento de todo el sistema social". Si el sistema educativo crece sin parar en detrimento de la sociedad "no solo representará un despilfarro de energía y recursos" sino que será catastrófico para el conjunto de la sociedad. Pero también será catastrófico si el sistema educativo no recibe los recursos necesarios para su desarrollo y su buen funcionamiento.

16 de febrero de 2012

Crisis y Cambio en Espiritualidad y política

Antes de finalizar con el libro, Espiritualidad y política, de Cristóbal Cervantes, voy a aportar mi propia visión del libro. Esa visión girará entorno a dos grandes temáticas que reiteradamente han sido desarrolladas a lo largo de los artículos seleccionados para el blog. Esas dos temáticas son: crisis y cambio y relación entre espiritualidad y política. La mayoría de los artículos comentados abordan directamente- o indirectamente- una o ambas temáticas.

Voy a dedicar, a cada una de estas temáticas, un artículo entero. En este primero, hablaremos sobre la crisis y el cambio. Prácticamente, la totalidad de los artículos comentados en el blog, abordan la crisis y el cambio como un hecho inevitable, irreversible y consustancial al momento histórico que vivimos. La crisis ya no es un hecho pasajero sino permanente. Ha dejado de ser algo transitorio e indeseable, a constituirse en algo que caracteriza nuestro tiempo. La crisis no podemos evitarla o sortearla sino que debemos afrontarla sin temores y sin cuartadas.

La crisis define a nuestro tiempo. Es el principio de una nueva era que se caracterizará, cada vez más, por poner patas arriba nuestro sistema de vida basado en creencias (auto)destructivas, que ponen en serio riesgo la viabilidad de la especie humana y de cualquier forma de vida en el planeta. Es, como apuntan algunos autores de Espiritualidad y política, una crisis civilizacional - espiritual en el fondo-. Una crisis que afecta profundamente al ser humano en su totalidad y a su proyecto vital en la Tierra.

La crisis del actual modelo de civilización- materialista, economicista- revela la necesidad acuciante de cuestionar y de buscar un nuevo paradigma civilizatorio que no se limite simplemente a sustituir al anterior.¿No nos engañaríamos, si creyéramos que el problema está solamente en el molde mental en qué nos movemos? Hay algo más. Cualquier molde- paradigma civilizatorio- responde a la imagen de humanidad que hemos elaborado. Es precisamente esa imagen la que determina con más fuerza que fundamenta ese molde mental- ese paradigma- en el que estamos atrapados como en una teleraña. No puede haber cambio, mientras no observemos con detenimiento esa imagen de humanidad. ¡Afrontemos esa imagen, transformándola! Ahí, es dónde erradica el cambio. El cambio está contenido en la mirada. El cambio no operará sino transformamos nuestra mirada de la humanidad. En la mirada está la clave.

¿Qué ha entrado en crisis y dónde debe dirigirse el cambio? Esta pregunta sintetiza muy bien cuál es la intención del libro Espiritualidad y política y de muchos de los artículos que he comentado en el blog. La mayoría de los autores de Espiritualidad y política apunta a una crisis de conciencia como origen de la crisis. La conciencia es el origen de la crisis y el cambio debe maniobrar precisamente en el ámbito de la conciencia. La conciencia materialista ha entrado en una profunda crisis. Y, con ella, su sistema de creencias y de valores. Su visión del mundo y de la vida está entredicho. La crisis de esta conciencia materialista es la que debe impulsar la gestación y el nacimiento de una nueva conciencia planetaria, postmaterialista y cosmológica. He ahí, donde está el reto de la humanidad: darse cuenta y favorecer el cambio hacia esta nueva conciencia. El libro Espiritualidad y política está en esta dirección.

27 de enero de 2012

María Elena Ferrer: De lo profano a lo sagrado

"Lo que es esencial para todos es darnos cuenta de que una fuerza naciente está disponible para la humanidad, y a esa ferza la llama Harvey activismo sagrado. Esta fuerza está alineada con el poder divino y es la fusión de las dos pasiones más nobles del alma humana: la pasión del místico por lo sagrado y la pasión del activista por la justicia. Cuando estas dos pasiones se unen, nace una inconmensurable fuerza de amor y sabiduría en acción". (Espiritualidad y política, página 240)

"La política y la espiritualidad son de esas cosas de la vida en las que todos queremos participar y disfrutar de sus beneficios, pero con las que generalmente no sabemos cómo identificarnos" Así es como, empieza su artículo María Elena Ferrer. La primera cuestión es esclarecer qué entendemos por política. En primer lugar, la política- concretamente el ejercicio político- exige siempre de la participación de la ética. Ética es necesaria para que pueda funcionar la política y pueda maniobrar el político responsable y serio. La política exige de una sensibilidad ética sin la que carece de sentido y sin la que se corrumpe el político. En segundo lugar, el ser humano tiene la necesidad- el problema, en realidad- de repartir los bienes materiales entre los integrantes de la sociedad, es decir, encontrar un modo de repartir esos bienes que "justifique"- legitime- ese reparto. Esto deriva en la creación de un poder y en la necesidad, a su vez, de legitimar ese poder. En este sentido, la política sería "el arte de repartir viablemente bienes, poder, rango". Ésta no es una cuestión baladi. Es, sin duda, uno de los mayores retos de cualquier sociedad y ahora de la humanidad como consecuencia del proceso de globalización.


Esta política de repartición de bienes, poder y rango tiene lugar en el transcurso de la historia "evolutiva" de la humanidad. De hecho, la historia política de la humanidad es la " historia del fracaso y del restablecimiento de ese arte". La historia de la humanidad transcurre en paralelo a esta historia política. Son indisociables. La historia política ha sido la historia de unos pocos individuos- normalmente, reyes, dirigentes políticos,...-. La lucha de esos pocos, por conseguir el rango- la posición- que legitime el poder para tomar decisiones, ha constituido- y continua siendo- el núcleo esencial de la historia de la política. Para comprender, hemos de considerar los condicionamientos- culturales, sociales, económicos...- y los motivos que están detrás de las decisiones políticas. Son esos condicionamientos históricos los que moldean cómo se legitima ese poder y cómo se ejercita.

La historia de la humanidad se dirige hacia la búsqueda del amor y de la verdad. Valores que derivan, en otros como la "libertad, cooperación, justicia, igualdad, tolerancia, coraje". Los grandes "visionarios" y "pensadores" políticos soñaron y trabajaron para crear una sociedad libre de la mentira y de la violencia. La historia de la humanidad también contempla precisamente valores opuestos al amor y a la verdad.

La historia de la humanidad es el reflejo de la evolución de fuerzas opuestas en el seno de una sociedad:
 "Hemos necesitado toda nuestra historia, con sus más y sus menos, para ser lo que somos ahora. Las fuerzas opuestas van y vienen como las olas del mar. Cuando vemos que el viejo se hace obsoleto e inservible, bloqueando todo posible progreso, se produce un giro en los acontecimientos. En tales circunstancias, es natural y necesario que surjan y se busquen vías para el progreso. El orden precedente ha de ser absorbido por el progreso, pero no borrado. No hace falta empezar de cero, así como no hace falta regresar a las cavernas para intentar una nueva estructura social. "

Actualmente, nos encontramos en medio de una transformación. Un cambio de orden. La humanidad parece haber llegado a una via "muerta" y está buscando una "salida" que no pase por un nuevo "ismo". No se trata de crear alternativas al orden establecido- que ya existen-  sino de voluntad para actuar y acabar con los intereses establecidos. Esa voluntad ya no es sólo la de los políticos sino fundamentalmente la de los ciudadanos. Los políticos no deben decidir sobre cuestiones esenciales sin tener presente la voluntad de los ciudadanos.

El movimiento por el cambio global se está abriendo paso. Lo vemos en la influencia creciente de las redes sociales y de Internet en nuestros hábitos de vida, en la política y en los movimientos sociales. Las personas no son simples cosas a las que se deba administrar desde la motivación y el control. Las personas son seres multidimensionales e interrelacionadas, com tal deben ser respetadas.

 No se puede concebir a la sociedad y al individuo como entidades separadas entre sí. Una sociedad es una red de relaciones. Cuando hablamos de la relación individuo- sociedad tenemos que considerar- a priori- que no existe un conflicto de intereses porque "en realidad ambos son uno". Sin embargo, la creencia, que cada individuo debe cuidar de sí mismo, o como mucho, de los suyos, está muy arraigada socialmente. Especialmente, en las sociedades occidentales. Se debe a que creemos que somos algo separado de la sociedad. Hay una tendencia a extraer tanto como se pueda de la sociedad y a evitar el contribuir o el hacer algún sacrificio por la sociedad. Estas dos actitudes son las que predominan en la sociedad y cambiarlas lleva a combatir esta falsa creencia de separatividad.

La felicidad de la humanidad depende del bienestar de los individuos. La sociedad provee al individuo de las condiciones necesarias para su óptimo desarrollo. Por eso, cada persona no sólo debe reparar su deuda con la sociedad sino también debe aportar algo más al servicio de la sociedad. Los conflictos siempre surgen del egoísmo, la ignorancia y la tendencia de algunos a dominar y a explotar. Los individuos son fuente de desorden pero, al mismo tiempo, son "medio de nuevos conocimientos, habilidades, visiones y acciones que hacen que la sociedad avance". El verdadero bienestar no consiste en sacrificar los intereses de ninguna de las partes- sociedad e individuos- sino en el crecimiento de ambas en un contexto de armonía. Entender esto es crucial.

La interdependencia de los seres humanos con sus sociedades se extiende a toda la creación. Las cosas están profundamente interrelacionadas en la creación. Son parte de un todo integral. Todo- lo que vemos o no- está relacionado y es interdependiente. Todo tiene su espacio y su papel asignado en la naturaleza. Todo comparte el mismo "espíritu":
"El universo parece una colección de objetos dispares, pero todas estas cosas en apariencia no relacionadas realmente son parte de un todo integral. La unidad es inherente  la diversidad. Todo lo que vemos, e incluso lo que no vemos, está relacionado y es interdependiente. Todo tiene su propio lugar y papel asignado en la naturaleza. Todo comparte el mismo espíritu."
Cuando se piensa en "ese" espíritu, algunos creen que es una "abstracción metafísica", algo que no es "real" que pertenece a otro mundo, que no es el de los sentidos, pero "el espíritu también tiene aspectos físicos". Pertenece a este mundo. La espiritualidad afirma que "lo divino"- lo espiritual- se manifiesta en "cada particula de materia". No es algo del "otro" mundo. La Física entiende que la materia y que la energía no son distintas: "La materia es una forma de energía omnipresente que se ha condensado en partículas nucleares que a su vez se han unido para formar átomos, moléculas, compuestos químicos y todas las cosas vivas y no vivas. Vemos que no hay diferencia alguna entre ellas, los elementos de una molécula de plomo son iguales a los de una de oro. Todo está "hecho de lo mismo" ". Así pues, como hemos dicho antes, el espíritu no es algo "sobrenatural". Es una energía "que aparece en el mundo físico" y que percibimos por medio de nuestros sentidos. Todas las cosas materiales son la manifestación de ese Espíritu Único: "Todas las cosas materiales son en realidad ese Espíritu Único manifestándose por medio de una combinación de vibraciones que se encuentran dentro del ámbito sensorial." El espíritu es la "conciencia pura" que "integra y desintegra las formas por medio de la vibración sonora, lo que sus sentidos "le dicen" ". Esta integración- y desintegración- se logra por medio del lenguaje que articula una ley común que gobierna toda la creación: "todos somos uno".

Este espíritu único va unido a la conciencia de unidad con la humanidad. Esta conciencia de unidad es omnipresente en la antigua India donde no hay distinciones entre yo, tú, él o ella. También, África nos brinda a través de su filosofía ancestral Ubuntu esta conciencia de unidad. Contempla a la humanidad como un todo armonioso. Es una forma de pensamiento muy alejada de nuestro individualismo. El pensamiento Ubuntu preconiza una máxima "formo parte de un todo, por eso existo". Esta máxima situa "al individuo en la comunidad, socialmente cohesionado, y como ideal Ubuntu promueve la cooperación entre individuos, culturas y naciones". Esta conciencia unitaria de la humanidad es una ruptura de la noción de separatividad. En vez de identificarnos por aquello que nos diferencia, deberíamos definirnos por aquello que tenemos en común. Aún, no hemos llegado a un nivel de conciencia que permita reinvertir el proceso: primero, la humanidad en su conjunto, y, después, las diferencias entre individuos, grupos y pueblos. Cuando emerja esta conciencia de unidad "Ya no nos fijaremos en las apariencias, sino en lo importantes que somos los unos para los otros".

Conectando, con todo lo dicho, debe producirse un cambio radical en la definición del liderazgo y en cómo los líderes deben liderar. Este cambio afectará a la propia identidad de los líderes, esto es, sus acciones, sus relaciones y sus percepciones acerca del mundo. ¿Cómo debe ser el nuevo liderazgo? El nuevo liderazgo debe combinar dos aspectos: la capacidad directiva y visionaria con las acciones de base. El líder emergente no llega el primero sino "con todos y a tiempo". Ese lider está llamado a ser un "lider sagrado"- en palabras de Andrew Harley- y tiene que combinar sus habilidades de liderazgo con el poder espiritual "de la co-creación sagrada".

Andrew Harvey tiene una visión sobre la actual crisis global. La llama la Noche Oscura de las Especies y concibe a estos nuevos líderes como "matronas" que asisten al nacimiento de una nueva humanidad.
Esta asistencia se verá en tres dimensiones:
1- En la agrupación de miles de personas en asociaciones y en ONGS, el establecimiento de redes y el impulso de los movimientos de base.
2- Desde el impulso de las nuevas tecnologías.
3- El surgimiento de un misticismo universal que harán accesibles metodologías para que quien quiera pueda transformarse a sí mismo.

Esta fuerza, que está disponible para la humanidad, Andrew Harvey la llama activismo sagrado. Esta fuerza está alienada con el poder divino y es el resultado de la fusión de "la pasión del místico por lo sagrado"y "la pasión del activista por la justicia". Cuando estas dos pasiones se unen, nace "una fuerza de amor y sabiduría en acción". A partir de este activismo sagrado, la pregunta que surge es ¿cómo o qué tienen que hacer los líderes sagrados para ser las madronas de esta nueva humanidad? Andrew Harvey diferentes propuestas. María Elena Ferrer destaca el trabajo "continuo con la sombra". ¿En qué consiste? Las personas necesitan reconocer sus fortalezas para impulsarse y sus debilidades para observarse y aprender. Más aún un líder. Trabajar continuamente con "nuestra" sombra es un reconocimiento de las debilidades que se "esconden en la oscuridad interior" de cada uno de nosotros. Un líder tiene que lidiar con dos sombras relacionadas entre sí: Una, la sombra colectiva de la humanidad y dos, cómo la propia sombra coopera y contamina la sombra colectiva. Este planteamiento no es nuevo, pero sí, su entendimiento y su alcance. Y, en eso estamos.

12 de enero de 2012

Miguel Aguado: Política Zen

"Una política Zen sería, en definitiva, aquella que de forma tranquila, sencilla, con distintas miradas con valores humanos o espirituales y más femeninos y con capacidad de comunicación pretende buscar la felicidad para todos. Nuevas formas de ver las cosas, nuevos valores; nuevas formas y sobre todo corazón en todo ello. Sencillo y complejo a la vez. Por eso creo firmemente que se puede ser budista, cristiano o simplemente humano y político; es más, no creo que pudiese ser de otra forma." 
 (Espiritualidad y política, página 260)

En Política Zen, Miguel Aguado analiza dos aspectos esenciales de la política, a saber, el fondo y la forma. Ambos aspectos son dos expresiones- aunque complementarias- de una manera de concebir y de hacer política, ya sea la tradicional, donde prima más la forma que el fondo de la política, o, ya sea la política Zen, en la que, por contra, se revaloriza el fondo en detrimento de la forma de hacer política. Esta es la tesis fundamental del artículo de Miguel Aguado. Veamos en qué consiste más detalladamente esta tesis.

Creemos más al político que utiliza en su discurso"términos económicos, complejos datos y referencias técnicas" porque se aproxima mejor a la "realidad" cotidiana de los ciudadanos. Nos habla de lo posible, de lo real. Por contra, aquel que habla de sentimientos, valores o ideales parece alejarse de la realidad. Nos habla de lo utópico, de lo irreal.Tendimos a no creerlo o a desconsiderarlo.

Sin embargo, la realidad es muy distinta. Buscamos una política con valores positivos. La gente busca valores identificables con la felicidad: "la verdad frente a la mentira,el diálogo frente a la discusión, la tranquilidad frente al conflicto." No queremos ser infelices. El problema está cuando hablamos de política- gestión y mejora de la sociedad- porque ponemos en liza valores contrarios a la felicidad.

El Zen nos podría servir para entender la unión que debería existir- a juicio de Miguel Aguado- entre la política, la espiritualidad y la vida. ¿Qué es el Zen? Podríamos definirlo como "una sabiduría, una manera de relacionarse con todas las cosas de tal forma que se busca siempre la justa medida, la superación de los dualismos y la sintonía con el todo". El Zen no es una religión. Es una forma de relacionarnos sin conflicto, donde predomina la armonía y el no-dualismo.

Otra definición de Zen más vinculada a la cotidianidad es "cuando tienes hambre, comes; cuando tienes sueño, duermes." Esta definición refleja la actitud zen: empieza por hacer con la máxima atención las cosas más cotidianas. Entonces, observamos que se diluye toda dualidad y desaparece toda contradicción: "estás todo tú en todo lo que haces." Esta es la actitud esencial del Zen: la no- dualidad y la no-contradicción.

¿Qué se plantea desde el Zen? El Zen plantea tres aspectos: El primero es"destronar al ser humano de su creencia de estar ubicado en el centro de todo". El segundo aspecto es que no estamos separados de la naturaleza, sino que somos parte del todo. Y, por último, el Zen se concentra con la mayor atención posible en la experiencia directa de la realidad. Son los tres aspectos esenciales de la enseñanza Zen.

¿Cuál es el fondo de las ideas? Georges Lakoff coescribió un libro titulado Metáforas de la vida cotidiana. En él, elaboró una tesis provocadora: las metáforas condicionan de manera decisiva nuestra forma de percibir la realidad, de pensar y de actuar. Lakoff - y su compañero Mark Johnson- ponen un ejemplo para demostrar hasta qué punto nos dominan las metáforas:
"Para nuestra cultura, discutir es combatir. En castellano, como en muchos otros idiomas, aceptamos sin rechistar la metáfora "Una discusión es una guerra", y la reforzaremos mediante un vocabulario belicista y una lógica de confrontación, en la que un interlocutor ataca los puntos del otro, se tira con bala si se dispone del suficiente arsenal dialéctico y se atacan los argumentos del contrario, que puede atrincherarse en sus posiciones, defender su territorio o contraatacar e forma combativa, hasta que uno se impone y gana la discusión. Imaginemos lo distinto que sería discutir si perteneciéramos a una cultura donde rigiera la metáfora "Una discusión es un baile". Los interlocutores tendrían que colaborar entre sí y marchar al compás, y primaría la armonía sobre la victoria, el ritmo sobre la refutación, el goce estético sobre el dialéctico".
 Este ejemplo, podemos trasladarlo al terreno de la felicidad. ¿Qué nos hace felices? Según la metáfora que nos "domine" podemos creer que "más dinero es mejor" para (llegar a) ser felices, o bien, cuestionar directamente esta metáfora cultural. La actual crisis económica está obligando a revisar la metáfora "más dinero es mejor". Evolucionamos hacia una sociedad más postmaterialista. Si nuestra máxima es ser felices, nuestro anhelo colectivo ha de procurar la felicidad al mayor número de personas. El deber de los políticos es que la gente sea feliz o, al menos, que la gente sea menos infeliz. Aquí encontramos un punto de unión entre política y espiritualidad: trabajar para la felicidad de los demás.

¿Cómo se puede trasladar al ámbito de la política? Miguel Aguado acude, una vez más, a dos metáforas: "el bienestar es prosperidad material" y "el bienestar es felicidad". Cada metáfora ejemplifica una manera de "medir" el nivel de desarrollo de una sociedad. Tradicionalmente, la política ha considerado la metáfora "el bienestar es prosperidad material" y, en consecuencia, ha desarrollado un indicador: PIB(Producto Interior Bruto)para medir ese nivel de desarrollo, atendiendo solamente a aspectos económicos y materiales. Sin embargo, se está abriendo paso la metáfora "el bienestar es felicidad" en la política, siguiendo la estela de Bután, un pequeño país asiático, con un nuevo indicador: FIB(Felicidad Interior Bruta)que mide la evolución y el progreso de un país con indicadores ligados a "aspectos educativos, de salud, de sostenibilidad ambiental, de respeto y cuidado de los más débiles,..etc" además de los estrictamente económicos.

Hoy, debemos valor y medir otros parámetros diferentes a los económicos. Como subraya Miguel Aguado muy acertadamente"Debemos valorar la situación de una sociedad con otros ojos, con otros valores que los meramente economicistas. Porque cambiar una sociedad a un modelo más socialdemócrata donde las personas son, no podría ser de otra manera, el eje central exige medir y valorar de otra manera. Tenemos que introducir como valor la política, el corazón, en la hoja de cálculo." Esta nueva política- la política Zen- debe dirigirse hacia un"caminar por la vía suave". Se necesita un cambio de valores. Un cambio que debe traducirse en valores como"solidaridad, paciencia, cooperación, diálogo, ponerse en el lugar del otro, ternura y tolerancia" que deben ser medios y fines de una "política con mayúsculas". Cabe añadir la necesidad de apelar y de integrar el optimismo, la confianza y el positivismo en la política frente al pesimismo, el miedo y el negativismo que reina por doquier y que no lleva a ningún puerto.



¿Por qué no otorgamos la misma importancia a las personas que las deben llevar a cabo? 
Los políticos deben ser objeto de una atenta observación por parte de la ciudadanía. Cuando los políticos- y por ente la política- se alejan de los valores humanos/espirituales, son percibidos como personas distantes y ajenas a la ciudadanía. Si, pensamos en grandes líderes, les recordamos más por sus "discursos", sus "afectos" y sus "acciones". En otras palabras, porque hicieron política y no "gestión de lo posible", sino que "Pensaron, hablaron y actuaron con el corazón". Deberíamos considerar y preguntarnos, si los políticos que toman decisiones, responden al interés general, a un interés específico o bien a su propio interés. A su vez, los políticos deben aprender a gobernar sin imponer "sus" ideas a la sociedad sino articular la voluntad de la sociedad. Avanzar en la democracia para que la opinión de más gente pueda influir en la toma de decisiones políticas. La cultura democrática y las redes sociales nos permiten avanzar en esta dirección. Y, finalmente, deberíamos avanzar en sistemas de control para que prevalezca la política del interés general frente al "uso" de la política del interés particular. En definitiva, "los problemas de la democracia se arreglan con más democracia".

Hemos estado hablando del fondo, ahora vamos a centrar nuestra atención en la forma.

Drew Westen explica en su libro, el cerebro político, que los partidos conservadores activan mejor los circuitos neuronales emocionales de los votantes indecisos mientras que los partidos progresistas revelan "un compromiso emocional e irracional hacia la racionalidad". También, George Lakoff en su ensayo, la mente política, detecta una mayor propensión de los partidos de izquierda a valorar la verdad y la racionalidad. Los políticos deben asumir el reto de dirigirse a la inteligencia de las personas y no a sus miedos.

Esta nueva política dirigida hacia la esencia de los valores- cuyo origen está en Europa- está surgiendo con fuerza en la política estadounidense. En los 80, se comenzó a valorar cómo persuadir al ciudadano/votante en los EE.UU. Esta nueva concepción de la política donde el contenido- el fondo recordemos- está supeditado a la forma de hacer política (marketing, en fondo), causó furor en Europa. Paralelamente, se volvió a dar valor al contenido frente a la forma en las últimas elecciones presidenciales de los EE.UU: "El mensaje, el susurro al oído, las ideas, las formas coherentes con las ideas dieron su fruto. (....) No es causalidad que en la principal potencia del mundo, el candidato con mayor presupuesto de la historia tuviese actos con una escenografía tan "cutre" en actos de pocas personas, pero hablando de tú a tú a millones de personas". Mientras, en Europa continuábamos en la dirección contraria. De este curioso viaje de ida y vuelta- como muy bien dice Miguel Aguado- podemos extraer la siguiente conclusión: la visión de la política con valores, como modelo europeo, cambió a la mercadotecnia de los EE.UU. y debería volver a Europa tras su paso por América.

De lo dicho anteriormente, ¿cómo debemos enfocar la acción política? Miguel Aguado habla de contrastar dos formas de política- marketing frente a la didáctica- y, dos perfiles de políticos- hoja de cálculo frente a PowerPoint-.

La política basada en el marketing estudia al individuo para conocer "sus costumbres, sus gustos, sus ideas o tendencias" con el objetivo de "hacerle llegar un producto o un servicio" al gusto del cliente. En ese sentido, la política del marketing se hace a base de estudios de opinión.Estos estudios consisten en "para saber que quiere la población, segmentando por edades y tipologías, luego se adorna con formas atractivas y, finalmente, se les "vende" esas ideas con esas formas como "ofertas" electorales." Esta política simplemente facilitaría el conocimiento de aquello que demanda la ciudadanía. La política de marketing sólo puede estar en manos de tecnócratas y de "actores políticos" y sólo puede ceñirse a la gestión de lo posible.

La política basada en la didáctica es la mejor forma de convencer con argumentos sobre cambios y avances sociales. Sólo pueden ser didácticos aquellos políticos que tienen claro lo que quieren y lo que sienten y aquéllos que tratan de compartir nuevas ideas y nuevos valores con la ciudadanía. La "política didáctica" es la que nos conecta con la política real, la que emociona, la que busca la mejor manera de comunicar, de llegar, de convencer a la gente y de dialogar entre ideas y propuestas. Aquí el marketing ya no sirve, aquí se necesita la didáctica.

Si trasladamos esa diferencia al mundo tecnológico, podríamos identificar la vieja política, la del marketing, con la hoja de cálculo: "Se introducen datos, estudios y de forma automática nos dice qué se puede hacer". Como hemos dicho, repetidamente, "es la política de lo posible", de lo calculado. La nueva política, la de la didáctica, se identifica con el PowerPoint, que nos permite hacer llegar visualmente ideas, propuestas y datos que invite a reflexionar. Este segunda herramienta tiene que ver más con la visión humana de la política. Un detalle interesante de estas dos herramientas- Excel y PowerPoint- es que una hoja de cálculo puede integrarse en una presentación en PowerPoint, pero no al revés. En la política actual abundan más políticos "grises" y "tecnócratas"-de hojas de cálculo- que políticos motivadores y persuasivos- de PowerPoint-. Cambiar esto es cambiar la forma de concebir lo público y lo político. Quedemos con esto último, porque ahí es donde erradica la transformación de la política.

22 de julio de 2011

Síntesis del libro El decrecimiento explicado con sencillez. 2 Parte

En esta segunda entrega de la síntesis del libro El decrecimiento explicado con sencillez de Carlos Taibo vamos a resumir los capítulos del 6 al 10, ambos incluidos. Estos capítulos que aludimos son: Crecimiento, Consumo y Bienestar; La propuesta del decrecimiento; El arraigo de los Principios del decrecimiento; Menos complejos, menos urbanos y Decrecimiento y Demografía.

En Crecimiento, consumo y bienestar, la renta per cápita en EE.UU. hoy es tres veces superior a la que registraba al terminar la Segunda Guerra Mundial. Y, sin embargo, el porcentaje de norteamericanos que confiesa ser cada vez menos feliz ha ascendido. No obstante, en estadios inferiores del desarrollo la disposición de dinero es vital y guarda una relación estrecha con el bienestar. Parece demostrable que dejados atrás esos estadios iniciales del desarrollo el consumo excesivo es un indicador de infelicidad más que una señal de bienestar. Por otro lado, damos por descontado que cada nueva generación vive mejor que la anterior. Aunque esta percepción tiene su fundamento, parece que se acumulan argumentos que concluyen que ha dejado de servirnos. En un terreno parecido, cada vez hay más gente que no añora la vida de antes y que no hay ningún motivo para idolatrar el crecimiento económico. En los últimos decenios hemos asistido a la consolidación de 2 hechos singulares: los obreros de antaño se han transformado en algo diferente: aunque presumen de su rechazo al capitalismo prefieren ignorar que sus prácticas de consumo son las de la burguesía al tiempo que prefieren olvidar su incapacidad para abandonarlas. Y, un segundo hecho es que mientras los niveles de consumo son altos, la pobreza se ha ido extendiendo.

En La propuesta del decrecimiento, es importante formular 2 precisiones en relación con la propuesta del decrecimiento:
1- No se trata de llevar a cero los niveles de producción y de consumo: se trata restaurar el equilibrio con el medio ambiente que la industrialización, la urbanización y el colonialismo ha roto.
2- El proyecto del decrecimiento no es un proyecto “puritano”. En la propuesta de crecimiento se reivindica una vida social frente a una vida marcada obsesivamente por el consumo, la productividad y la competitividad que nos ofrece en nuestra sociedad.

Hay que señalar que la propuesta del decrecimiento no se agota en la demanda de la reducción en los niveles de consumo y de producción en el norte. Implica la defensa de principios y valores muy diferentes de los que impera hoy. Vamos a enumerarlos:
1- La primacía de la vida social frente a la lógica de la producción, el consumo y la competitividad. Es difícil que eso suceda sino se sale del capitalismo.
2-  El decrecimiento acarrea una crítica a la mayoría de las formas de ocio vinculados con el consumo y con el dinero. Apuesta por un ocio creativo.
3- El reparto del trabajo.
4- El establecimiento de una renta básica de ciudadanía para atender a los problemas, que se revelarán cuando se aplique un programa de decrecimiento.

5- La reducción del tamaño de las infraestructuras productivas, administrativas y de transporte.
6- La recuperación de los elementos de la vida local frente a la lógica de la globalización. Esa recuperación se debe asentar en la descentralización y la descomplejización y debe traducirse en un renacer de la vida rural frente a las megalópolis.
7- En el terreno individual, la sobriedad y la sencillez deben presidir la vida. No está de más incluir en este apartado la defensa de la lentitud como elemento articulador de la vida social.

En El Arraigo de los principios del decaimiento, los principios y los valores del decrecimiento los podemos encontrar en el pasado y en el presente actual:

1- Muchos de esos principios y de esos valores los podemos ver en las prácticas del movimiento obrero de siempre.
2- Un segundo ámbito de la filosofía del decrecimiento es el que aporta la llamada economía de cuidados. Protagonizada por mujeres fundamentalmente, se manifiesta a través del cuidado de niños y ancianos. Se asienta en la gratuidad y en la entrega y tiene una honda dimensión ecológica.
3- La propia institución familiar refleja la influencia de los principios y los valores del decrecimiento. En la institución familiar impera la lógica del don, del regalo y de la gratuidad.
4- Los abuelos han hecho gala de una austeridad y de una búsqueda del saber vivir.
5- Muchos de esos pueblos que nos empeñamos en descalificar como primitivos y atrasados, sin embargo, su primitivismo y atraso los sitúan muy por encima de nosotros en lo que hace referencia a la vida social y al respecto al medio ambiente.

En Menos complejos, menos urbanos, detrás del decrecimiento es fácil de apreciar la influencia de 2 grandes proyectos:
1- Sociedades menos complejas: Empecemos por la descomplejización: las sociedades capitalistas han tendido a perfilar sociedades cada vez más complejas. La dependencia de estas sociedades a factores externos ha sido cada vez mayor y la posibilidad de sortear estos factores resulta ser cada vez más reducida.
2- Cuestionamiento de las virtudes que se atribuyen a las ciudades y reclama la vuelta al mundo rural. Parece que hubiera empezado a desvanecerse todo aquello que atrajo a las ciudades a tanta gente del campo.


En Decrecimiento y demografía, el proyecto del decrecimiento incluye una dimensión demográfica. Si en términos generales afirmamos que vivimos en un planeta con recursos limitados, no tiene ningún sentido crecer ilimitadamente. Este mismo argumento debe aplicarse a  la población. En el discurso oficial se nos repite que el problema demográfico se halla en vías de solución: habrá una reducción en el ritmo de crecimiento de la población que conducirá a su estabilización entorno  a los 10000 – 12000 millones de habitantes. Es preciso señalar que el problema que nos planteamos no es estrictamente demográfico sino que remite a cómo construimos nuestras sociedades desde el punto de vista político, económico, social o ecológico. A la pregunta cuántos seres humanos pueden vivir en el planeta hay que responder con un depende. Depende de cuál sea el modelo de ser humano que tomemos en consideración.
Mas allá de esto, resulta evidente que la propuesta del decrecimiento tiene que traducirse en activas políticas de control de la natalidad. Esas políticas de control no deben guardar ninguna relación con un proyecto de exclusión, y en su caso de exterminio, de una buena parte de la población mundial.